A veces tengo la sensación de que el underground madrileño ha tenido muy mala suerte. Desde que hace unos años los medios empezaran a hablar de él, apenas Los Punsetes han logrado dar un salto a la fama. Y pequeño. La mayoría de bandas (Cosmen Adelaida, Solletico) no han llegado después de temporadas y temporadas a completar un disco largo, mientras que otras que sí lo han hecho (Rusos Blancos, Juanita y los Feos) no se han hecho tan famosas como merecían.
Los Claveles representan en muchos sentidos la mejor expresión de ese «underground», a pesar de provenir en parte de un pueblo de Toledo (como Mijaíl), tanto por sus conciertos en la Sala Nasti como por su vinculación en sonido a algunas bandas de «La Movida» y por el carácter político de sus letras. Sin embargo, tampoco han tenido demasiada suerte. Ellos sí han podido editar finalmente su vinilo de debut en el prestigioso sello Gramaciones Grabofónicas, pero la marcha de uno de sus miembros y, sobre todo, la trágica muerte de su batería Sergio Grulla, a quien está dedicado este álbum, ha entorpecido su desarrollo como todos los seguidores de algunos de sus primeros temas habríamos deseado.
El 7 pulgadas de la espléndida ‘Nacional 42‘ creo que permanecerá durante muchos años entre mis favoritos. Sin embargo, la banda ha decidido no incluir ni esta canción ni ‘Las inquietudes de Blanca María’, recuperando aquí apenas el corte ‘Relicario’ de una maqueta anterior, la titulada ‘Tanatorio’. Y ha podido hacerlo porque a la banda le quedaban canciones tan afiladas, urgentes y sólidas como el nuevo single ‘Estafas‘, ‘La pena negra’ o ‘Mesetario’, todas las cuales habrían podido convertirse en hits durante los años 80 con el apoyo de ‘La bola de cristal’, ‘La edad de oro’ o ‘Tocata’.
Las canciones de Los Claveles, producidas por Sergio Pegasvs y masterizadas por Arturo Vaquero, pueden esconder su vinculación con Ciudad Jardín, Beat Happening, Los Nikis o incluso Gabinete, pero cuentan con dos particularidades: la voz de Marcos Rojas, una de mis favoritas del panorama por resultar tan idónea para lo que cuenta a pesar de sus evidentes imperfecciones, y sus letras (él es el compositor principal), tan adecuadas para el mundo de hoy e incluidas en el vinilo. ‘Estafas’ habla de manera clara sobre el espíritu 15-M («la libertad que se reparte tu sueldo dos días antes de cobrarlo» o «qué mano mece la cuna en este engranaje de terror circular»), cierto costumbrismo turbador («ayer bebí ponzoña y hoy no sé cómo evitar la quemazón, arrastrándome voy al metro a un vagón con refrigeración») o las drogas (en ‘La ruta Destroy’ aparecen citadas discotecas míticas como «Puzzle, Barraca, Chocolate o Spook»).
A pesar de lo irregular de un tracklist que incluye un par de instrumentales y alguna canción menor, lo chocante de imágenes como «cuando el castaño huele a semen seco / es cuando entra el diablo en el cuerpo», su habilidad para contar historias costumbristas de desarraigados (‘Santos El Salvaje’) o llenas de misterio (‘Acertijo’) atrapan por completo. Ya sabéis. No son malos tiempos para la lírica. «El tiempo pasa y los cuerpos se ponen feos. Las palabras no».
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Estafas’, ‘Mesetario’, ‘Santos El Suave’
Te gustará si te gusta: Ciudad Jardín, Golpes Bajos, Gabinete
Escúchalo: Bandcamp