La energía contagiosa de Nile Rodgers de Chic

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La energía contagiosa de Nile Rodgers de Chic

Están los artistas que te quitan las ganas de escribir sobre música, están los que te sorprenden y te alegran el día y luego está Nile Rodgers, una inyección de adrenalina capaz de suministrar energía y hasta ilusión por el mundillo para un año, en un escenario tan improbable como el Teatro Kapital. Diez segundos después de terminar el concierto de anoche en Madrid, el miembro superviviente de Chic ya estaba en la pista dando la mano a todo el mundo y haciéndose fotos con quien se pusiera por delante, aunque lo grande, grande de verdad, había tenido lugar cuando su grupo salió a escena a eso de las diez de la noche, en una fiesta perteneciente al ciclo de la Red Bull Music Academy, que compartió con Tiger & Woods, entre otros.

Rodgers apareció quince minutos antes de tiempo, sólo para saludar y estrechar unas cuantas manos de la primera fila, volviendo entonces al camerino. Después, puntual como un reloj y probablemente revitalizado tras haber superado un cáncer, el compositor y productor, ya en su papel de guitarrista, fue una sonrisa constante, aunque sin dejar que el buen rollito enturbiara técnicamente el repertorio magistral que se pudo disfrutar por el módico precio de 15 euros. Llegaron a sonar, hacia la mitad del show, producciones suyas para otros como el ‘Like A Virgin’ de Madonna (interpretada por una de las dos vocalistas femeninas, la de voz menos reluciente) o ‘Let’s Dance’ de Bowie (interpretada por el batería), pero no fueron las que mejor encajaron. Quizá Rodgers debería confiar más en sí mismo, porque las verdaderas triunfadoras de la noche fueron las canciones de Chic, extendidas a lo largo de diez minutos que parecían tres.

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Abrieron el concierto las enormes ‘Everybody Dance’ y ‘Dance Dance Dance’, arropadas por una banda de casi diez personas que sabían respetar la elegancia de la música disco en los años 70, la que definieron los mismos Chic, aportando toques de jazz. La tercera, tras un recuerdo al fallecido Bernard Edwards, fue mi favorita ‘I Want Your Love’, confirmando, como había anunciado Rodgers con anterioridad, que no faltaría ninguna de las que el público quisiera escuchar. Un medley con pistas para otros artistas como ‘I’m Coming Out’ y ‘Upside Down’, deslumbró cerrándose con la imperecedera ‘We Are Family’, mientras la jugada de mezclar lo propio con lo ajeno (pero también propio) continuó con otro popurrí entre ‘Soup For One’ y la sorprendentemente aún valida ‘Lady’ de Modjo.

‘Spacer’ y más tarde ‘Chic Cheer’, ‘I’m Thinking Of You’ y ‘My Forbidden Lover’ dieron los primeros avisos de que el tiempo se acababa y Nile se atrevió a decir: «Sólo nos quedan un par de canciones. ¿Qué preferís escuchar? ¿’Le Freak’ o ‘Good Times’?». Naturalmente estas canciones no pueden mencionarse sobre un escenario sin ser interpretadas a continuación y sonaron las dos, la primera acompañada de una docena de señoritas que bailaron dando lo mejor de sí mismas y la segunda anunciada como la canción favorita de Nile.

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Tras dos canciones así, no había bis posible porque aquello no se podía superar, pero la hora y media de bajos hipnóticos y guitarras sugerentes llegó a buen puerto dejando el show en su punto más alto. Entre ovaciones que no se apagaban, Nile prometió volver próximamente. Parecía más a gusto, según explicó, que en aquel festival de Villalba en el que cayó quizá un poco acomplejado porque siempre quiso ser mejor músico de jazz de lo que se veía. Tras esta experiencia, parece difícil imaginárselo desentonando en ningún sitio. 10.

Foto: Iñaki Espejo (Surfer Rosa), galería completa en Flickr.

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