A finales de los 90, Massive Attack tomaron a la leyenda del reggae, Horace Andy, y tras colaborar en varios discos del colectivo, el entonces trío de trip-hop produjo varios temas al vocalista en un intento de resucitar su carrera en solitario y acercarle a un nuevo público. Lo mismo ocurrió en 2009 con Terry Callier y su disco ‘Hidden Conversations’. Es similar a lo que ha pasado ahora con Bobby Womack. Después de aportar su inconfundible voz a ‘Stylo’, single de Gorillaz, Damon Albarn ha querido devolverle el favor. A esta ecuación hay que sumar a Richard Russell, cabeza del sello XL, y responsable de los dos últimos discos del desaparecido Gil Scott-Heron.
Estas referencias no son gratuitas. Obviamente hay mucho de todo esto en el último disco de Bobby Womack. ‘The Bravest Man In The Universe’ es el primer disco de este artista en 12 años, el primero con material nuevo desde 1994. Y está más o menos claro qué es lo que podemos encontrar en un álbum que reúne todo este talento. Por un lado, la voz de Womack sigue inquebrantable. Por otro, las aportaciones de Albarn y Rusell dan un toque actual a la música del vocalista: un intento de acercar una leyenda a las nuevas generaciones.
El problema principal que uno encuentra escuchando un disco de este tipo es intentar adivinar dónde está el espíritu original del artista, ¿dónde queda la identidad del legendario Womack ahogada en una producción excesivamente moderna? Es en los temas más sencillos, como ‘Deep River’, donde notamos que el cantante está más próximo a su estilo. En otros casos, la producción es tan exagerada que ciertamente da la impresión de estar escuchando un disco de remixes.
El uso de las colaboraciones es otro factor importante en el concepto. Lana del Rey está de moda, pero encaja a la perfección como reverso femenino en la excelente ‘Dayglo Reflection’. La cantante de Mali, Fatoumata Diawara, aporta un contrapunto perfecto a la voz de Womack en ‘Nothing Can Save Ya’. También encontramos contribuciones anecdóticas de Gil-Scott Heron y Sam Cooke. Todas ellas ayudan a elevar las cualidades de Womack, esa sensación de estar escuchando el legado de un clásico.
En definitiva, un disco muy disfrutable y que no hubiese sido posible en otro momento de la carrera del cantante de 68 años. A pesar de que en ocasiones el propio hedonismo de Albarn y Russell parezca querer tener más protagonismo del que debiera, es finalmente la voz de Bobby Womack quien gana la batalla aquí. La voz de un artista al que aún quedan muchas historias que contar y que tras superar su adicción a las drogas y serios problemas de salud, se ha revelado como un superviviente.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Dayglo Reflection’, ‘The Bravest Man In The Universe’, ‘Deep River’
Te gustará si te gusta: los últimos discos de Gil-Scott Heron y Gorillaz y los primeros de Massive Attack.
Escúchalo: En su web, NPR.