El festival In-Edit Beefeater, que se celebra en Barcelona (también, de forma puntual, en Madrid y Pamplona) esta semana, ha presentado por primera vez en nuestro país ‘Mistaken For Strangers‘, una película dirigida por Tom Berninger (hermano de Matt, carismático líder de la banda) que tiene como punto de partida la gira que The National hicieron tras la edición de su álbum ‘High Violet‘, en 2010. Tom fue enrolado por su hermano mayor y la banda para, mientras hacía labores de roadie, hacer algún tipo de filmación documental. Sin embargo, estamos ante algo muy diferente a lo esperado y, desde luego, no ante un «documental sobre The National» al uso.
La película, supuestamente de forma accidental, se centra especialmente en presentarnos a Tom, un joven (ya cercano a la edad adulta) que sigue viviendo con sus padres y no tiene aún muy claro qué hacer con su vida, aparte de hacer cintas gore amateur. Fiestero, fan del metal («mi hermano piensa que el indie rock es mierda pretenciosa», dice Matt al inicio del metraje) y con el interés justo por sus funciones como roadie, el pequeño de los Berninger se muestra como todo un personaje en sí mismo, un patán simpático, inoportuno y centrado en los aspectos más absurdos de la música como «quién de los dos hermanos Dessner puede tocar más rápido la guitarra», haciendo comentarios y preguntas al grupo y a los miembros del equipo a menudo embarazosas y descacharrantes. Esta especie de «Torrente en Indierocklandia» pronto acapara toda la atención de la pantalla.
La mayor parte del metraje es enormemente divertido: un montaje caótico dispara escenas que van de lo innecesario a lo cómico (a veces incluso hilarante), alternados con momentos de la banda en directo (menos de los que se pudiera imaginar) o imágenes inesperadas como el estado de semi-trance de Matt al terminar un show o Aaron Dessner hablando sobre la pelea que tuvo con Matt grabando el genial ‘Boxer‘. Pero, poco a poco, el film termina siendo un deslavazado documental sobre el documental en sí mismo y su creador, máxime cuando las múltiples tropelías de Tom acaban con su culo expulsado de la gira. A partir de ahí, o incluso antes, se percibe claramente que, en realidad, todo se trata de la mirada, entre la admiración y el celo, del perdedor Tom, la oveja negra de la que todos se compadecen, al héroe Matt, el hombre al que todos admiran por su talento, reflejando esa apasionada competencia, entre el amor y la enemistad, que preside muchas relaciones fraternales.
A partir de ahí, centrada en los esfuerzos de Tom por encontrar su camino, simbolizado en la finalización de esta misma película, y en su relación con Matt, que se muestra generoso sin ser condescendiente, el film toma tintes más dramáticos y, a la vez, muestra ciertas costuras mal rematadas. Porque ahí es cuando uno empieza a sospechar que hay algo tramposo en todo esto, que Tom tiene más tintes de personaje que de persona real y que, en realidad, estamos ante un falso documental. La fase final de edición, que tras minutos de caos quiere apuntar a una coherencia no casual; la percepción de que nunca hubo solo una cámara de mano sino varias; y el aroma a moralina que rodea la culminación del filme, le resta veracidad, y uno sale del cine con la sensación de que, de alguna manera, le han tomado un poco el pelo. De hecho, cuando uno lee que el mismo autor califica su película como un «self-mockumentary» parece certificar que estamos ante una medida estratagema. Las respuestas del productor Craig Charland tras el pase de la película, pese a afirmar que Tom «es tal y como aparece», tampoco convencían de lo contrario.
Todo eso no evita que estemos ante un film (más o menos) musical de factura casi inédita, que desnuda algunas verdades y mitologías sobre las giras de una respetada banda de indie rock y sobre el grupo en sí mismo, a la vez que resulta insólitamente divertido. Honra al grupo el esfuerzo por no limitarse a los topicazos de un documental rock meramente entregado a la promoción de un disco o a dar una imagen estereotipada de ellos mismos, y no cabe duda de que ‘Mistaken For Strangers’, el no-documental sobre The National, bien merece su visionado. 7