Discos de la década: Adam Green

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Discos de la década: Adam Green


Llevaba muchos años dando vueltas, pero pocas veces el anti-folk había tenido tanto protagonismo como durante el cambio de siglo en Nueva York. El deseo de ser irreverente había inundado las letras de multitud de artistas (no es casualidad que sea también la época del electroclash), y algunos utilizaron las herramientas del folk anglosajón para reírse del género, y por extensión del sistema.

Son muchos los grupos y solistas que en esta época aparecen vinculados de una manera u otra al anti-folk. Graban sus canciones en sus casas, con pocos medios, y se dedican más a actuar en directo que a centrarse en redondos discos de estudio. Algunos de ellos irían evolucionando hacia proyectos más sofisticados, como Feist o Adam Green, que después de formar el dúo de culto Moldy Peaches junto a Kimya Dawson, emprendía una carrera en solitario con puntos en común, pero bastante diferente.

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‘Friends Of Mine’, el segundo álbum de Adam Green, está lleno de humor. Sus 15 canciones pueden entenderse como 15 chistes. Empollarse las letras es un poco frustrante debido a los sinsentidos constantes y a un excesivo surrealismo que llevó al disco a ser tibiamente considerado por la crítica de la época, pero algunas de las frases que suelta Adam con su vozarrón se graban para toda la vida.

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El single del disco es ‘Jessica’, está dedicado abiertamente a Jessica Simpson (se cita su apellido en el estribillo) y su preocupación principal es que la cantante ha perdido su amor. En otras canciones Adam dice que quiere follar con chicas sin piernas, se congratula de lo fácil que es ser un chico y lo duro que es ser una chica, nadie sabe muy bien si irónicamente o no, y se empeña en mostrar su deseo de ir a una granja de conejitos.

Una de las mejores canciones y una de las pocas a las que se puede encontrar un sentido global y completo es ‘Friends Of Mine’, en la que Adam se enamora de la madre de su chica, pero se excusa con la hija diciéndole que puede presentarle a algunos de sus amigos, si le deja.

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Todo lo que canta Green es hilarante, pero quizá lo que termina de hacer el disco tan grande es el juego entre lo que es humor y no lo es, gracias al poder de las melodías y las cuerdas. Pocas veces los violines ha aparecido tan bien integrados en las canciones de un disco. Nunca resultan cansinos ni recargan para mal las canciones. Todo lo contrario, proporcionan un efecto afilado y contradictorio, divertido si escuchas las letras, y dramático si no las estás escuchando.

‘We’re Not Supposed To Be Lovers’, lo que parece la balada más triste y bonita del disco, acaba con una frase de nuevo desconcertante. «Imagina a una persona que has olvidado / besando a tu hermano o a uno de tus amigos / Imagina a un humorista herido / cortándose el pelo de nuevo». ¿Es una figura dramática, humorística o no merece la pena ni pararse a pensarlo porque Adam estaba tan colocado cuando la escribió que simplemente puso lo primero que se le pasó por la cabeza?

Es difícil asegurarlo, pero tampoco puede pasar desapercibido ese «quiero morir porque el gobierno ha mentido». ‘Friends Of Mine’ sale dos años después de los atentados del 11-S y es difícil disociar el desencanto que en el fondo encierra el disco de la decepción generalizada que vive el mundo. Las mentiras del gobierno del deseo de escribir y cantar cosas irreverentes y políticamente incorrectas para rebelarse.

Usando las armas del folk y de lo clásico para hacer un disco de todo menos «folk» y «clásico», Adam Green renunció al lo-fi de Moldy Peaches para ahora sí, escribir 15 temazos que podían encantar a cualquier fan del folk anglosajón y, por las novedades aportadas, también al que no lo era.

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