En la ceremonia de los Premios de la Música Independiente, que os contamos en directo ayer desde el Nuevo Teatro Alcalá, la organización tuvo la ocurrencia de poner un par de pantallas con una selección de «tweets» opinativos. Al final de la noche, uno resultaba especialmente autocrítico y quizá permaneció demasiado rato expuesto. Tras la victoria de Xoel López, Niños Mutantes y La Habitación Roja en las categorías principales, Indies Cabreados escribían: «Nos decís que son los PremiosMI de 2004 y nos lo creemos», siendo además retweeteados varias veces. Un lector de JENESAISPOP, José Luis Rodríguez Mera, iba más allá situando todo en 2001.
NOS DECÍS QUE SON LOS #PremiosMI DE 2004 Y NOS LO CREEMOS.
— indiescabreados (@indiescabreados) June 17, 2013
Post de 2001 lo menos RT @jenesaispop: Niños Mutantes, disco del año. La habitacion roja, canción del año. #premiosMI http://t.co/3BbOM8ecT6
— Jose L. Rguez-Mera (@joselurr) June 18, 2013
La verdad es que los resultados no cuadraron demasiado con la opinión de la crítica. Si recordamos la lista de listas elaborada hace unos meses sumando la clasificación de decenas de medios de comunicación, la coincidencia se queda a las puertas de ser nula. John Talabot encabezaba aquella tabla (al igual que las nominaciones de estos premios, elegidas por un jurado entre el que nos encontramos nosotros mismos), seguido de Los Punsetes, Los Evangelistas, Pegasvs y La Bien Querida, única reconocida con dos premios de todo aquel top 10, junto con Hidrogenesse. Para encontrar a La Habitación Roja había que desplazarse hasta el puesto 17. ‘Atlántico‘ de Xoel López se quedaba en el número 29. ‘Náufragos’ de Niños Mutantes, álbum del año en los premios, ocupaba un tímido puesto 49.
El responsable de este «regreso a 2001 o 2004» no es otro que el público. Lo primero que hay que preguntarse, por supuesto, es si todos aquellos que se están quejando de los resultados, aquellos que están lamentando la derrota de John Talabot en Twitter, que son bastantes y con los que comulgamos, se molestaron en votar. Hay una larga y pesada tradición en este país de quejarse de los resultados de unas elecciones o de una encuesta popular sin haber siquiera participado. Lo segundo es si es adecuado que unos premios que buscan el prestigio deberían basar su decisión última en el pueblo, dejando en manos de fans, público fiel y amigos los galardones más importantes. Recordemos que los premios que decide un jurado suelen ser más prestigiosos (los Mercury frente a los Brits en Reino Unido, los Grammy frente a los MTV o los Billboard en Estados Unidos).
Los Premios de la Música Independiente encierran alguna contradicción: aíslan a grupos fichados por majors como Love of Lesbian (distribuidos por Warner) o Lori Meyers (fichados por Universal) para terminar premiando a algunos que deben gran parte de su fama a los días en que estuvieron fichados por multinacionales, como es el caso de Deluxe (que editó en EMI). Sin embargo, su estrategia parece clara. Como plataforma, históricamente ha alternado los premios a lo más alternativo o experimental (Delorean, El Guincho) con lo más asequible para el público (Vetusta Morla, El Columpio Asesino), en un intento de consolidar una «zona media dentro del mundo alternativo» y por ello optando por un sistema mixto de voto popular y de jurado que evite que todos y cada uno de los premiados suenen a chino al 95% del público. Apuesto a que la actuación acústica de Xoel quedará mejor en La 2 de TVE que un «live» de Talabot (que no actuó).
Situar los galardonados en 2004 puede abrir un debate peregrino que incluiría a algunas de las alternativas y nuestros favoritos (aquellos que pensamos que han desarrollado de manera más ambiciosa su carrera). Objetivamente Hidrogenesse debutaron mucho antes de ese año, David Rodríguez de La Bien Querida está en esto desde principios de los 90 y John Talabot no es precisamente un adolescente, como tampoco lo son algunos otros como Pegasvs, Klaus & Kinski o Los Punsetes. El debate que abrir es el que hemos planteado en otras ocasiones: el desinterés de la adolescencia de nuestro país por crear música, quizá porque no lo entienden como una vía de expresión digna (no digo ya, por supuesto, rentable) cuando el gobierno ni siquiera lo reconoce como parte de la cultura, al situar su porcentaje de IVA en el 21%.
Teniendo en cuenta que ni los artistas noveles tienden a ser jóvenes, quizá es bueno concluir que la edición 2013 de los «UFI» ha sido la de premiar la resistencia, reconociendo a artistas que -suponemos- han tenido que vivir bastantes penurias durante la última década y que, a pesar de todas las adversidades, han logrado resistir publicando más o menos regularmente sin rendirse. Enhorabuena por ello.
Foto: Juan Tierra.