La semana pasada el medio islandés Grapevine publicó una extensísima entrevista con Björk que se ha convertido en un «must» para sus fans por toda la información que da sobre a qué se está dedicando este año la cantante. Cuenta el papel que desempeñó Stereogum en la creación junto a Dirty Projectors del EP ‘Mount Wittenberg Orca’, que compusieron en parte por e-mail; que el tema en el que canta en lo nuevo de Antony & The Johnsons fue grabado en realidad en 2006 y que decidió regalárselo porque a él le pegaba más; cómo decidió ella misma ofrecerse a cantar en el álbum de Ólöf Arnalds (grande ese «se me ha ocurrido meter mi voz y si no te gusta cómo queda, no la metas») o cómo ha llegado a grabar un tema para la banda sonora de ‘Moomins’.
La entrevista es muy interesante, ya que también habla de la fama, agradeciendo a Paris Hilton su existencia por librarla a ella así de ser acosada por la prensa; o de política, relacionando la era Bush con música tipo Britney Spears y la nueva era con la popularización de Animal Collective, Grizzly Bear, Antony & The Johnsons o Joanna Newsom, talentos que ya existían antes pero sólo se conocían en el underground. También tiene tiempo de explicar las razones de su compromiso social con el medio ambiente en Islandia, razón por la que escribe cartas a la prensa a menudo.
Sin embargo, todas las miradas están puestas en lo que será el próximo trabajo de Björk. Aunque ella, por no especificar, no ha especificado si se tratará de un álbum propiamente dicho o si será un proyecto más «arty», como el que se rumoreaba junto a Michel Gondry. «Estoy trabajando en un proyecto que empecé hace un año y que crece poco a poco. Requiere de mucho tiempo, así que probablemente no saldrá nada hasta el año que viene o el siguiente. Soy supersticiosa y preferiría no hablar de él. A menudo, si hablo mucho de un proyecto antes de terminarlo, se estropea. Así que prefiero no hablar de él».