Posiblemente a Jay Z las comparaciones de su nuevo disco con el último de Kanye West no le harán nada de gracia. Probablemente no sea ni justo plantearse un enfrentamiento entre ambos discos, pero la situación se presta a este sencillo juego. La proximidad en la fecha de publicación de ambos y que el anterior fuese el colaborativo (y excelente) ‘Watch The Throne’ hace que lo más normal sea esa comparación.
Si tuvieramos que limitarnos a basar toda esta crítica en comparar este ‘Magna Carta… Holy Grail’ con ‘Yeezus’, probablemente el de Jay Z saldría muy mal parado. Donde el de Kanye es innovación, riesgo, hallazgos y provocación, el disco del marido de Beyoncé opta por quedarse en un lugar mucho más tranquilo, mucho más seguro. Ya decía Rick Rubin, cuando desmentía que hubiese tenido algo que ver con este disco, que después de salir de las sesiones del primero, lo de Jay Z se le había hecho difícil porque sonaba demasiado normal, “más tradicional”.
¿Es la palabra “tradicional” la que mejor define el nuevo trabajo de Jay Z? Probablemente. Es posible que muchos de los inconvenientes que surgen de la escucha partan de ese concepto de no querer arriesgar. Empezando por la producción, donde aparte de ‘Tom Ford’, en la que Timbaland pone sobre la mesa una base atractiva y juguetona, es muy escaso el nivel de exigencia de este disco. El equipo de productores, encabezado por el propio Timbaland, que se encarga de la mayor parte, no destaca en sus aportaciones. Hay momentos de fugaz brillantez escondidos en temas que por diferentes motivos (como la duración y la excesiva aportación de Justin Timberlake en ‘Holy Grail’) no acaban de destacar lo que pudieran.
Curiosamente, el nexo de unión entre los tres trabajos a los que nos hemos referido hasta ahora es Frank Ocean. El cantante abría con su voz el disco de ambos en la indispensable ‘No Church In The Wild’ y también ponía un broche maestro en uno de los temas imprescindibles del de West, ‘New Slaves’. En ‘Magna Carta… Holy Grail’ Ocean aparece en ‘Oceans’ -¡cómo no!-, donde su presencia, aunque irremplazable, no consigue levantar un tema que carece de gancho.
Por otro lado, y siendo justos, que el disco suene excesivamente “tradicional” no tiene por qué ser un condicionante. Como es casi obvio, nos encontramos ante una producción cuidada que, aunque no destaque por su innovación, no se debe descalificar sólo por ello. Pero hay varios y evidentes errores de cálculo. La inclusión de esos samples completamente prescindibles y «random», de Nirvana y R.E.M. en ‘Holy Grail’ y ‘Heaven’ es uno de ellos. Estos se suman al desacierto más claro del disco, las letras. No son necesarias las incontables alusiones a su figura como el más grande de la historia repartidas en todo el álbum, o sus comparaciones a gigantes del arte en ‘Picasso Baby’, o declararse un rey, una idea magnificada en ‘Crown’ pero que se repite en la mayor parte del disco. Desde el título, haciendo referencia al Santo Grial y a la Carta Magna, seguir alimentando el estúpido rumor de que en realidad el rapero pertenece a la orden de los Illuminati, llega a ser cansino. Tal vez Jay Z debería tomarse su grandeza un poco menos en serio. Un poco más de humor le habría sentado mejor, y el mejor ejemplo es esa referencia a Miley Cyrus en el final de ‘Somewhereinamerica’, que es uno de los mejores momentos del disco.
Jay Z no comparte la opinión de Kanye West de no querer sonar en las radios. Jay lleva alcanzando el primer puesto de álbumes de su país desde 1998 con cada nuevo trabajo, y para este se lo ha asegurado antes de su publicación. Sin embargo, el único sencillo número 1 de su discografía en solitario fue en 2009 con ‘Empire State of Mind’ y no, no es lo mejor de su carrera, aunque probablemente sí lo más comercial, lo más tradicional. Los mayores ataques al disco hasta ahora han sido a raíz de su comparación con el nuevo disco de Kanye, pero si Jay Z nunca ha arriesgado en sus casi 20 años de carrera, ¿por qué iba a empezar ahora? De hecho, la pregunta correcta debería ser: ¿puede permitirse un rapero de su estatus sacar un disco innovador y de espaldas a lo que espera su público? Permitan que lo dude.
Calificación: 5/10
Lo mejor: ‘Tom Ford’, ‘Somewhereinamerica’,
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Escúchalo: Deezer