PJ Harvey gana el Mercury Prize 2011

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PJ Harvey gana el Mercury Prize 2011

PJ Harvey ha hecho historia al hacerse con el Mercury Prize 2011, el premio más prestigioso de la industria musical británica, para el que era favorita según las apuestas. Es la primera vez que un artista gana este galardón dos veces. El magnífico ‘Let England Shake‘, que se ha impuesto a los discos de James Blake, Adele o Anna Calvi, es un álbum sórdido y crudo que no puede ser más explícito en su tratamiento de los horrores de la guerra o la crítica del nacionalismo en contradicción con el amor por la patria.


PJ Harvey ha dicho al recoger el premio que era muy agradable estar allí para recibirlo, porque hace 10 años, cuando ganó ‘Stories From The Cities, Stories From The Sea‘ estaba viendo en Washington cómo ardía el Pentágono. La referencia no es casual. Si ya a aquel disco muchos añadieron un doble sentido con los atentados del 11-S, ‘Let England Shake’ es más evidente en sus intenciones políticas. No es el típico álbum conceptual en el que se encajan cinco canciones que cuelan pero que en el fondo pueden no tener nada que ver. Aquí todas las pistas hablan de «soldados que caen como trozos de carne» (‘The Words That Maketh Murder’), el alcance de la muerte (‘All and Everyone’), el odio arrastrado durante generaciones (‘On Battleship Hill’), las viudas que despiden a los que no volverán (‘Bitter Branches’) y figuras siempre igual de descarnadas.

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Harvey además no se queda en el retrato más impactante de la guerra sin más sino que cuestiona el amor por la patria con tintes irónicos. En ‘The Last Living Rose’ pide: «llévame a la hermosa Inglaterra», pero continúa haciendo un paralelismo con este lugar y «la inmundicia gris y húmeda de los tiempos, los libros maltratados, la niebla tras las montañas, los cementerios y los capitanes muertos». En una línea similar, en ‘The Glorious Land’ un estribillo cuestiona inquietante «cuál es el fruto glorioso de nuestra tierra» para contestarse enseguida: «su fruto son niños deformes». En cambio, en la misma ‘England’, como es lógico, quedan ganas de preguntarse por el apego que a pesar de todo se sigue teniendo por un lugar.

Musicalmente, ‘Let England Shake’ es el giro en su carrera que ya todo el mundo conoce. Atrás quedó el piano de ‘White Chalk’, aquí con una presencia modesta (a destacar en ‘Hanging On The Wire’) y mucho más atrás la garra rockera de canciones como ‘Who The Fuck’, ‘Rid Of Me’ o ‘This Is Love’. Y sin embargo, esas atmósferas fantasmales, que a la hora de criticar el disco considerábamos cercanas a la «world music», son las más adecuadas para ese relato en primera persona del plural desde la muerte de ‘In The Dark Places’ («algunos volvimos, algunos no») o el escalofriante final sobre un saco de huesos con nombre propio tirado en una ladera con que se despide el disco (‘The Colour Of The Earth’).

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Pocas horas antes de la entrega del premio, la siempre atrevida pero encantadora Tracey Thorn escribía en Twitter: «Espero que PJ Harvey no NO gane el premio Mercury sólo porque ya lo ha ganado antes. Este disco merece una medalla». Y así ha sido. Harvey interpretó en la gala ‘The Words That Maketh Murder’ y a pesar de lo prometedor de Ghostpoet, de la juventud insultante de James Blake o de que Adele no cantó por problemas de salud pero sí saludó, la idea de condecorar este disco tan duro como explícito sobre el dudoso gusto imperialista de Inglaterra era demasiado tentadora. Ya sólo falta por ver si el público responde (que a veces sí, a veces no).

‘Let England Shake’ está en Spotify y además existe un vídeo para cada canción.

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