Pony Bravo / De palmas y cacería

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Pony Bravo / De palmas y cacería

Cuando Pony Bravo tocaron en el FIB el año pasado ‘Mi DNI’, una canción que habla sobre una fiesta de Mondo Sonoro en la que la gente está colocada (el propio cantante también) y aparece alguien que escribe para Rockdelux, con citas a productores omnipresentes tipo Paco Loco o Carlos Jean y al sello Mushroom Pillow (el de Delorean, We Are Standard o Chinarro), pensé que estábamos ante una gracieta aislada. Un divertimento para amenizar un setlist compuesto en principio sólo del material extraído de sus dos discos hasta entonces, ‘Si bajo de espalda no me da miedo (y otras historias)’ y ‘Un gramo de fe‘. Pero no. El grupo sevillano iba en serio con lo de hacer un álbum de letras más directas y divertidas -casi tontas-, menos misteriosas e inquietantes.

Al margen de esta aparente parodia sobre el mundo del famoseo indie como las ya realizadas por Chico y Chica en ‘Cuatro en Alicante’ (unas rapeadas, otras habladas, pero el fondo es el mismo), ‘De palmas y cacería’ es el primer disco de Pony Bravo después del 15-M y eso se nota por la cantidad de temas que son dardos envenenados sobre el mundo que nos rodea. Su reflejo ácido, casi repugnante, de la decadencia de la sociedad ya estaba ahí, pero ahora sus versos son más directos que nunca. El tema adelanto ‘El político neoliberal‘ es claro en su estribillo «Sarkozy-kozy-kozy, Sarkozy-cosí-cosá», con sus referencias a «la cocaína que vuela por los despachos de la ciudad» y sus arriesgadas repeticiones «lo vi robar» o ese subyugante «vótenme»; y también encontramos una canción llamada ‘Cheney’ (sí, por el vicepresidente de la era Bush, con frases como «cowboy de mierda que todo lo puede») y otra muy ilustrativamente llamada ‘Eurovegas’ («lo que pasa en Eurovegas, en Eurovegas se queda»).

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Es significativo que el disco, muy cuidado en su edición digital gratuita (y no es broma, han conseguido que las letras aparezcan canción por canción en la pantalla de tu smartphone favorito), se abra con un ácido corte titulado ‘Turista ven a Sevilla’, que bien podría haber hecho temblar a Sílvia Pérez Cruz en los Goya de haber servido de banda sonora a la estupenda ‘Grupo 7‘ como merecía (y seguro que de la gala habría salido una canción tan buena). «No hay futuro cuando se pierde el encanto», repite Daniel Alonso en este tema que cuenta con su típico ritmo vibrante y la guitarra española y coros del Niño de Elche.

Musicalmente, con la producción de Raúl Pérez desde La Mina (Sevilla), Pony Bravo mantienen su mezcla imposible de rock andaluz, rumba, flamenco, kraut y funk. Incluso para los temas menos llamativos por su letra se han guardado una guajira (de Hawaii) y una zambra (de Guántanamo), haciéndonos creer que este improbable mejunje de influencias estuvo siempre ahí, funcionando. No puede llegar en mejor momento ni del tracklist ni de la vida esa canción llamada ‘Ibitza’, como recién salida de DFA, mejor que tres cuartas partes del último disco de Hercules & Love Affair.

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Entre unas cosas y otras, ‘De palmas y cacería’ es una obra de lo más entretenida, curiosa y honesta, pero también tan de su tiempo que quizá termine siendo demasiado esclava de él. Desgraciadamente un chiste pierde cierta gracia cuando se escucha más de una vez y por ello es probable que canciones como ‘Mi DNI’ o la populista ‘Eurovegas’ no suenen en tu reproductor en bucle dentro de unos años como sí sucederá con ‘Noche de setas’ o ‘La voz del hacha’. Sin embargo, pase lo que pase, no se puede ignorar que aquí hay material de sobra para producir uno de los directos mejores y más divertidos de los próximos meses y que es bastante probable que gracias a ello Pony Bravo terminen de consolidarse como una de las diez mejores bandas de nuestro país en este momento.

Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Ibitza’, ‘El político neoliberal’, ‘Turista, ven a Sevilla’
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Escúchalo: Soundcloud

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