Sónar 2012: jueves

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Sónar 2012: jueves

El Sónar de Barcelona cumple 19 años ofreciendo una fórmula centrada en la multiplicidad de propuestas artísticas relacionadas con la música electrónica y las nuevas tendencias. Su capacidad de internacionalización es sorprendente; si bien Sónar Galicia no tuvo el éxito esperado, lo cierto es que el festival ha esquivado la crisis exportando su modelo más allá de nuestras fronteras, como lleva años haciendo, con ediciones en Sao Paulo, Tokio y hasta en Sudáfrica, manteniendo una línea de programación inconfundible y una afluencia de público sobresaliente, que además se va renovando cada año. Pocos festivales se pueden permitir semejante mezcla generacional. Ahí está además SonarKids, que refleja la realidad del público maduro que les acompaña desde las primeras ediciones.

La verdadera esencia del festival se concentra en Sónar Día, que se celebra en las dependencias del MACBA y el CCCB, un entorno urbano y emblemático; quizá el lugar más apropiado para analizar la cultura electrónica. Y es también una pasarela de modernos donde parece que todo vale. El espacio además permite todas las posibilidades de infraestructuras que este evento tan especial exige. Sin embargo, este año se ha sacrificado SónarMática, la tradicional exposición de New Media Art, que aportaba una dosis de reflexión trascendental a tanto bailoteo. Este año se han limitado a recomendar exposiciones que cuentan con su visto bueno, como la de Francisco López en la Fundación Mies van der Rohe, situada exactamente donde Cristo pegó las tres voces.

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Los conciertos más interesantes de la primera jornada comenzaron con el paso seguro de haber agotado todas las entradas individuales de día y los abonos de tres días. Un lleno absoluto que se traduce en 80.000 asistencias, según los cálculos de la organización. Este factor confirma la continuidad de uno de los festivales más veteranos de la escena nacional y con mayor reconocimiento fuera de nuestras fronteras. Entre tantos números, es lógico que los grupos y dj’s más consagrados hayan acudido más de una vez a presentar sus proyectos. La pasada actuación de hace un par de años de Flying Lotus fue nocturna y en una atmósfera más apropiada para su particular visión de la electrónica de cortar y mezclar. A pesar de llevar el mismo tiempo sin publicar ningún trabajo, los loops aportados en directo no sonaron especialmente novedosos y despertaron pocos momentos de exaltación. La técnica sigue siendo la misma: condensación de ritmos infecciosos para un público que abarrotaba el SonarVillage, recurriendo una vez más al bagaje que le supuso la colaboración con Thom Yorke o a los Jackson 5 para cerrar, con la novedad de acompañarse al final de Thundercat disfrazado de guerrero del espacio, dejando al californiano en una posición que no cumplió del todo con lo que se esperaba de él.

Poco después, se subió a este mítico escenario el músico británico Totally Enormous Extinct Dinosaurs, vestido con plumas a lo Patrick Wolf y desgranando su disco de debut, ‘Trouble’, interpretado haciendo más concesiones al baile y acompañado en su actuación por dos gogós con coreografías bastante al límite de lo humano y con unos modelos que quitaban el hipo. Era de agradecer esta nota de color que coronó uno de los mejores conciertos de la jornada. Al menos de los que vimos, porque el lleno absoluto del reducido espacio SonarComplex (una capilla anexa) nos impidió asistir al esperado show de los canadienses Trust.

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El SonarHall se ha convertido en un espacio idílico año tras año. Es la sala con mejor acústica de la versión diurna y donde siempre se programan los directos más atractivos. No es fácil olvidar los shows de otros años de Broadcast, Jon Hopkins, Aufgang, Nicolas Jaar o Micachu and the Shapes. Estas expectativas del espacio se añaden a las que despiertan los propios grupos. Por ejemplo, la actuación de When Saints Go Machine. El folk electrónico contundente que estos cuatro jóvenes daneses supieron ejecutar desde el principio, gracias sobre todo a su enérgica batería y al contraste con la voz afectada de su cantante, que a veces recuerda a Karin Dreijer Andersson (The Knife, Fever Ray), daba forma a un repertorio discreto pero en el que brillaban hits como ‘Kelly’.

Mostly Robot, por su parte, fueron artífices de una electrónica algo más saturada y voluntariamente sucia. La banda, formada por cinco artistas de diferente naturaleza unidos por la tecnología de Native Instruments y acompañada por Pfadfinderei (colectivo berlinés, responsable de los visuales de otros proyectos como Moderat o Modeselektor), sobresalió gracias a la voz del portentoso Jamie Lidell, que parece últimamente interesado en tendencias más experimentales.

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Para terminar la jornada de introducción de Sónar, en el escenario SonarDôme, programado en exclusiva por la Red Bull Music Academy, Dj Spinn & Dj Rashad nos transportaron a la escena de Chicago con una sesión saturada de bases, durísima, en la que el público en estado de trance, estaba ya totalmente entregado a los ritmos machacones de su propuesta de bajos fondos. Un cierre contundente a una nueva jornada brillante de Sónar. Sr. John, Txema.

Fotos: Prensa Sónar.

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