Los que seguimos ‘Pekín Express’ con fruición, siempre tenemos nuestros amados y nuestros odiados. Como cualquier reality de cualquier cadena, ‘Pekín Express’ saca lo mejor y lo peor de cada uno de los concursantes, según lo que les toque. Y como es evidente, tiendes a posicionarte de un lado o de otro, según te sientes más o menos identificado con las personas que participan. A veces, gente que al principio te cae fatal termina cayéndote muy bien, por motivos desconocidos. Los caminos de la psicología humana son insondables.
Este año ‘Pekín Express’ ha tenido unas participantes de excepción: Meritxell y Alazne. Madre e hija, han generado una corriente de animadversión como pocos concursantes de un programa de televisión han conseguido: o las amas o las odias. A muerte.
Y es que el paso de ambas por ‘Pekín Express’ ha sido, cuanto menos, polémico. Vale que el casting de este año dista mucho de la primera edición del programa, donde más o menos primaba el buen rollo entre todos los participantes, con sus más y con sus menos, en parte debido a que las condiciones son especialmente duras en una producción de estas colosales características. Pero los usos y costumbres (por decir algo) de estas dos han llevado a muchos de sus compañeros a situaciones límite. Antológica es la bofetada de Silvia a Alazne en mitad de un autobús, que generó todo tipo de de opiniones al respecto. Si bien no es bonito ver este tipo de cosas en televisión, sí que hay que decir que muchos se alegraron de que alguien propinase una buena torta en toda la cara a esta niña, ya que su madre no lo hacía.
Al principio, ver a una madre y a una hija pasándolas putas para conseguir llegar a la meta nos enterneció a todos. Al fin y al cabo, tenemos corazón. Pero cuando Alazne comenzó a mostrar su verdadera cara, a llorar y a gritar como si no hubiera un mañana y a poner zancadillas a diestro y siniestro al resto de participantes, la cosa cambió. Bien es cierto que le han dado al programa un ritmillo bastante gracioso, y que sin enfrentamientos estas cosas no son lo mismo. Pero cuando te das cuenta de que hay dos personas marrulleras y que tienen en contra a casi todos los demás, es por algo. Millones de moscas no pueden estar equivocadas.
El paso de Meritxell y Alazne por el programa de Cuatro ha sido, eso sí, antológico. Hemos visto a la chiquilla llorar, sufrir continuos ataques de ansiedad, gritar a la gente que se iba encontrando por la calle como si fueran sus súbditos, hablar a todo el mundo de malas maneras, patear, berrear, chillar, perder los nervios a la mínima de cambio, quejarse por todo sin parar, no estar conforme con nada… En definitiva, hemos visto a una persona a la que difícilmente aguantaríamos, a no ser que seamos iguales que ella, claro. Aunque ni por esas. Ambas han torpedeado a algunos de sus compañeros, cosa que no está mal -al fin y al cabo, hablamos de un concurso- y han sido capaces de sacar de sus casillas a más de uno con comentarios hirientes de todo tipo. No había más que ver cómo trataban a la gente a la que preguntaban por lugares o direcciones, y que no sabían darles una respuesta. Insultos, salidas de tono y faltas de respeto tan grandes que, a veces lamentábamos que esas personas no supieran hablar español, las entendieran, se dieran la vuelta y les plantasen una buena torta, como la que en su momento le plantó Silvia. Zas, en toda la boca.
Madre e hija ya están fuera del concurso. Aunque la etapa anterior llegaron las últimas, y la dirección del programa había decidido que la tarjeta que contenía el sobre negro fuese de color rojo, el abandono de Carles y Silvia debido a una lesión en la espalda permitió que fuesen readmitidas. Sin embargo, este domingo han sido las últimas, tarjeta roja de por medio. «La carrera no va a ser lo mismo sin vosotras», ha dicho Raquel Sánchez-Silva. Desde luego, porque aunque durante toda la edición nos hayan dado ganas de matarlas con nuestras propias manos, hayamos sentido rabia porque ganasen o deseásemos que estuvieran fuera; le daban una vidilla y una gracia que -a día de hoy- ningún concursante puede aportar como lo hacen ellas. Secretos, conspiraciones, marujeos, enfrentamientos… ¿para qué queremos un reality si no hay nada de eso? Al fin y al cabo estamos hablando de tele y, como bien sabéis todos, «the show must go on». Puede que no hayan ganado el programa, pero desde luego sí se han grabado a fuego en nuestras memorias, pasando a formar parte de ese reducido grupo de personas que recordaremos, ya sea porque nos gustaban a muerte o porque eran insoportables. Que cada cual escoja lo que más le guste.
Si os habéis perdido la actuación estelar de estas dos en el programa, os recordamos que está todo en Internet.