Two Door Cinema Club / Beacon

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Two Door Cinema Club / Beacon

Cuando salió a la luz el primero de los discos de Two Door Cinema Club, aquello era como ese primer polvo que echas con una persona que te gusta mucho. Lo esperas con ilusión, casi con ansia, lo das todo y pones lo mejor de ti y terminas repitiendo a menudo hasta quedar exhausto, sobre todo cuando la otra persona conecta contigo y se sabe dotada de una buena materia prima, por muy en bruto que esté. El resultado, traducido al mundo de la música, fue un disco imperfecto pero tan divertido y adictivo, que se convirtió en un pelotazo considerable, a la altura de un buen orgasmo.

Pero, ay, todo lo bueno se acaba y esto no iba a ser menos. Llega un momento en que follar con tu polvo épico se acaba convirtiendo en algo casi cotidiano, y los rigores de la rutina desproveen al momento de esa urgencia más propia de los primeros y certeros encuentros. Pues eso es ‘Beacon’, uno de los lanzamientos más esperados de este 2012: un disco que -por desgracia para nosotros- parece no estar ni a la altura de las circunstancias ni de lo que esperábamos del grupo. Two Door Cinema Club se han convertido, por arte de birlibirloque, en ese follamigo o follamiga con el que de vez en cuando te lo pasas muy bien, pero que a diario hace poco más que resolverte la papeleta y ya.

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¿Qué es lo que le falta a este LP? Pues muy fácil, lo que su predecesor rezumaba por los cuatro costados: inexperiencia, espontaneidad, urgencia y diversión, y que quizá por eso se convirtió en un éxito que no esperábamos en absoluto. ¿Y qué le sobra? Nada más y nada menos que ese miedo tan irracional pero también tan común y lógico que es no igualar tu primera obra. Quizá si los irlandeses hubiesen utilizado el truco que utilizaron con ‘Tourist History’ y hubiesen repartido algunas de sus mejores canciones (‘Handsake’, ‘Someday’) a lo largo del minutaje de su disco, estaríamos en otros temas y en otras cosas. Pero no, y es indudable que la primera parte del disco suena demasiado a su anterior álbum, y que la segunda pasa sin pena ni gloria y sin despertar la curiosidad del oyente ni una sola vez.

A eso hay que añadir que además, su productor Jacknife Lee (que ha trabajado con U2, R.E.M., Snow Patrol o Weezer) se ha encargado de colarles de vez en cuando algunas muletillas que no hacen sino empobrecer el resultado, desde ese intento por convertir ‘Settle’ en un himno a la altura de cualquier canción de Muse hasta esos coros épicos à la Arcade Fire que, por mucho que quedasen bien en la ceremonia de los Juegos Olímpicos con el tema de Underworld y la voz de Alex Trimble, aquí suenan a pastiche malintencionado (‘Sleep Alone’). No, ni el single, que ya en su día nos dejó un poco fríos, queda bien en conjunción con el resto de pistas. ¿No suena ‘Beacon’ como un ‘Tourist History’ descafeinado?

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A pesar de todo, se sigue intuyendo en los irlandeses un talento en bruto que, de dar con el productor adecuado, podría convertirse en un filón a explotar hasta convertirlos en estrellas revienta-estadios. Puede que otro de los problemas sea ese manidísimo tema que da forma al disco, que es el de la soledad en los meses de gira, que de puro sobado, da hasta pereza. Será cuestión de esperar, ¿o es que a la tercera no va la vencida?

Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Wake Up’, ‘Someday’
Te gustará si te gusta: Bloc Party, Muse, Snow Patrol.
Escúchalo: Soundcloud.

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