Un solo disco y un concierto de presentación a principios de verano enmarcado en la iniciativa de las Sesiones MySpace han servido para que Hurts se conviertan en un magnífico reclamo en nuestro país. En su segundo concierto en Madrid, la sala Penélope estaba a reventar (literalmente). El público, de lo más variopinto: mucho New Romantic crecido, poperos, pijos… La banda inglesa ha tenido la capacidad de mezclar a todos ellos en un mismo recinto para hacerles vibrar con su primer disco, ‘Happiness’.
Pese a que el inicio del concierto estaba programado para las 21.30 tras una anunciada sesión de DJ Eme, algunos que se guiaron por la hora de la entrada comenzaron a ponerse nerviosos (y, consecuentemente, a protestar) hasta que Theo Hutchcraft y Adam Anderson, impolutos e impecables como siempre (suponemos que esta vez no les perdieron las maletas) salieron al escenario, con una poderosísima ‘Unspoken’ como apertura.
Así, fueron desgranando una tras otra las canciones de su debut, continuando con ‘Silver Lining’ y deshaciéndose de ‘Wonderful Life’ a la altura del tercer tema. Sorprendente, porque es una de sus canciones más conocidas, aunque su setlist se sostiene por sí solo: ‘Blood, Tears & Gold’, ‘Evelyn’ con Adam a la guitarra eléctrica, ‘Sunday’, ‘Stay’ e incluso el «momento Kylie» (sin Kylie, claro) del concierto, con ‘Devotion’ y ‘Confide In Me’ seguidas, permiten que el grupo, prácticamente impertérrito así les caiga un cubo de agua en la cabeza, se dé un buen baño de masas, con la gente celebrando cada tema como si fuera el último.
Quizá el único momento que el público no supo apreciar, a juzgar por las voces que se oían en la sala de la gente que no calla, fue ‘Verona’ el ¿bonus track? que cierra su primer álbum y ‘Happiness’ (la canción), prácticamente desconocida para el 85% de los asistentes.
Sin embargo, un final coronado por ‘Stay’, ‘Illuminated’ y ‘Better Than Love’, puso al público a bailar como loco, poniendo punto y final a un directo con un decente y prometedor sonido (nos temíamos lo peor tras lo mal que se oyó la sesión), en el que no dejaron de agradecer al público su enorme entrega. 9.