La llegada de Sr. Chinarro a Mushroom Pillow, tras el fiasco de paso por Sony BMG, irónicamente supuso un giro definitivo hacia el pop en su carrera. Después de un par de singles claros en ‘El fuego amigo’, la tendencia se confirmaba en ‘El mundo según’, lleno de estribillos certeros y letras que se entienden pero que, como advierte el título del CD, no dan la espalda al antonioluquismo.
A él no le importa que le consideren popero. En una mini-entrevista que nos concedía tras la edición de este disco, con respuestas muy cortas pero informativas del tipo «me da dolor de cabeza leer» (y eso que en este disco cita a Kafka), nos contaba que veía claro que los mejores álbumes de su carrera eran ‘El mundo según’ y ‘El fuego amigo’, ambos disco del año para Rock de Lux. «Los dos últimos discos de Sr.Chinarro son los mejores en todos los sentidos sin ningún género de dudas. El trabajo de J y de Jordi Gil ha sido perfecto en cada uno de ellos. (…) Pienso que las canciones están mejor hechas y por eso se escuchan con más facilidad». Además, asociaba el material que sacó durante los primeros años de nuestra década a una época muy mala de su vida. «Me preocupa tener que trabajar en otra cosa y volver a hacerlo todo mal por falta de tiempo y de alegría».
La alegría da lugar a una de las canciones más redondas del disco, ‘El mar de la tranquilidad’, en la que vemos a Antonio Luque encerrado disfrutando del amor («Y ya te tengo en medio de la habitación / Parece un sueño, te doy el pellizco yo / Estás para quitar el hipo / Es tan tonto mi truco de los sustos»), como queriendo permanecer para siempre ajeno al mundo exterior («Llega la luz del día tan rápidamente / Es un cuadro espantoso de palomas de la paz / Que sin nosotros vuelan, no las quiero ver / Con la persiana hasta abajo, así estaremos bien»). O incluso cuando no las cosas no salen tan bien y recupera su personaje atormentado, su resignación suena hasta graciosa en ‘Del montón’: «Pudo ser un amor del montón, pero todo el montón era mío. Pudo ser, pero nunca fue nada y en nada se queda el montón».
A esa sensación de optimismo incluso en momentos de mala suerte contribuyen los ritmos, como en el caso de esta canción, flamencos, con esa referencia al «cante jondo» o en otras pistas del disco, como ‘Gitana’. Además, se cita el Castillo de San Sebastián en Cádiz, la Sierra de El Rosal de Huelva o Morón, provincia de Sevilla, junto a vinos «que no son de la tierra» o sí. Andalucía tiene un protagonismo tanto en lo lírico («nos fuimos entre oles») como en lo musical, del que Antonio Luque se siente orgulloso. Ya está bien de fijarse sólo en lo que nos llega de Reino Unido o EE.UU. «Me fascina en particular la afición indie por el country, que muchos americanos detestan como los indies el flamenco», nos decía.
Aunque ‘El mundo según’ tampoco es un disco tan sureño. ‘La canción de G.G. Penningstone’, tiene cierto deje «girl group» y soul, mientras la mayoría brillan simplemente gracias al talento que ha tenido siempre Sr. Chinarro como cantautor, a veces desde la sencillez más obvia, como ‘La última cena’, y otras con mensajes más crípticos, como ‘Ni lo sé ni lo quiero pensar’, en la que canta «Nuestras casas quedaron muy lejos / Se oye un tiro y te pongo a cubierto / Y en el fuego imagino un gran tenedor / y algún grito y algún bicho muerto», o la indescifrable ‘Esplendor en la hierba’.
‘Militar’ es otra de sus mejores canciones, en tanto que si bien una posible interpretación antibélica es clara, no es la única, y ‘La decoración’ o ‘No dispares’ brillan gracias a sus clásicos arreglos de cuerda. ¿Y quién no ha cantado lo de «qué bonito el campo» al visitar el campo después de este disco? Sí, por un lado, en ‘El mundo según’, Sr. Chinarro, como Los Planetas, encuentra en el flamenco una base para enriquecer su estilo, pero por otra, además, se encuentra en uno de los momentos más luminosos e inspirados de su larga carrera.