La última película de Judd Apatow demuestra que no hay género que dependa más de los actores que la comedia. Salvo casos aislados (me viene a la cabeza Lubitsch), el cómico es el rey absoluto, no el director. La comedia escapa a la “política de los autores”, al culto al realizador. ¿Qué sería de los hermanos Farrelly sin Jim Carrey o Ben Stiller? ¿O de Adam McKay sin Will Ferrell? ¿O de la última gran comedia, ‘La boda de mi mejor amiga’, sin Kristen Wiig?
Entonces, ¿qué pasaría si Apatow dirigiera una película que no estuviera protagonizada por ningún cómico: ni Steve Carell (‘Virgen a los 40’), ni Seth Rogen (‘Lío embarazoso’), ni Adam Sandler (‘Hazme reír’)? Pues que el resultado sería ‘Si fuera fácil’, su película más floja hasta la fecha.
‘Si fuera fácil’ (horrible e incomprensible “traducción” del título original ‘This is 40’) está concebida como un spin-off de ‘Lío embarazoso’. La película se centra en dos personajes que aparecían en ésta: la hermana y el cuñado de la protagonista. Pero también podría ser vista como una secuela, una segunda parte protagonizada por un matrimonio en plena crisis de los cuarenta que podríamos interpretar como una proyección del futuro que le espera a la joven pareja de ‘Lío embarazoso’.
Como es habitual, Apatow juega con los códigos del (sub)género, en este caso la comedia familiar, para hablar sobre temas de más calado dramático como las dificultades para conciliar la vida familiar con la vida en pareja, el vértigo existencial que produce el paso a la madurez, el desgaste que provoca la convivencia, la educación de los hijos o los actuales problemas económicos de la clase media americana.
El director maneja con soltura los tiempos, dosificando con habilidad los momentos cómicos (chistes verbales, gags escatológicos, comedia de situación) y los dramáticos (los problemas derivados de las tensiones sentimentales y familiares). Pero le falta lo más importante: un talento cómico. Sus carencias como director y guionista salen a la luz cuando no hay un gran comediante que le ayude a soportar el peso de la película. Ni Paul Rudd ni Leslie Mann (esposa del director), por muy correctos que estén, son capaces de hacerlo. Y se acaba notando.
La consecuencia es que ‘Si fuera fácil’ es la película más convencional y desaliñada de Apatow. Una comedia llena de altibajos, con algunos personajes muy mal desarrollados (los padres respectivos), que mantiene el tipo gracias a un puñado de brillantes gags, una excelente banda sonora (con temas de Fiona Apple o Wilco y la presencia de cantantes como Ryan Adams o Graham Parker) y la interpretación de una sorprendente y muy divertida Megan Fox. 6,9.