Siete años después de su último concierto, nueve años después de su último disco y once años después de su último hit, los Cranberries consiguieron llenar hasta las trancas el Palacio Vistalegre. Algo, que nunca vio la crítica, tendrían. Entre los 10.000 asistentes, una mezcla de público de lo más extraña y entrañable, que comprendía jevis, popis, gays, lesbianas dándose el lote, modernos, pijos, matrimonios hetero y, curiosamente, incluso algún que otro adolescente.
El grupo escuchó las quejas de sus fans en su foro, que pedían algunos cambios en el setlist de show a show para que no fuera todo tan predecible, y a singles celebrados como ‘Analyse’ y ‘Animal Instinct’, con las que abrieron el concierto, sumaron alguna sorpresa rara vez interpretada de momento en la presente gira: ‘Time Is Ticking Out’, ‘Desperate Andy’ y, sobre todo, la cara B de ‘Dreams’, ‘Liar’, siempre acompañada de su baile folclórico en la secuencia instrumental final. Un guiño a los hardcore fans que ya los dejó contentos a pesar del pobre sonido que se percibía en algunos puntos del recinto (no tan sonrojante como el de los teloneros, Outside Royalty, cuyo cantante parecía ni estar en el escenario) y de lo corto que fue el set (90 minutos exactos). Al final, la gente arrasó comprando tazas, camisetas y la grabación del show de Madrid al momento, vía Concert Live.
La voz de Dolores no llegó a brillar, llegó a disculparse porque estaba un poco acatarrada y tenía frío. Se la pudo ver, de hecho, tirar del moco para arriba en alguna que otra ocasión. Bastante que se presentó, que ha suspendido un par de conciertos de esta gira por esta misma causa, y animó al público, como es habitual, con sus extraños pasos de baile, contando sus visitas a los museos de Madrid y ofreciendo a la gente cantar un 20% de las frases, especialmente en ‘Zombie’, ‘Ode To My Family’, ‘I Can’t Be With You’, ‘Ridiculous Thoughts’, ‘Salvation’ o por supuesto ‘Linger’, que fue presentada con un bonito «todo el mundo tiene un recuerdo personal de esta canción»; pero también en algún tema que nunca fue sencillo, como ‘How’ o ‘Wanted’, del primer disco, y la espléndida y olvidada ‘Dreaming My Dreams’ del segundo.
En el bis, el guitarrista Noel (qué bien se conservan los cuatro) y Dolores no lograron ponerse de acuerdo con la interpretación de ‘Shattered’: Noel dispuesto a hacer una versión a un ritmo diferente y Dolores reivindicando su versión original. Una pena porque es de sus canciones más emocionantes, pero la cosa remontó con las finales ‘Promises’ y ‘Dreams’, dos de sus mejores temas en vivo, la primera su tema más energético y rockero, y la segunda dejando a la multitud coreando su «la la la» hasta varios minutos después de terminar el concierto. 7,5.
Foto: Anden42, muy recomendable su galería.