En un 2009 en el que aún estaba muy fresco el exitazo del crossover africanista de Vampire Weekend y El Guincho, la propuesta de Extraperlo difícilmente podía sortear cierta sospecha de oportunismo. Sin embargo, su pop de influjo tropical tenía sin duda más que ver con los rasgos mestizos que bandas británicas, como Orange Juice y Aztec Camera, o nacionales, como Esclarecidos y Ciudad Jardín, aportaron en los 80. Por más fogonazos electrónicos y bailables que aportaran a las canciones de su debut, ‘Desayuno Continental‘, un posicionamiento estilístico tan marcado les situaba, inevitablemente, próximos a la frontera que separaba a aquellas buenas bandas de otros coetáneos de dudoso interés como Level 42 o Danza Invisible. Por tanto, más que oportunista, el estilo de este cuarteto barcelonés se antojaba más osado de lo que aparentaba.
En aquella ocasión, la banda sorteó la cuestión empujada por una tendencia favorecida por el hype y, claro está, gracias a canciones certeras e irresistibles como ‘Bañadores’, ‘Las palmeras del amor’, ‘Negroni’ o ‘Noche en la montaña’. Tres años después, en los que sus miembros han estado involucrados en proyectos muy diferentes (Capitán, las desactivadas Granit) toca demostrar qué había de sincero en aquel debut y, en ese aspecto, ‘Delirio específico’ es una continuación inmejorable. En su segundo álbum, Extraperlo han limado las aristas incómodas de viejas canciones como ‘Wornie’ o ‘Ciutadella’, haciendo perfectamente palpable su esfuerzo por cuidar su contenido, depurando al máximo la calidad de los poco más de treinta minutos de esta nueva obra.
Vertebrado en magníficas canciones, entre las que destaca sobre todas ‘Ardiente figura‘ pero que tiene un notable acompañamiento en ‘Resplandor’, ‘Fina vanidad‘ o ‘Modelos blandos’, ‘Delirio específico’ supone un gran trabajo de confirmación para una propuesta tan personal como esta, apoyado sobre todo en un acertadísimo trabajo de producción de Pablo Díaz-Reixa (El Guincho). Aunque el canario afincado en Barcelona resulta reconocible en muchos detalles sonoros (especialmente en los sintetizadores), su trabajo destaca sobre todo porque sabe dar enfoque y sacar partido a los recursos propios del grupo, arrojando luz a un precioso sonido de guitarras, a los coros de Alba Blasi y a la controvertida voz de Borja Rosal, con ese tono tan Germán Coppini, logrando transformarlo en uno de los más marcados valores de la banda, y no en un lastre. El trabajo de Díaz-Reixa es tan brillante que consigue un efecto que suponemos indeseado: por momentos (pienso en ‘Fieras’ o ‘Saxo azul’), parece que el sonido esté por encima del valor de las mismas canciones. Un pero que no quita que estemos ante el buen disco que quizá muchos ya no esperaban de Extraperlo.
Calificación: 7,3/10
Lo mejor: ‘Ardiente figura’, ‘Modelos blandos’, ‘Resplandor’, ‘Fina vanidad’
Te gustará si te gustan: El Guincho, Linda Mirada, Golpes Bajos
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