Cuando Luke Haines (discografía, aquí) contesta el teléfono, lo hace de forma educada despejando cualquier temor sobre el agrio carácter que ha cultivado a lo largo de su carrera. De hecho admite estar menos enfadado que en los noventa. En esta animada charla, Haines habla de su último disco, ‘Rock n’ Roll Animals’, de la creatividad y hasta nos hace una confesión: disfrutó escribiendo su libro pero prefiere escribir canciones aunque si alguna vez se retirara de la música se dedicaría a pintar cuadros. El tiempo se nos acaba rápido y tiene que cortar de forma imprevista, pero no duda en contestar un par de preguntas más por correo electrónico.
Si Luke Haines fuera un animal del rock and roll, ¿cuál sería?
¡Yo mismo soy un animal del rock and roll! (risas). En cualquier caso, un zorro plateado.
Trabajaste con Julia Davis en las narraciones de tu último disco. ¿Es porque es una voz familiar para los británicos?
No mucho, en un principio grabé las narraciones utilizando mi propia voz, pero sonaba espantoso y ese no era el efecto que quería conseguir. Conozco a Julia y después de terminar con las narraciones escuché una voz en mi cabeza y era la suya, así que le pregunté si quería hacerlo y aceptó. Fue muy singular porque esos no son los trabajos que suele hacer.
Tu hijo también hizo coros en el disco. ¿Te gustaría que se involucrara en la música?
Le encanta tocar instrumentos así que ya está involucrado, lo que no sé es si tiene algún interés en el rock and roll, eso ya es cosa suya. No alentaría o desalentaría a nadie a hacer nada.
‘Rock and Roll Animals’ es un disco corto (no pasa de 35 minutos). ¿Qué es lo que más se disfruta haciendo discos breves?
Lo último en lo que trabajé fue en ‘The North Sea Scrolls’ y sacamos un disco doble, por eso al volver a sacar un disco por mi cuenta pensé en hacer algo breve. Mis mejores discos han sido los cortos, nunca me ha gustado excederme más de la cuenta. Para mí, lo más importante y sobre todo por cómo han ido siendo mis discos, es que es imprescindible ser conciso y que el público entienda la historia en una sola escucha.
A lo largo de tu discografía has tratado temáticas muy diferentes entre sí. ¿Alguna vez pensaste que fueras a ser tan específico?
No, cuando empecé con The Auteurs la concepción era la de una banda de rock y las canciones se tornaban angustiosas, con ese punto romántico de la new wave. Cuando empiezas a sacar discos por tu cuenta intentas explorar y lo que más disfruto cuando hago discos conceptuales es el pensar una historia y estirarla al máximo. Lo que pasa muchas veces es que hay discos de los que solo quieres bajarte una canción y desechas el resto. Eso no me gusta, todavía entiendo los discos como una idea completa en sí misma.
La magia es uno de los elementos más importantes de tu nuevo disco. ¿Te has vuelto más suave con la paternidad?
No tanto suave como maduro. Ya no se me ocurriría escribir letras como las que hacía con The Auteurs, no podría escribir otra vez un ‘After Murder Park’. La idea de la magia viene también por lo psicodélico del disco y porque en Reino Unido hay una especie de movimiento racionalista y me parece aburridísimo. A pesar de ser un partidario de Internet, creo que las nuevas tecnologías han limitado mucho la imaginación. La magia tiene que correr, el arte trata de eso, de imaginar y ahí es donde me sitúo. No me gustan las conversaciones complejas, no me gusta el racionalismo (risas).
¿Piensas que tu música es aplicable al resto del mundo? Muchas de tus canciones son una buena radiografía de la sociedad británica.
Muchos artistas escriben canciones que están hechas para convertirse en un éxito mundial y en su mayoría contienen mensajes muy simples, algo que cualquiera pueda entender con mensajes como “la paz es algo genial”, “el mundo es horrible”, “vamos a querernos entre nosotros” o cosas así. Cualquiera puede cantar eso, como The Killers en la canción de ‘Human’. Da la sensación de que cualquiera puede entrar en esa tónica. Mi música es específica, de hecho no me sentiría cómodo si tuviera un hit masivo, quiero decir, estaría bien por el dinero pero tampoco me parece lo más importante.
¿Alguna vez has pensado dónde estarías si fueras famoso dentro del mainstream?
Pienso que ser famoso no tiene ningún beneficio, no te hace ni mejor persona, ni más inteligente. Cuando se puso a la venta ‘Bad Vibes’ sufrí, porque el libro tuvo mucho éxito y tenía que ir haciendo entrevistas aquí y allá, a veces me reconocían y la verdad es que no me gustaba nada. Así que me estoy deshaciendo de eso deliberadamente, haciendo discos raros (risas).
Cuando empezaste con The Auteurs os volvisteis muy conocidos en Francia, casi más que en Reino Unido. ¿Conoces bien a tu público? ¿Mantienes contacto con él?
The Auteurs se volvieron muy conocidos en Francia, llegamos a tocar en aforos de 1000 o 2000 personas, una cifra nada despreciable. No nos lo esperábamos, la verdad. Ahora cuando voy a Francia toco para 300 personas o así, no me preocupa demasiado el tema del público. Te vuelves viejo, los dos primeros años con The Auteurs teníamos la atención de la prensa y creo que ese factor es importante para llenar un concierto y mucha gente llega a ti por eso.
Decías que la gente no compra discos porque está cansada de escuchar lo mismo. ¿No es una afirmación muy aventurada?
¿Y eso te parece interesante de mí? (risas). Creo que es verdad, hay una cantidad de grupos compuestos por cuatro personas con la alineación de siempre, guitarra, bajo y batería. Lo que me interesa ahora mismo, que en cierta forma es lo que intento hacer, es el folk. Montar un set pequeñito, sin demasiados instrumentos.
Tengo curiosidad por saber dónde situarías tus discos y los de tus otros grupos, ¿influencias clásicas o de ahora?
Mi último disco lo situaría junto al del wrestling (‘9½ psychedelic meditations on British Wrestling of the 1970s and early ’80s’) porque forma parte de la trilogía de discos conceptuales, que intentan ser folk pero bueno, se quedan en eso, en intento, el folk me está grande. Mis influencias pasan desde la música de sitar hasta los discos setenteros de Sun Ra. The Auteurs nunca han sonado parecido a nada de lo que yo escuchaba.
En los 90 no te gustaba mucho el Britpop. ¿Que estilo actual te gusta menos?
La verdad es que no sigo a muchos grupos de ahora porque me parece que todos hacen lo mismo de hace veinte o treinta años. Es curioso, pero cuando empecé con The Auteurs a finales de los ochenta, lo único que mirábamos del pasado era a la Velvet. Después lo más lejos que nos íbamos era a dos o tres años antes.
¿Qué te molestaba más en los noventa, los grupos o la industria?
Me molestaba todo (risas). ¡Estaba muy cabreado! Es muy interesante estarlo cuando eres joven, pero cuando eres de mediana edad no es tan divertido, si sigues estando así como a los veinte tienes un problema. Yo ya no estoy tan enfadado. (risas)
Te echarías algún enemigo después del libro.
No, al contrario. La mayoría se lo tomó con humor.
¿Ha habido algún intento de reunión de alguno de tus grupos? ¿Lo ha pedido el público?
Nadie ha pedido una vuelta de Black Box Recorder, pero no importa porque cuando rompimos definitivamente, en 2010, sabíamos que no habría vuelta atrás. The Auteurs han tenido ofertas para volver, pero eso no va a volver a pasar.
¿Crees que Saint Etienne son o han sido parecidos a Black Box Recorder en algún momento? ¿Te gusta la intelectualización del pop comercial que hacen?
No creo que Black Box Recorder tuvieran nada en común con Saint Etienne salvo que las cantantes de ambos grupos se llaman Sarah. También tengo que anotar que John Moore y yo somos, de lejos, mucho más guapos que Bob y Pete.
Por último, me gustaría saber en qué proyectos futuros estás trabajando. ¿Qué será lo próximo que harás para demostrar tu «songwriting genius»?
Ahora mismo estoy grabando un nuevo disco que será la última parte de mi trilogía psicodélica. (‘9 1/2 Psychedelic Meditations on British Wrestling…’ y ‘Rock n Roll Animals’ son las dos primeras). Lo de “songwriting genius” era un chiste, no creo que la gente que escriba canciones tenga que ser considerada “genio”. Todo es arte y el arte no es ni más ni menos que una broma. Pero de nuevo, todos sabemos que las bromas no existen…