Duffy / Endlessly

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Duffy / Endlessly

Duffy aparece en la portada de su segundo disco como la solista perfecta de una banda de chicas de los sesenta. Melena rubia, dos coletas y mirada de ensueño que remata el recuadro rojo en el que aparece su nombre: un truco gráfico que nos lleva de la mano a viejas colecciones de éxitos, a recopilatorios de Motown del tipo Diana Ross. Una buena manera de decirnos que las canciones de ‘Endlessly’ (el título no puede ser más explícito) tienen que quedarse con nosotros mucho tiempo.


En su segundo álbum, Duffy no ha querido quedarse estancada y ha decidido dar un paso adelante. Se ha desvinculado de Rough Trade, también de Bernard Butler (quizá porque terminó aburrida de que todo el mundo le preguntara por él cuando ni siquiera había escrito ni producido ‘Mercy’) y ha compuesto los temas junto a Albert Hammond padre, que aparte de contar con una trayectoria propia, ha colaborado en el pasado con Tina Turner o, precisamente, Diana Ross. Duffy ha preferido centrarse en un sonido algo más disco y moderno, más años 70 y a la vez siglo XXI, en muchas de las canciones de ‘Endlessly’, lo que incluye el single ‘Well, Well, Well’, en el que ha tomado unos ritmos de The Roots; e incluso ha llamado a Stuart Price para que dé el toque final a esa mitad más electrónica del álbum.

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No parece que haya sido una decisión demasiado acertada. ‘Well, Well, Well’, que supone su gran single de regreso después de haber vendido 6 millones de copias de ‘Rockferry’, se ha quedado fuera del top 40 británico y peor todavía: canciones como ‘My Boy’, con sus efectos electrónicos pasados de moda, ‘Lovestruck’ o ‘Keeping My Baby’ se mueven en tierra de nadie, sin sonar ni clásicas ni actuales.

Pero no os asustéis. Hay una mitad de temas que no sólo son disfrutables, sino que casi, casi están a la altura de la desgarradora ‘Warwick Avenue’, a la postre la canción más escuchada de Duffy en Spotify por encima de ‘Mercy’ y una de las canciones favoritas de los últimos años de quien esto firma. Los mejores momentos de ‘Endlessly’, aunque sin alcanzar un clímax tan claro como el del mencionado tema o ‘Distant Dreamer’, son aquellos en los que Duffy se muestra más vulnerable. La cantante quizá se excede alargando vocales infinitamente, más cerca del titubeante Horace Andy que de Dusty Springfield en las fantásticas ‘Too Hurt To Cry’, ‘Don’t Forsake Me’ o ‘Endlessly’, pero convence y emociona como intérprete, mientras en cuanto a arreglos, se sitúa en algún punto cerca de la atemporalidad inherente a la música de Richard Hawley.

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Es una pena que no todo el disco haya seguido esta línea y ‘Endlessly’ no sea el gran disco de baladas que podría. Hay quien dirá que este no es el esperado álbum definitivo de Duffy, pero quizá su disco definitivo ya estaba hecho. Infravalorado por mucha gente y también por mí mismo en su momento, aunque por suerte lo pudimos resolver a tiempo, ‘Rockferry’ ha dejado una huella que quizá pese demasiado a Duffy durante su carrera, aunque de momento, no hay grandes motivos de alarma.

Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Don’t Forsake Me’, ‘Endlessly’, ‘Breath Away’, ‘Too Hurt To Dance’
Te gustará si te gustan: Richard Hawley en versión un poco más pop
Escúchalo: Spotify, sólo el single de momento

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