Dean Wareham: «U2 es una multinacional»

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Dean Wareham: «U2 es una multinacional»

Mientras en Europa la escena underground de finales de los 80 y principios de los 90 se componía por My Bloody Valentine, The Jesus and Mary Chain o Slowdive, en Estados Unidos destacaban Galaxie 500 como exponentes del dream pop. En una animada charla por teléfono, Dean Wareham, ex miembro de esta última nos habla de sus experiencias como músico, de la vuelta de bandas míticas y de su libro, que se publicó en España el pasado noviembre.

¿A qué te dedicas últimamente?
Volví de Louisville hace poco, estaba grabando un disco con Jim James de My Morning Jacket y parece que ya está completo. También tengo otro, que grabé con Jason Quever de Papercuts. Es una buena sensación. Los dos discos saldrán solo con mi nombre.

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¿Qué pasa con Britta?
Britta ha participado activamente tocando el bajo y los teclados, pero solo canto yo.

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¿Hiciste tu libro solo para tus fans o para todo el mundo?
No quería que fuera para fans. Quise escribir un libro que cualquiera pudiera disfrutar sin conocer mi música, aunque está claro que ayuda. Escribir un libro es como hacer música, primero hay que conseguir algo que puedas disfrutar tú mismo y después pensar en los demás. El verdadero pánico llegó cuando ya estaban las copias listas (risas). Leí muchas biografías de rock antes de escribir ‘Postales Negras’ y muchas estaban escritas por periodistas. Es muy difícil escribir un libro.

¿No fue algo sonrojante contar tus experiencias y pensamientos sobre tus grupos? Quitas mucha parte del mito.
Empezar con un grupo es como enamorarse, probablemente estás cuatro años muy bien y después empieza a molestarte todo. Yo sigo sin ser amigo de Damon y Naomi (NdE:los otros dos miembros de Galaxie 500) pero soy amigo de todos los miembros de Luna. Damon y Naomi son pareja desde que eran adolescentes y nunca nadie había roto con ellos a excepción de mí. Parece que todavía están molestos.

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¿Cómo te sientes cuando tocas canciones de Galaxie 500?
Es genial. Tocarlas veinte años después y ver que la audiencia se compone de veinteañeros que se saben las letras de principio a fin es emocionante.

¿Y qué piensas de las vueltas de grupos míticos?
Es raro. Lo entiendo porque mucha gente lo hace por dinero, mira a los Pixies, ¡ganaron mucha pasta! Si tienes un grupo y vuelves veinte años después es un poco raro, la atmósfera es distinta.

En el libro hablas de una fiesta en Napster a principios de los 2000. ¿Te preocupan los peligros de las descargas ilegales?
Creo que es algo que debe preocupar más a Madonna y a Metallica, que tienen más que perder. Pero no, no tenía ni idea de cómo iba a transformar todo. Está claro que la invención del iPod supuso una revolución, incluso más que la del mp3 pero cada vez es más extremo. La gente espera que la música sea gratuita, pero desafortunadamente vivimos en una sociedad capitalista donde nada es gratis. Es muy fácil distribuir tu música, pero que te paguen por ella es difícil, pero bueno, sobrevivo.

¿Cuando empezaste en la música pensabas que ibas a hacer dinero?
No, ni de lejos. Nunca pensé que fuera a ser mi modo de vida. Los grupos de ahora tienen difícil conseguir dinero pero a cambio pueden cosechar más triunfo y hacerse grandes.

En ‘Postales Negras’ insistes que bandas como U2 o R.E.M. son más empresas que grupos en sí…
Son multinacionales, U2 pagan ahora sus impuestos en Holanda para ahorrarse un dinero. En Irlanda todo el mundo estaba furioso. Lo de R.E.M. también es curioso, las ventas de ‘Accelerate’ fueron muy modestas y casualmente rompieron después de ese disco.

Por otro lado reivindicas el DIY.
Está bien. Implica también mucho trabajo, tengo mi propio sello y créeme que no es muy divertido cuando tienes que estar yendo a la oficina de correos, por ejemplo. Es como encargarte de tu propio negocio, a veces es abrumador. Otra cosa agotadora es hacer social media, actualizar Facebook, Twitter… todas esas cosas que se supone que los artistas tenemos que hacer ahora. Aunque también podría ser como Jonathan Richman que no está en redes sociales y no tiene ni móvil.

Dices que tu disco favorito de Galaxie 500 es ‘Today’. ¿Es porque encontraste tu sonido?
Sé que el más popular es ‘On Fire’, el segundo. La sensación con ‘Today’ es efectivamente la de haber encontrado un sonido, pero cuando lo escucho, hay partes en las que directamente no sabía lo que hacía con la guitarra, estaba perdido. No era consciente, el disco lo grabamos en muy pocas tomas –a veces solo una- y con Luna a veces teníamos hasta veinte. Estos pequeños errores convertían el sonido en algo más interesante. Con el disco que acabo de hacer pienso en los solos de guitarra, y definitivamente los mejores suelen salir cuando estás perdido.

¿Qué piensas de los grupos noveles que te citan como influencia o se reconocen similares a Galaxie 500?
No creo que se parezcan, sí introducen mucho reverb y tocan lento, pero es común. Aún no he escuchado ningún grupo del que piense «¡oh, esto es igual a Galaxie 500!». Hay mucho revival del shoegaze, bandas inspiradas por Spacemen 3 o Jesus and Mary Chain y es cierto, la gente tiene recompensas por repetir algo que se hizo ya hace veinte años. Ya sabes, cuando empiezas un grupo piensas que estás haciendo música inédita.

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