Eilen Jewell: nada de kalimotxo

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Eilen Jewell: nada de kalimotxo

Si hay cosas por las que merece la pena no consumir el domingo en el sofá es por lo vivido este domingo en la sala El Sol. Eilen Jewell y los suyos cerraban su gira española con un directo contundente, sucio y rebosante de rock’n’roll clásico. Una prueba más que demuestra, para el insensato que lo dudara, que el country sigue brillando con luz propia.

Nadie pensó en los madrugones del día siguiente cuando Jerry Miller a la guitarra eléctrica, John Sciascia al contrabajo y Jason Beek a la batería pulsaron el ambiente con ‘Radio City’. Una canción que preparó la llegada de Eilen. La norteamericana, vestida de riguroso negro y con su habitual collar de perlas, arrancó los primeros aplausos con su cálido ‘I Remember You’. Si bien el aspecto cándido y frágil de Eilen podría hacer sombra al personaje de Betty Draper (January Jones) en ‘Mad Men’, la cantante, al igual que la actriz, da muestras de ser una mujer de armas tomar.

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Eilen presentaba con su habitual descaro y comedida dulzura los temas de su último disco, ‘Queen of the Minor Key’, mientras alardeaba de su perfeccionado castellano. Con su cuidada revisión de ‘Blue Highway’ de su disco de versiones de Loretta Lynn, la norteamericana inició el «momento Honky Tonk» de la noche mientras la enlazaba, previo discurso introductorio de por medio, con la deliciosa ‘Deep as your Pocket’. Continuaron el blues ‘Final Hour’ y la seductora ‘Bang, Bang, Bang’ para preparar el terreno a ‘Fist City’.

«Ahora por fin vamos a hacer una canción alegre. Alegre pero triste». De esta forma, la de Massachusetts presentaba ‘The Girl That Radiates That Charm’ de Arthur Alexander. Sonó muy dulce en su voz y perfecta para enlazar con la candidez de ‘Santa Fe’, otro de los temas de su nuevo disco que supo alternar con perfección entre clásicos, versiones y sus divertidos discursos. Entre canción y canción, Eilen elabora el improvisado setlist a raíz de las peticiones de los asistentes. Una decisión que confirma lo agradable y efectivo que resulta que los artistas no se ciñan a un guión previamente pactado y que den rienda suelta a diversas posibilidades. A golpe de ‘Where They Never Say Your Name’, los norteamericanos dieron su mejor muestra de apoyo para Loretta Lynn en estos momentos. Con la divertida ‘Kalitmotxo’ revindicaron su gusto por la citada bebida para finalizar con su alabada revisión del ‘Shakin’ All Over’ de Johnny Kid. La titular ‘Queen of the Minor Key’ se coló en los bises y puso el broche a una velada en la que la dama de negro volvió a sonar sólida y elegante.

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