Kokoshca / Hay una luz

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Kokoshca / Hay una luz

GDOB-30H3-007 (1k1)El primer empujón para salir de las sombras, tras un par de largos en el desaparecido Birra y Perdiz (con especial mención a ‘La Fuerza‘, su primer gran disco), se lo dio el sello Elefant el año pasado con la edición de un single que hacía justicia a su mejor canción hasta ese momento. Pero es este ‘Hay una luz’ el que está llamado a ser el disco que definitivamente saque a Kokoshca del semi-anonimato. El sello Ayo Silver!, que ha apostado todo por ellos, puede estar tranquilo: el resultado es redondo. O, mejor dicho, tan perfectamente lleno de aristas como cabía esperar.

Y es que en ‘Hay una luz’ el trío de Pamplona se doctora en su papel de banda singular, dejando patente su fuerte carisma y su personalidad más allá de sus evidentes influencias, un bien más escaso de lo que nos gustaría en el panorama underground nacional. Lo hace porque mejora su sonido ostensiblemente, merced a la mejora en los medios de grabación, logrando un crudo y afilado sonido de guitarras, y que las alternativas vocales entre Amaia e Iñaki brillen a la altura necesaria, sin que el sentimiento o la intuición queden relegados en aras de una mayor perfección. Y, sobre todo, porque han logrado reunir el mejor grupo de canciones, más variado y fiel a sí mismos, que nunca hayan publicado.

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Con la enorme ‘Directo a tu corazón‘ como bandera, un monumento de pasión sexual con aroma a clásico atemporal que rememora los mejores momentos de Burning o Los Bichos del desaparecido Josetxo Ezponda, canciones como la irresistiblemente nuevaolera ‘No volveré’ o el rhythm & blues desbocado de ‘El búho’ se convierten en pelotazos instantáneos, irresistibles. Y, coronando ese grupo rockero, está ‘Jon y yo’, la más lúcida reinterpretación de ‘Walk On The Wild Side’ que jamás se haya hecho en castellano. Pero, como decíamos antes, Kokoshca tienen, simplificando, dos caras.

Frente a esa inmediatez, su cara más oscura -también sugerente pero en un sentido distinto- queda patente en los guiños a Suicide de ‘Prefiero golpes’ (hay que tener huevos para arrancar un disco con un recadito así, dedicado a algún grupo de la escena), la sinuosa y suicida ‘Cuchillas’, el espeluznante ambient psicodélico de ‘Hay una luz’ (solo ese breve epílogo con Amaia cantando «yo te esperaré bajo aquel ciprés» ya da para crear una película de terror) y el apasionado feedback fantasmal de ‘Sigue el ritmo’. Temas cortantes y de cierta agresividad, que esculpen esa otra faceta del trío tan necesaria para entender su singularidad que, en este caso, se ve quizá perjudicada por una secuenciación que hace su parte central árida de más.

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Y como regalazo final, nos dejan noqueados al rematar el álbum obligando a El Drogas (Barricada) a calzarse un disfraz de Leonard Cohen, cantando un apocalíptico y exquisitamente arreglado (ojo al guiño Bowie de las cuerdas) vals a dúo con la fémina del grupo. Decir que esta propuesta imposible cuaja es quedarse lejos de hacerle justicia: es una de las canciones, en todos los planos, más emocionantes que hayamos escuchado en nuestro idioma en mucho tiempo. Pase lo que pase con este álbum, Kokoshca pueden estar satisfechos tras haber publicado el disco que siempre esperábamos de ellos, un disco grande (y eso incluye su fantástica portada) que deja huella de inmediato.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Directo a tu corazón’, ‘Jon y yo’, ‘Las flores del fin del mundo’, ‘No volveré’
Te gustará si te gustan: TAB, Burning, Suicide
Escúchalo: Rockdelux

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