The National, entre las masas

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The National, entre las masas

NATIONAL.madThe National han visitado esta noche Madrid por primera vez en ocho años. Ocho años que han sido fundamentales para su desarrollo como grupo y que les han llevado a un escenario muy distinto a aquel Moby Dick en el que actuaron frente a unas 50 personas. Pero ahora la banda tenía que entretener a alrededor de 4.500 en el Palacio Vistalegre (pista agotada y medio graderío abierto y completo) y lo cierto es que han aprendido unos cuantos trucos para ello, siempre sin recurrir a la caspa de arengar al público hasta el hartazgo.

El más visible desde el primer momento, pero también menos importante al final de la noche, eran las grandes proyecciones, un mero acompañamiento de sombras y colores que rara vez enriquecía la puesta en escena, y que servía más que nada para sustituir planos claros de un grupo que ha resultado siempre sombrío y huidizo, poco amigo probablemente de ser reconocido por la calle. El segundo es el innegable carisma de un Matt Berninger que consigue resultar muy expresivo incluso en la lejanía, sin el retrato de las pantallas y sin apoyarse en ningún instrumento, simplemente a través de su lenguaje corporal, su manera de arrastrarse por el escenario y su voz, bastante capaz de transmitir sus incontables emociones salvo en algún momento de descontrol y exceso. Y el más importante ha sido la habilidad para disponer su repertorio de manera que quedaba muy disimulada la ausencia de macrohits. Y ojo, ‘Bloodbuzz Ohio’ fue número 1 en la lista de mejores canciones de 2010 de esta misma casa, pero no olvidemos que estamos hablando de medio llenar un estadio que, por poner un ejemplo, ha visto actuar a los multiplatino -varias veces- Depeche Mode.

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Tras dos obligadas canciones de ‘Trouble Will Find Me‘, su último disco (‘Don’t Swallow the Cap’ y ‘I Should Live in Salt’), han sido capaces de desprenderse en los primeros 20 minutos de concierto de tres de sus mejores bazas seguidas: ‘Mistaken for Strangers’, no tan habitual de su setlist como pudiera parecer; la mencionada ‘Bloodbuzz Ohio’ y el reciente single ‘Demons’. A continuación han seguido recuperando su nuevo álbum a través de contrastes, de la agresividad de ‘Sea of Love’ a la intimidad de ‘Slipped’… para volver a pisar sobre seguro con otra de las grandes, ‘Afraid of Everyone’.

Así se ha desarrollado el concierto, dejando momentos fieros como un ‘Abel’ demasiado desgañitado, frente a otros más comedidos y más acertados y disfrutables en sus matices, como ‘Sorrow’. El quinteto se convierte en septeto con un par de músicos a los metales en directo y su trabajo en los medios tiempos o llevando de una canción a otra (como sucedía entre ‘Mistaken for Strangers’ y ‘Bloodbuzz Ohio’) es mucho más apreciable. Para agradecer a esos músicos extra han sido precisamente las pocas palabras que ha pronunciado Matt Berninger entre canción y canción, además de para el equipo que le acompaña en esta gira, muy atractivo (en inglés) y «guapo» (en castellano).

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Sus energías, las verdaderas, parecían reservadas para el final. Tras un intenso cierre con ‘Graceless’, ‘About Today’ y ‘Fake Empire’ -se dice rápido, pasó más pronto todavía-, el grupo vuelve para interpretar cuatro canciones más y las tres últimas son fundamentales: una ‘Mr November’ en la que Matt logró llegar, a través de los laterales, al mismísimo centro de la pista rodeado de gente y mareas humanas; una ‘Terrible Love’ en la que repitió hazaña de nuevo micro en mano; y una ‘Vanderlyle Crybaby Geeks’ casi completamente desenchufada. Fue el último de los trucos para volver a casa como auténticos campeones: un cierre acústico con la participación popular, pero espontánea. Allí no se oyó ni un «sing it!». Está claro que la elegancia no se puede comprar. 8.

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