Marlango han publicado este año su cuarto disco, cuyo título sobre casas en los árboles parece ser una respuesta a las diferentes formas de apocalipsis que hemos ido viviendo en los últimos tiempos. El grupo al completo nos atiende para contestar nuestras preguntas sobre Rufus Wainwright, los sellos independientes o Nanouk en un pequeño apartamento en el centro de Madrid, aunque ya os adelantamos quién habla más: Alejandro Pelayo.
El disco suena bastante optimista, ¿cómo habéis llegado hasta este sonido?
Alejandro: «Después de tres discos y tres giras, las canciones van adquiriendo identidades distintas, incorporando cosas de las que te pasan en tu vida personal. Esta vez teníamos ganas de pasarlo bien y hemos llegado a estas once canciones de manera muy ligera, casi de puntillas. Como dice Leonor, «nos hemos quitado el abrigo y la bufanda y hemos abierto la ventana». Las canciones nos empujan hacia esa sensación de: «venga, que no pasa nada»».
El primer single no parece muy optimista por título, ‘The Long Fall’, y letra, pero la música sí. ¿Qué surgió primero en este caso?
Alejandro: «Nos gusta jugar a ese tipo de contraste. Si Leonor viene con una letra de pullazo, le quitamos dramatismo, y si yo toco un acorde que no da muy buen rollo, ella intenta compensarlo. La decisión de qué canción es un single o no, otras veces ha sido más difícil. Aquí el tema tiene una perfecta entidad de resumen del disco, de foto de equipo».
Leonor: «Resume muy bien el tipo de luminosidad del álbum, como reacción a la vida y a la crisis de los últimos dos años, lo que pasa en el mundo, la gripe A…»
Alejandro: «Las frases tipo «el mundo se acaba» nos dan muchas ganas de bailar. Si va a ser verdad, a mí por lo menos que me pille de buena onda».
En la nota de prensa comentáis sobre alguna canción que es sobre lo que sientes al mirar a un bebé. ¿Habéis tenido todos hijos?
Alejandro: «Sí».
Óscar: «Bueno, yo no».
Alejandro: «Hace 3 años no había nadie con bebés en el equipo técnico y ahora hay nueve bebés. Influye mucho a nivel horarios, pero al final no sabes qué está en la canción que tenga que ver con eso. Las giras aportan una dosis más determinante. Quizá en el siguiente álbum se note más que somos padres. Todo es más retroactivo a medio plazo. Cuando estornudas y te pones en el piano, el catarro no es de ese momento, viene de mucho tiempo atrás».
Quizá os ha influido como contraste a esa sensación de «fin del mundo» de la que hablabais.
Leonor: «De ahí viene el título, con la referencia a la casa del árbol. Con la crisis, bajas los cachés de las giras pero te preguntas qué es lo más importante. Si igual con una casa en un árbol ya tienes bastante… Tener niños alrededor te descoloca y a la vez te coloca en otro sitio mucho más básico. Si tengo dos horas libres, me voy a un parque… Aunque por otra parte, la maternidad no tiene por qué resultar en algo más luminoso, también te puede dar por ser más macarra o estar de peor humor».
Alejandro: «Dejas de mirarte el ombligo porque tienes otros ombligos más importantes que mirar. Dejas de tener miedo a cosas que son tonterías y tienes miedos más contundentes».
‘I Don’t Really Wanna Know’ habla sobre la felicidad de vivir en la ignorancia, ¿verdad?
Leonor: «A mí lo que más me gusta es que cada uno escuche el tema e interprete lo que quiera. En esa canción en concreto hay cosas que no consigues explicarte y es mejor no preguntar».
Óscar: «Como se dice en inglés, «ignorance is bless»».
Leonor: «Aunque el otro día nos titularon una entrevista «canciones contra el psicoanálisis» y bueno, también hay otras canciones que hablan de otros puntos de vista. Esta viene de escuchar una canción de Radiohead y preguntarte: «¿cómo es posible que esté explicando una cosa que llevo dentro y no sé cómo explicar? Mejor no me lo voy a preguntar. Mejor disfrutar de la canción y ya está»».
¿Te refieres a alguna canción de Radiohead en concreto?
Leonor: «En este caso era ‘Fake Plastic Trees'».
¿Cómo valoráis la evolución del grupo desde que empezasteis? Hay bastantes arreglos electrónicos en este disco y parece que el jazz aparece cada vez menos. ¿Hay algún miembro que tire más hacia uno u otro lado?
Leonor: «Vamos bastante a la vez».
Alejandro: «Y nos va llamando la canción. Todas nacen a piano y a voz y a partir de ahí las posibilidades son infinitas. Paramos y las escuchamos, les intentamos dar lo que necesitan. Esta vez teníamos todo bastante claro. Y por mucho que intentes empujarla hacia un lado, la canción termina volviendo a donde tiene que estar».
Leonor: «Puedes probar pero es muy obvio para todos, no sólo para el grupo, por dónde va a ir.
Alejandro: ‘I Carry You’, la más extraña, yo creo que abre la puerta de por dónde pueden venir más primas o amigas de esta. ‘You Won’t Have Me’ a nosotros, aunque no somos clásicos, nos parecía un blues redondo, no habíamos hecho una canción tan pura en cuanto a blues. Nos gusta la idea de que lo que nosotros somos, lo que nos gusta, escuchamos y tocamos va a estar reflejado en la canción sin tener que explicar nada. Como un espejo en el que te gustaría verte más gracioso, alto y guapo y te devuelve una realidad con la que tienes que convivir. Y en este caso nos ha dado un poco la risa cuando nos hemos visto. Me esperaba a Brad Pitt (risas)… pero el resultado tampoco es Alfredo Landa. Además, ahora tenemos cierta sensación de ligereza porque todas las canciones podemos tocarlas con guitarra y voz o podemos defenderlas solo con un ukelele».
‘My Love’, del primer disco, era bastante básica. ¿No os ha pedido ninguna canción un estado tan básico?
Alejandro: «Está ‘Let The Sky Fall’, que es guitarra y voz».
Óscar: «Aunque al principio ese tema era todos tocando hasta que la probasteis sólo con guitarra».
Alejandro: «‘Lullaby’ también aunque no está en el disco porque la hemos dejado para un recopilatorio de RED. Muchas podían haber sido un piano y voz pero la felicidad que te da tocarlas, da ganas de compartirlas con más instrumentos, como mínimo con batería, bajo y guitarra, con nuestros músicos de directo».
¿Por qué dejasteis un tema tan bailable como ‘Take Me’ como pista final?
Leonor: «Nos apeteceía cerrar con algo muy alegre. Alejandro no quería meterla en el disco…»
Alejandro: «Para mí era un descarte».
Leonor: «Para mí no. Hemos dejado fuera tres que quiero ir recuperando en directo, pero esta para mí era muy importante, como en el primero ‘It’s Allright’. En aquel caso no encajaba con nada y el co-productor, José María Rosillo, nos obligó porque decía que éramos nosotros también. Y esta canción era lo mismo. Nosotros somos eso también».
Alejandro, ¿por qué no querías meterla?
Alejandro: «Pues porque el homenaje a los Beatles mola cuando es sutil o más claro. Y aquí está ‘Lady Madonna’ pero no… Yo era más de cerrar con una canción menos divertida, que ya tenemos una edad. Pero se la pones a gente que la disfruta y al final cedí para quitarle peso al conjunto, aunque tampoco tiene tanto peso».
Leonor: «‘White Noise’ o ‘Too Many Ways’ sí pesan un poco más…»
Alejandro: «Sí, yo quería cerrar así con ‘Too Many Ways’, pero bueno. Es con la que abrimos en directo».
¿Cómo conseguisteis la colaboración con Rufus? ¿Tiene algo que ver que compartáis discográfica?
Alejandro: «Armas de mujer».
Leonor: «Cuando empezamos a grabar el disco, nos preguntaron si había alguna colaboración que querríamos intentar, aparte de amigos como Pereza o Jorge Drexler y siempre haces la lista de los Reyes Magos: Thom Yorke, Mark Lanegan, Rufus Wainwright (risas)… Y de repente nos llamaron y nos dijeron que Rufus estaba en Zaragoza y que le habían comentado que Marlango quería hacer una canción con él. Subí a tomarme un café con él, le puse tres canciones y dijo que sí, que se las mandara y nos proponía algo».
¿Escogió él mismo la canción?
Leonor: «Sí».
Alejandro: «No me gustaría que esta colaboración se quedara en la anécdota. El tipo, que es muy grande, podía haber entrado como un elefante en una cacharrería y nosotros habríamos estado en una situación de mierda. Podía haber hecho la canción tan suya que no tuviera nada que ver con el resto de nuestro disco. O es tan fácil que lo que estés haciendo con tu disco te nuble para que sólo puedas hacer eso… Pero él no lo hizo. Cogió la canción con contundencia 7 sobre 10 y la llevó a 15. Tiene mucha clase, mucho talento, mucha generosidad y un zoom increíble, aparte de haber mantenido un gran respeto por la canción».
¿Cuáles eran las otras dos que le pasasteis?
Leonor: «Nosotros queríamos esa, pero le pasamos otras por si acaso y fueron…» (piensa)
Alejandro: «Le pasamos ‘White Noise’ y ‘I Carry You'».
Las de Jorge Drexler tienen una estructura más compleja, ¿es lo que ha aportado?
Alejandro: «No. Es Jorge quien tiene una cabeza más compleja. La aportación de Jorge es cualquier cosa menos evidente. Él no hace «yo hago esto y lo aplico a las canciones que me pasan». Se pasa mucho tiempo escuchando las canciones a ver qué puede aportar. En ‘Play Boy Play’ estuvo probando con varias guitarras hasta que encontró esa cosa que se lleva la canción a Cuba. Y que haga parecer que es un señor de 70 años el que está tocando».
¿Sabéis si vio los Oscar? Con lo mal que lo pasó él por no poder cantar su tema que resultó ganador… Y ahora ya ni se cantan las propias canciones.
Alejandro: «Él y nosotros. Fue un momento de justicia. Ayer volvió a hacerse justicia. La de T Bone Burnett y otras 200 que tiene eran mejores que las 200 que han ganado mil millones de premios. Tiene una propuesta y una visión clara de la música».
Leonor: «A mí Randy Newman me encanta y me parece un grandísimo letrista».
Alejandro: «A mí me parece un crack pero igual por su volumen de trabajo o lo que sea, las dos suyas que estaban nominadas no se distinguían la una de la otra».
¿Habéis notado cambio al haber pasado de una indie a una multinacional?
Leonor: «Para nosotros es un cambio de trabajar con Carlos y Gema a Alicia y Rosa, y poco más».
Alejandro: «Nosotros entregamos el tema tan masticado y terminado que su trabajo empieza muy al final del proceso. Igual la gente que no es autora es otra movida».
Leonor: «Hombre, nos han ayudado con el tema de la portada. Pero nosotros trabajamos con gente. En Subterfuge pasaban menos cosas, sacaban menos discos y ahora estamos es un sitio donde pasan más».
Alejandro: «Quizá la pregunta sería interesante si Robbie Williams fichara por Subterfuge y para él sí sería un cambio, pero para nosotros ha seguido todo la misma línea».
Leonor, me da la sensación de que al cantar en directo tienes un punto de timidez y vulnerabilidad, que llama la atención para tratarse de una actriz. ¿Crees que puede ser porque al cantar tus propias letras te muestras más desnuda que cuando actúas?
Leonor: «Yo creo que no tiene mucho que ver. El otro día me dijo alguien: «¡cómo se nota que eres actriz por cómo te mueves en el escenario!» y yo dije: «¿¿¿???» (emite un sonido similar a WTF). Yo veo que de verdad no tiene nada que ver. Voy a muchos, muchos conciertos. Veo cantantes mucho más actrices y mucho menos actrices que yo. También tiene mucho que ver con el gusto. Alejandro, en canciones donde me veía cantando como si estuviera en el Maracaná, me decía: «No, mucho más pequeño». También es una decisión de gusto cómo quieres cantar, con todo el aire o descalzo o susurrante».
Alejandro: «Otra vez es por las canciones. Es igual de malo querer y no poder que poder y hacerlo porque sí. Los discos no son un ejercicio de demostrar todo lo que puedes cantar. Lo que hay que demostrar es que con las herramientas que tienes puedes hacerlo bien. Y por eso creo que este es el mejor disco de Marlango en el sentido de Leonor cantando. Por primera vez habla y no canta, que es de las cosas más difíciles, tiene unos momentos de falsete, otros con toda la voz y da lo que necesita la canción en cada momento».
Leonor: «Para mí cantar es interpretar pero en relación con la música. No tiene tanto que ver con la actuación. Tiene que ver con el sonido. También puedes hacer cabaret pero es otra cosa, que igual hacemos algún día, pero no es lo que hacemos hoy por hoy».
Habéis vuelto a hacer el vídeo con Nanouk. ¿Qué os gusta tanto de su forma de trabajo?
Alejandro: «Hemos hecho tres porque nos caen fatal (risas). Confiamos en Óscar y Mónica, que son los directores, en su gusto estético… pero sobre todo en cómo entienden su oficio. Tampoco conozco mucha gente más que lo haga pero conozco gente que ha terminado volviendo con Óscar y Mónica porque ellos entienden lo que quieres. No queríamos meternos en una nave y hacer zooms. Buscamos a alguien que aporte una visión de la canción que no es la nuestra. Nos presentaron a Luis Cerveró en los dos vídeos del disco anterior. Su punto de vista no tenía nada que ver con cómo entendíamos la canción, pero le dio una visión muy poderosa».
¿Tenéis algún favorito de los que han realizado para otros artistas?
Alejandro: «A mí el de ‘El aleph’ de Nena Daconte o el último de Bunbury, que también es de Bayona».
Leonor: «Casi todos los de Rosenvinge, como el último del Jardín Botánico, con coreografías. No es una cosa que te dé dinero, no es un negocio. Lo hacen con cariño…»
Alejandro: «Y con un gran talento frente a la monotonía que ves en otras cosas. Ellos tienen una visión muy bonita».