Mucho tienen claramente un par de cosas en contra. La primera es la voz de Martí Perarnau, también compositor principal. A pesar de que probablemente contaría con el visto bueno de la odiosa profesora de canto de Rolling Stone, más que recordar a los grandes del blues y el rock’n roll (su música tiene un marcado carácter americano), carece de ese punto quebrado, canalla o tremebundo de otros vocalistas inspirados en la tradición. No vamos a ser tan malos de compararle con Ray Charles, ni con Tom Waits, ni con Johnny Cash, ni con Nick Cave. Pero pensemos por ejemplo en Alex Turner. Martí suena mucho más lineal y buenrollista, como si hubiera salido de un Operación Triunfo de cantantes alternativos, por el que también hubieran pasado los líderes de Lori Meyers, Vetusta Morla o en su momento Melón Diesel.
La otra serían las letras. ‘El apocalipsis según Mucho’ se ha inspirado en un documental sobre el «pico del petróleo», teoría según la cual el precio por barril siempre va hacia arriba, aunque la cantidad de crudo se reduzca, y en general es un disco bastante político. Sin embargo, necesitamos el desolador entorno que nos rodea para comprender su mensaje y situarlo nosotros solos en un contexto, pues sus canciones no se suelen explicar demasiado bien por sí mismas. La misma ‘Más feliz sin televisión’ que abre este segundo álbum acaba sin que comprendas demasiado bien la conexión entre frases como «El trato fue exquisito, pero entre tanto tipo distinguido prefiero ser inconveniente, hijo de puta y mal presidente», «toda tu filmografía no puede ser más aburrida» y «puedes ser el más moderno pero el día de tu entierro no te llorará ni Dios».
Sin embargo, el grupo surgido de las cenizas de Sunday Drivers sortea estos peros con un tracklist generoso en posibles hits, a destacar ‘Motores’, que no es la más representativa del disco, quizá por ser la composición más antigua del álbum, pero sí un single potencial; beneficiados de la más que correcta producción de Ricky Falkner (un experto en estas cosas), Fluren Ferrer y Santos Berrocal, que sacan un lustre decididamente funky a ‘La larga risa del emperador’ (Phoenix podrían asomarse por aquí) y de blues arrastrado a canciones tan galopantes y complejas como ‘El lustroso alarido’. Son los teclados en esta última pista y el cuidado de ellos y las guitarras a lo largo de todo el disco, junto a la desestructura de composiciones como ‘En la base de la montaña’ las que hacen que la escucha de este ‘Apocalipsis’ resulte más interesante de lo que parecía en principio.
Calificación: 5,8/10
Lo mejor: ‘En la base de la montaña’, ‘Sal de la tierra’, ‘La larga risa del emperador’
Te gustará si te gustan: Lori Meyers, Vetusta Morla, Sunday Drivers
Escúchalo: Deezer