El sábado se cerró la última jornada del Sónar dejando 80.000 asistencias en el caso de Barcelona (10.000 más que el año pasado) y 14.000 en el caso de Galicia, que la organización considera un éxito hasta el punto de plantear ya una continuación el año que viene aunque sea sin los apoyos del Xacobeo. En el caso de Barcelona fue el día de Roxy Music, Jónsi, Chemical Brothers o la pitada al pobre Matthew Herbert.
No llovió a Uffie, cosa que no pueden decir muchos de los que actuaron en el Escenario SonarVillage el pasado sábado. Con tupé teñido, mono negro ceñido y escote, la cantante trató de animar a la gente que pasaba por allí con canciones incluidas en su debut, como ‘Mcs Can Kiss’, con la que comenzó el concierto, ‘Illusion of Love’ o ‘Pop The Glock’. La acompañaban dos chicos, uno a los teclados y otro a las bases, a los que incluso dejó solos para que interpretaran un tema hacia la mitad del set. Uffie estuvo chillona entre canción y canción y no sonó mal, aunque por alguna razón (quizá por ubicación u hora), triunfó sólo a medias.
DJ Hell, con quien terminaríamos la velada de 5 a 7 de la madrugada, abrió el escenario grande del Sónar de Noche justo antes de que fuera el turno de Roxy Music. No dudó en pinchar su reciente y recomendable tema con Bryan Ferry remezclado, sólo unos instantes antes de que este apareciera frente a su público. Durante la segunda parte de su set, se subió con él una bailarina que, oculta en un mono de colores plateados, recibía unos impresionantes rayos de luz verde desde la mesa de sonido.
Roxy Music ya habían dicho en el periódico que si tocaban ahora era para reivindicar las canciones de su carrera que nadie pinchaba, no sólo las 3 ó 4 que siempre ponen en los bares. «Pensamos que o salíamos a tocar esas canciones que no suenan, o nunca volverían a sonar», declaraban hace unos días en El País. Así que esas canciones que han sonado por todas partes (‘More Than This’, ‘Avalon’) se quedaron en el tintero, prefiriendo la banda incluso interpretar la versión de ‘Jealous Guy’ de John Lennon que, por otro lado, es tan habitual en su repertorio.
Una decena de coristas y músicos, casi todos con su momento de protagonismo (el saxo lógicamente casi a cada instante por ejemplo durante ‘A Song for Europe’), dieron excelente detalle de hasta dónde llegan las composiciones de Roxy Music, que rescataron de su repertorio bastante de su primera etapa y también bastantes baladas. Hacia el final tocaron ‘Love Is A Drug’, que el año pasado curiosamente fue interpretada en el mismo escenario por Grace Jones, y finalmente tocaron más de la hora programada para alegría de sus seguidores. Un show elegante, sobre todo para fans, pero en absoluto aburrido, que salió bien parado principalmente por lo adecuado que era para su horario (23.00).
De paso entre un escenario y otro pudimos comprobar de refilón que The Pinker Tones tuvieron el mismo poder de convocatoria aproximadamente que Jónsi. Otro acierto en la programación de la organización: con la tontería de competir con Roxy Music y el líder de Sigur Rós, constituían en realidad la única opción bailable alrededor de la medianoche en el mismísimo Sónar, por lo que mucha gente de todas las nacionalidades decidió quedarse a verlos.
Jónsi trajo una puesta en escena sencilla pero espectacular: dos minipantallas en primera fila, una de ellas rota, un montón de instrumentos colocados como a su suerte, en la posición que probablemente ocuparían en un desván abandonado, y cinco músicos contando con Jónsi cambiando constantemente de lugar e instrumento. El show de presentación de su disco en solitario incluía momentos completamente intimistas, otros que rozaban lo eufórico y muchos a medio camino. A su traje lleno de colgajos un tanto «espantaja» sumó finalmente un sombrero indio lleno de plumas que agitaba de manera vehemente por todo el escenario cada vez que no tenía que tocar algo. Para terminar, como es habitual, ‘Grow Till Tall’, un tema que comienza casi a cappella y termina de subidón, mientras llueve en todas las pantallas. Alguien se te acerca y te pregunta: «Oye, ¿quién era este?». Eso es que gustó su set.
A la misma hora que el show de hip-hop megabruto que prometía Dizzee Rascal al menos en los primeros minutos de actuación, Fuck Buttons optaron por repetir lo mismo que ya les habíamos visto en La Casa Encendida y el Primavera Sound. Pero que no haya noticia, es decir, que no haya nada nuevo que contar, no significa que su concierto fuera peor. Todo lo contrario. Sigue siendo uno de los más excitantes desde el comienzo impresionante con ‘Surf Solar’ hasta ‘Flight of the Feathered Serpent’ pasando por ‘Olympians’. No hay pantallas, no hay grandes efectos visuales y aunque quizá en el futuro los necesiten para que no nos acostumbremos a los ruidos que lanzan desde su mesa un Fuck Button frente al otro, de momento el poder melódico que lanzan a cañonazos sigue siendo una revelación.
Matthew Herbert parecía no saber muy bien cómo afrontar su sesión en el Sónar y de hecho no salió muy bien parado. Fue un show correcto, por supuesto muy lejos del pop ‘Scale’, del swing de la Big Band y centrado en su último proyecto, y llamativo en lo visual (ahora le ha dado por subirse en una escalera en el centro para seguir produciendo ruiditos y sacar una tienda de campaña), pero lamentablemente hubo gente que, aunque la cosa no iba precisamente de baladas ni era un infierno de ralladas, optó por pitar en un momento durante alguno de sus cortes experimentales.
Confiados por las excelentes críticas que están recibiendo por su último disco, Chemical Brothers, a los que no llegamos a ver, de hecho, a lo lejos (la broma de siempre, ¿estarán, no estarán?) centraron la primera parte del set en canciones recientes. La verdad es que es excitante que el grupo vuelva a estar de actualidad y pueda realizar una actuación sin tener que recurrir a soltar guiños a ‘Block Rockin’ Beats’ cada dos por tres. Hacia el final, en el bis, es decir, en su momento correspondiente, aparecen ‘Hey Boy Hey Girl’ o fragmentos de sus colaboraciones con New Order (‘Out of Control’) y Oasis (‘Setting Sun’). El set perfecto de tres/cuatro de la mañana que te convence para quedarte a desfasar aunque ya te enteres de poco en lugar de instarte a irte a tu santa casa. Sebas, Sr John.
Fotos: Sónar.