Os recordamos que, al igual que los medios franceses, alemanes o ingleses, JENESAISPOP no separa en sus listas la música nacional de la internacional.
Acompañadas de mensajes que incitan al carpe diem, como “a fin de cuentas somos personas en un espacio por pocas horas”, las canciones de Grises difícilmente podían contener una descarga de energía mayor, como es el caso de este ‘Cactus’ que los fans de Two Door Cinema Club adorarán o deberían.
La militancia lo-fi no esconde que en el cuarteto Puzzles & Dragones hay talento para escribir grandes canciones, de una orfebrería melódica a la que el underground nacional parecía haber renunciado. ‘Culpable’ es el corte más emocionante del reciente EP con el que debuta este cuarteto, con reminiscencias variadas que nos llevan de The Field Mice a Avi Buffalo, pasando por el pop ochentero de Los Modelos y, por qué obviarlo, bandas de supuesta baja estofa pero de evidente calado emocional como Hombres G y Modestia Aparte.
¿Avicii en la lista de lo mejor del año de JENESAISPOP con lo que ha salido por esa boca? ¿Cuánto puede hacer un vídeo por una canción? Redescubierto a partir del excelente corto dirigido por Lena de ‘Girls’ para los inolvidables Youtube Music Awards, el segundo single de ‘True’ no volvió jamás a ser lo mismo en ese «all my life I’ve been waiting for someone like you» después del ácido final votado por el público para sus dos protagonistas.
El inesperado salto de los 60 a los 80 de Still Corners dejaba cortes tan eficaces y magnéticos como este, en el que el grupo sacaba un mayor partido a su faceta pop apartando el antiguo tono espectral, flotante, de la voz de Tessa, dejándola brillar y mostrando su cercanía al color de voz de Alison Goldfrapp o Sarah Nixey. El ‘Sweet Dreams’ de nuestro tiempo.
Había una querencia más house en el primer single de ‘Olympia’ de Austra y una más disco en el segundo ‘Painful Like’, una adictiva canción que podrían haber firmado Hercules & Love Affair, dedicada a los homosexuales que no han tenido la suerte de ellos de crecer “en una ciudad liberal como Toronto” sino en una pequeña, en ambientes hostiles.
Con ‘Kveikur’ se puede decir que Sigur Rós han superado con éxito la marcha de Kjartan Sveinsson, renovando de nuevo un discurso en constante metamorfosis y al mismo tiempo brindando a su público ese sonido lúgubre y vigoroso por cuya vuelta han babeado durante tantos años. Era el caso de este single ‘Ísyaki’, de distintivas cuerdas distorsionadas.
Entre las grandes curiosidades que nos dejaba 2013 estaba este ‘Unhold’ incluido en ‘Apar’ de Delorean, grabado junto a Caroline Polacheck de los infravalorados Chairlift. En la interesante explicación sobre cómo se grabó que nos daban, Ekhi revelaba que Caroline no utilizó ningún afinador de voz a pesar de lo complejo de la melodía. Y lo cierto es que el resultado se acerca al de una Elizabeth Fraser modernizada, a medio camino entre la extrañeza y la máxima belleza posible.
El regreso de Mazzy Star no era álbum de consumo rápido, sino que requiere ser escuchado con mimo, con plena disposición para adentrarse en sus brumosos y casi espirituales caminos. Así podemos descubrir los múltiples, discretos y minuciosos detalles que el dúo introduce a modo de asideros para no hundirnos en la intensa calma que domina el disco. Uno de los ejemplos eran los escuetos pero significativos teclados y percusiones (servidas por Colm Ó Cíosóig, colaborador habitual de Sandoval y miembro de My Bloody Valentine, si necesita presentación) que sustentan la recta final de este nada decepcionante single de presentación.
De la escena de “beatmakers” procedente de Los Ángeles de la que surgió Flying Lotus, Baths es probablemente su propuesta más accesible. Todo lo accesible que puede ser un disco que usa la muerte como tema principal para muchas de sus canciones destacadas. En ‘Miasma Sky’, por ejemplo, Wiesenfeld entonaba: “¿dónde está Dios cuando más se le odia, cuando las bocas de la tierra vienen a morder mis ropas?”. La gran obra pop de alguien que ha sobrevivido a la muerte y nos ha querido contar su viaje, un viaje con recompensa.
Como buena muestra de un álbum orientado hacia el R&B más tenue y lo-fi, era difícil resistirse de nuevo a los pequeños destellos de genio de Sean Nicholas, y también al baile sensual que imaginamos en la destinataria de una de sus canciones más emblemáticas, ‘Lonely Woman’.
Lejos de ser inmovilista, el primer disco post-Olimpiadas de Fuck Buttons pretendía redirigir su nave hacia otra ruta o, al menos, seguir un camino alternativo para alcanzar la misma meta. Una de sus mejores expresiones era el single de presentación, que les mostraba más ajenos a los estallidos pero igualmente preocupados por la creación de ambientaciones a través de excitantes detalles.
‘Graceless’, para el que The National rodaban uno de los vídeos más entregados de su carrera, recoge el guante de los más vibrantes temas de la banda, de nuevo con un fondo melancólico y triste que se convierte, además, en el escenario ideal para las siempre interesantes e intensas letras de Berninger, en este caso con cierto componente de odio hacia uno mismo.
La loca y furiosamente divertida ‘Súbeme el monitor’ era una buena muestra de las mejores bazas de Za! al margen del gran sentido del humor que aplican a todo lo que hacen: esa forma de diluir las barreras entre géneros, como si fueran fluidos que funden y separan a su antojo, creando una vital amalgama de afrobeat, punk, kraut, tropicalismo y nosécuántascosasmás.
‘Personal Record’ es el disco del año para nuestro colaborador Jaime Cristóbal (‘Clásicos que nunca lo fueron’).
Eleanor de Fiery Furnaces deja perfectamente clara su impronta y su ingenio en un ‘Personal Record’ que sonaba menos variado pero más compacto que su debut, con un nivel compositivo más consistente y presentado por este single acelerado, nuevaolero y disfrutable, una gran canción que cabría sin rubor en la discografía de Robyn Hitchcock.
Gracias a la belleza contenida en canciones como este ‘Strong’, de momento su mayor éxito, London Grammar logran, a pesar de las comparaciones con The xx, su pequeño hueco en la escena británica, sintiéndose próximos de alguna manera a otros grupos inquietos que no se limitan a bajo-batería-guitarra como por ejemplo AlunaGeorge, o colaborando en el disco de Disclosure.
‘Ya me gustaría’ es una sucesión de frases idílicas como “Una gran revolución se me antoja inminente”, “siento la fuerza del cambio”, “esta nueva sensación me transporta a lugares donde nada se termina” o “tengo ya la sensación de vivir en una nube” que topa tristemente con su trágico título. ¿Qué importan las vinculaciones con Vainica o Moldy Peaches cuando las canciones son tan buenas?
Con un ojo puesto de manera muy evidente en Nancy Sinatra y Lee Hazlewood, Adam Green y Binki Shapiro se atrevían a publicar una colección de canciones conjuntas casi puras, al menos mucho más de a lo que él nos tiene acostumbrados. «Ask me things with no warning», repite su extático final mientras los arreglos acompañan, escondidos pero muy decididos.
El quinteto liderado por el surfero Zach Ladyn y que toma su nombre del de una pequeña localidad situada en la costa californiana era claro en su aproximación a Beach Boys desde un prisma indie y con una letra de amores adolescentes que nunca pudieron ser. Con la promo adecuada, podría haber sido el ‘Young Folks’ de 2013.
El segundo single de ‘Hope Only Brings Pain’ era una excelente representación -no sólo desde su vídeo- del gusto por lo apocalíptico en la música durante los últimos años. Los barceloneses The Suicide of Western Culture se han sumado a esta imaginería que de una forma u otra ha seducido a artistas tan dispares como Dan Deacon, Houses, Fur Voice y hasta Taylor Swift, pero pocos han conseguido transmitir tanto como ellos en esta pista.
Rhye ya aparecieron en nuestra lista de mejores canciones de 2012.
Uno de los miembros de Rhye, Robin Hannibal, volvía a su proyecto junto a la cantante Coco O para entregar nuevas dianas como esta rítmica canción, entre lo bailable y lo emocionante, que no sorprende nada que esté co-escrita y producida por Fraser T. Smith, co-autor de ‘Set Fire To The Rain’ de Adele.
Aunque ahora ignorados por razones desconocidas, Shout Out Louds publicaban un álbum más que notable ampliando su espectro con una producción que, pese a cierto acento ochentero que remite a los Fleetwood Mac de ‘Tango In The Night’ o los Roxy Music de ‘Avalon’, les hacía sonar de alguna manera personales y atemporales. Era el caso de este contundente ‘Illusions’, inolvidable desde la primera escucha.
Aunque ya no tan sorprendentes como en entregas anteriores, temas como ‘We Are Explorers’ volvían a dejar claro que Cut Copy están a la cabeza del mejor pop de nuestros días, haciendo de su “revival” una seña de identidad que casi nadie ha sabido imitar. Al menos tan bien. En verdad todo el disco hablaba de la libertad y de la euforia con un sentido casi litúrgico con el que es muy fácil imaginar a sus fans comulgando en futuros conciertos o sesiones donde se pinchen cortes como este.
Es extrañísimo que digan por ahí que a partir de este EP hay que ver a The Vaccines como un “guilty pleasure”, como si alguna vez hubieran inventado la rueda o hubieran escrito canciones superserias. El single veraniego ‘Melody Calling’, de vídeo bastante “sitcom”, no es más que un acercamiento distinto a la misma temática adolescente que han practicado siempre, sólo que ahora cambiando de estilo y dejando muchas más ganas de saber adónde irán.
Emparentado con los tiempos en que el electropop se daba la mano con el techno y el house (Miss Kittin, aquel inolvidable ‘Substance’ de Felix Da Housecat con Dot Allison), ‘Invisible’ contaba con un featuring de Mannie, el álter ego masculino de Annie contestando la llamada de desamor de la propia Annie, pidiendo una hilarante segunda oportunidad.
Descargas eléctricas ahijadas de Joy Division protagonizan grandes momentos en el disco de Savages, en sintonía con la furia de las letras, ayudadas también por la voz de Jehnny Beth, definitivamente muy próxima a Patti Smith, Siouxsie y la primera PJ Harvey. Ese “si me dices que me calle, me callaré”, por suerte, no es que tenga demasiada credibilidad.
En el disco de desamor de Tegan & Sara que convencía incluso a Taylor Swift, destacaba este momento tan synthpopero en el que lograban mantener la espontaneidad y la naturalidad a pesar de los cambios y del paso de los años, a diferencia de lo sucedido con otras artistas de su generación.
Aunque su vídeo era un cuadro de secuestros y salvaciones, Drake volvía a mostrarse en este single como un vocalista excelente con gran facilidad para explotar el pop, especialmente en los medios tiempos y la balada, en este caso muy cerca de Quincy Jones y del Michael Jackson de ‘Billie Jean’.
Manel no han sido votados por ninguno de los redactores que han nacido o viven en Cataluña
Manel volvían con un tema en el que cantaban al regreso del amor. ¿Cómo lo afrontaban? Con un ritmo con el que, gracias a la percusión, parecen encaminarse muy decididamente hacia él -casi corriendo, como en la portada del disco- aunque la experiencia esté abocada al fracaso: la letra termina hablando de “un náufrago que decide probar el agua salada”. Ese paso brusco y sin pulir del final descontrolado de la primera estrofa al punteo casi tropical de la segunda era una buena pista de hacia dónde van los nuevos Manel, más rockeros y crudos. Gran vídeo, por cierto.
El singular futurismo artesano de ‘Total Folklore’ tiene su cumbre en este vibrante corte. La azucarada melodía de ‘Thumper’ cabalga sobre una lenta mole de bombo que se desboca hacia el final, invitando a una comunión caótica y orgiástica, haciéndola perfecta para desatar la locura al amanecer en un festival veraniego.
Dos trallazos muy claros en la onda del último pop chileno o The Sound of Arrows en el disco de Bravo Fisher, aunque él a quien citaba como influencia era a College y a Kavinsky. Uno, ’39’, y otro este ‘Miradas’ en el que su autor avanzaba su curiosa personalidad en las letras al pasarse al castellano, logrando apañárselas para incorporar palabras tan improbables en un hit como «cariacontecido».
El corte titular de su excelente nuevo EP, con esos teclados jazzy que le alejan del moderneo más arquetípico, era sólo una muestra del nuevo paso del productor madrileño, que bajando ostensiblemente los BPMs, derrochaba elegancia en una propuesta que aúna funk, house, space-disco y ambientes sugerentes y ensoñadores, que además ahora potencia su carácter pop.
Miley Cyrus sólo ha sido votada por redactores heterosexuales, entre ellos incluso una chica.
Dejemos a un lado cualquier clase de cinismo. Por más que nos moleste la mercadotecnia insultante de la hija de Billy Ray, hay que reconocer, simple y llanamente, que este baladón es un señor temazo, bien construido y bien arreglado, en el que hasta se llegan a percibir ciertos ecos de, ahí va, ‘Wuthering Heights’. Además, ¿no es enternecedor pensar que tus primos pequeños o sobrinitos se estarán enamorando escuchando este tema?
Jim James de My Morning Jacket publicaba un disco en solitario llamado ‘Regions of Light and Sound of God’ en el que brillaba especialmente gracias a sus estupendos arreglos una de las canciones, ‘A New Life’, con un vídeo que, como la misma composición, se iba creciendo hasta tocar el cielo.
Entre las bonitas canciones del nuevo disco de Julio de la Rosa, entre sus interesantes múltiples colaboraciones, destacaba esta preciosa balada con Miren de Tulsa a los coros, en la que se describían a la perfección los efectos devastadores de un amor que arrasa.
Aunque a nosotros nos encanta, definitiva e injustamente parece que el más reciente single de la sueca Elinor Olovosdotter no va a convertirse en un hit. Sin embargo, nos sigue pareciendo, con rotundidad, uno de los más divertidos y calientes temas que nos hayamos echado a la cara en los últimos meses. La aproximación a Jamaica por la vía del pop escandinavo es puritito summertime.
Lori Meyers aparecen por primera vez en una lista de lo mejor del año de nuestro site.
Al margen de la habilidad de ubicar en una letra las palabras «follarte» y «whatsapp» y salir no solo indemnes sino reforzados, esta canción se ha convertido por evidentes méritos propios, con sus efectistas vientos y campanitas, en un momento culminante en los ya de por sí celebrados shows de Lori Meyers, por encima incluso de sus viejos éxitos. Podemos decir que incluso ha sido capaz de convencer a los más escépticos con el grupo granadino.
Una de las canciones destacadas del proyecto ahijado de The Drums y Joy Division de Gerard Alegre Dòria era esta misteriosa pista que contenía la frase “no me acostumbro a vivir sin mis zapatos” y que nos explicaba así durante una entrevista: «También es mi favorita. Es un homenaje a mis padres, es decirle a todo el mundo que mis padres siempre me han protegido y querido, y que ahora que no vivo con ellos muchas veces los echo de menos».
El single de este grupo muniqués no es el más innovador ni arriesgado en lo que a electropop se refiere, pero la brutal melodía de ‘Games’ se instala en la memoria irremediablemente, representando a la perfección el sonido del pop circa 2013.
A Robin Thicke le ha costado una década encontrar su canción insignia, pero ‘Blurred Lines’ es tan grande que su línea de bajo ya es una de las más reconocibles de la historia. Si por lo menos hubieran avisado a los Gaye con antelación… En cualquier caso, a este tema no le faltan ganchos ni mucho menos y, sobre todo, cuenta con una letra que va a seguir generando debate.
El de ‘Anxiety’ es un inicio de álbum intenso, con este ‘Play by Play’ que va acumulando tensión hasta explotar al final. Lo hace orgánicamente y, su autor demuestra una gran habilidad para sonar influido por Prince y por el R&B en general, pero a la vez a sí mismo gracias a un sonido lo-fi recargado de capas.
Aunque ‘Baile Letal 3’ parezca brillar más, es el corte que abre por todo lo alto el notable ‘Tiempo de nísperos’ el que se ha hecho con un hueco en nuestro corazoncito. Paco Loco sacó todo el partido a este medio tiempo creciente que va sumando teclados, guitarras, cuerdas, vientos y coros, hasta culminar en un final en el que todo arde (¡Todo arde!).
Dev Hynes demuestra su excelencia como productor en este delicado medio tiempo junto a la cantante de Chairlift. ‘Chamakay’ es romántica y algo empalagosa -esa es la gracia de Blood Orange- pero también humeante, cualidad acentuada gracias al sensual saxofón que aparece hacia el final. Pero lo que otorga distinción al tema es su marimba, por cuya dulzura transcurre suavemente toda la canción.
‘Work’ es todo lo que uno hubiera podido de esperar de ‘Yung Rapunxel‘ y no ha sido: un flow bastante chulo, una base que recuerda al pop de Grimes, mucho gancho y líneas tan rotundas y potentes como “Valley girls giving blowjobs for Louboutins. What you call that? Head over heels”. Su videoclip, dirigido por Jonas & François, muestra ese pasado duro en los suburbios de Miami a los que alude la letra, moviendo ese gran (y bonito) culo a base de bien, “trabajando en su mierda”.
‘A Tooth for An Eye’ es otra vibrante canción de The Knife llena de figuras inquietantes como ese “otro niño que está chupando mi propio pulgar” o ese “empujando el carrito de la compra en enero de 2012, incluso en los suburbios de Roma”. Uno de los párrafos más esclarecedores llega cuando Karin canta sobre “reescribir la historia para satisfacer nuestras necesidades”. A juzgar por el título de la canción, suena bastante irónico y el contenido político es claro, acompañado de ese clip que deconstruía «la imagen de la masculinidad, el poder y el liderazgo».
La única canción del último álbum de Janelle Monáe que sonaba a single claro es este pop-funk divertidísimo y claramente inspirado en sus amigos OutKast, producido además con el gusto que caracteriza a su autora. Sin duda una de esas canciones para las que se inventó la palabra «irresistible», no solo por el estribillo, sino también por ese urgente ritmo que te obliga a bailar aunque no quieras.
Como hacía La Costa Brava, el dúo valenciano Maronda logra revivir el fulgor del pop vocal que en los 60 facturaban Los Mitos o Los Ángeles, y este atemporal corte, con su también clásica letra sobre despecho y rechazo, es la gran joya que corona su estupendo segundo álbum.
Este single, coescrito junto a Gary Louris (The Jayhawks), posee la perfección melódica que cabe pedir a una joven promesa del country como es la cantautora de Nashville. Rose redondeó el lanzamiento con un vídeo fabuloso, imperdible, con esa impagable escena que la muestra fumando esposada en un coche patrulla con el efecto de las luces azules sobre una bola de espejo.
Cass McCombs recibe votos especialmente del fundador más senior y de la colaboradora más junior.
Una torch song más grande que la vida, perdida en un álbum lleno de maravillas, que ha contado con la inestimable colaboración de la actriz Karen Black, que cantó en el clásico de McCombs ‘Dreams Come True Girl’, y falleció a consecuencia de un cáncer hace un par de meses (ese «incinerate me, angel» no suena, desde luego, como si nada). Karen se merienda en cero segundos el tema, que parece haber estado ahí siempre, como un clásico, desde el instante en el que empieza, a pesar de la perversión de su letra: «Brighter Sid vicious / brighter night sky / brighter housewife / I hope you all die».
Lana del Rey es una de las grandes vocalistas que hemos conocido en este siglo. Con ‘Young & Beautiful’ no logró la sublimidad de ‘Video Games’ o ‘Yayo’ pero sí encontró su canción más desgarradoramente emotiva, entre otras cosas -los arreglos, la melodía, su voz- por culpa de esa maravillosa letra con mensaje de autoconvicción: «¿me seguirás amando cuando ya no sea joven y hermosa? / ¿cuando no tenga más que dolor en el alma? / sé que lo harás, sé que lo harás, sé que lo harás…» Todavía más acongojante es la versión orquestal. ¿Oscar a la vista?
Una de las remezclas -o, mejor, reinvenciones- más interesantes sobre una canción de 2013, una de esas que impiden que la original vuelva a ser lo mismo, fue la perpetrada por Jon Hopkins para uno de los cortes de ‘Immunity’. Con la voz de Megan James de Purity Ring, el nuevo ‘Breathe This Air’ suponía una ligera aproximación al pop sin perder un gramo de las sensaciones aportadas por la versión primigenia.
Se pueden poner todas las pegas que se quieran a este single de Phoenix. La estrella será que se repiten a sí mismos por enésima vez. Pero si eso implica temas tan excitantes como este ‘Entertainment’, tan bien producidos y arreglados, con riffs tan jugosos como ese tecladillo de ambiente oriental, por nosotros perfecto… El grupo suma así un número más en su repertorio de grandes canciones pop.
¿Necesitan Dorian constantemente volver a intentar recrear el éxito de ‘Cualquier otra parte’ o ‘La tormenta de arena’? Un par de canciones de ‘La velocidad del vacío’ demuestran que el grupo es capaz de mucho más que eso con la ayuda de Phil Vinall, uno de los productores fetiche de Luke Haines. ‘El temblor’ -o también la siniestra ‘El sueño eterno’- les muestra sorprendentemente cómodos en territorios folk y fronterizos casi propios de La Familia del Árbol o Fleet Foxes.
El primer mérito de ‘Dramas y comedias’ es llamar la atención en cuanto empieza. “No quiero más dramas en mi vida” es desde este año uno más entre los míticos mantras del grupo, a lo “A quién le importa lo que yo haga”. El segundo y principal, que la elección de Guille Milkyway para producir y co-escribir la canción parezca hasta natural, con lo que ha salido por esa boca sobre el mundo “indie”. De repente, el líder de La Casa Azul es la persona idónea para canalizar las inquietudes del grupo tras su etapa kitsch-caspa-Benidorm. El diálogo entre Alaska y la sobrecargada instrumentación (“qué más da” y huracán de percusión y orquesta, “qué más da” y pianillos) es graciosísimo.
El componente inequívocamente evocador de algunas de las melodías de bRUNA te lleva directamente a donde la canción quiere, al margen de la época a la que pudiera pertenecer. Se comprende perfectamente en la magistral ‘Smell Memory’, en la que la voz repite una Y otra vez “there was only you and me”, dotando al tema del carácter romántico de otros proyectos “revivalistas” como Sally Shapiro y aquí casi con un punto soul, haciéndote pensar que la experiencia a la que se refiere el artista en esa canción, en una hipótetica lejana pista de baile, fue tuya.
”Come home practically all is nearly forgiven”, arranca la letra de ‘Right Action’, quizá como una metáfora del tropiezo en su carrera que supuso ‘Tonight‘. Puede que Franz Ferdinand no nos hayan presentado un ‘Take Me Out’ o un ‘Do You Want To’, pero sí un par de temas notables y muy pegajosos como este, que logran sonar como escritos por un grupo de adolescentes inquietos y que incitan a ser escuchados en bucle: el sueño de cualquier banda treintañera de pop cuando llega a su cuarto álbum. Si fueran un grupo novel, muchos sites estirados ya estarían prometiendo un hype.
La versión completa de ’2013′ le daba cien mil vueltas a la breve que Primal Scream presentaron inicialmente a modo de teaser. Lo que entonces parecía su enésima reinterpretación de una escala de boogie con un estribillo bien hueco que se limitaba a repetir el horrible año en que vivimos, cobra nuevo sentido en unos nueve minutos que hipnotizan, gracias a ese loco saxo glam, en un desarrollo creciente hacia ese vigoroso final. Esperanzador.
“Estoy a punto de llegar”, “no tienes que preocuparte”, “ya no hay vuelta atrás»… Las metáforas eran claras en este viaje «de ida» de la gallega Belén Vidal. ‘A Marte’ -de jugoso juego de palabras en su título- empezaba recordando a M.I.A. para rápidamente pasar a otra cosa como símbolo también de los numerosos caminos explorados en su disco, con elementos synthpop, R&B, hip-hop o house excelentemente conjugados.
Junip anticiparon la salida de su último álbum con ‘Line of Fire‘, una canción enorme, de emocionantes giros y con un estribillo que pone los pelos de punta. Fue todo un acierto además acompañarla de un impactante videoclip. Un reflejo de la inquietante cotidianidad de una serie de personajes de distintas edades a través de besos a cámara lenta, filetes que chorrean o insomnes. ¿Alguien dijo Todd Solondz?
La consecuencia del minimalismo sonoro que Majical Cloudz han aplicado a todas las canciones de ‘Impersonator’ es que las letras quedan en primer plano, y suelen ser directas hasta la incomodidad. El caso más claro sería este ‘Childhood’s End’, una de las más importantes del álbum, que arranca con un muerto a las puertas de casa (“Someone died / gunshot right outside / Your father, he is dead / I see him in my head”). Está claro que la música para ellos es un vehículo para salir de un momento de depresión y temas como este servirá para lo mismo a los seguidores de gente como Coldplay o los Antlers.
Directo a la lista de genialidades de Antonio Luque, el primer single de su último disco comenzaba citando «bragas, tanga y un sostén» para hablar de un amor que era más grande «que Barcelona o Valencia» (pero no que Madrid). Hilarante en algunos de sus puntos (esa identificación de calcetines con pinzas de tender como si Chinarro no hubiera conocido el color en su vida) e irresistible en otros («te vas y te odio y te quiero con mucha frecuencia»), era otra más de sus grandísimas canciones luminosas.
Gaga ha sido votada exclusivamente por miembros fundadores del site. Ningún colaborador le dio ningún punto.
El improvisado segundo single de ‘ARTPOP’, aparte de un portadón, tiene el sencillo encanto del pop del debut de Lady Gaga. A medio camino del disco lento y el R&B con la colaboración de R Kelly, contenía un guiño aparente a Giorgio Moroder en la base y por extensión a la gente de Italians Do It Better, realmente exquisito. Su mejor canción en cuatro años y por goleada.
Entre las canciones más atronadoras, directas y potentes que pudiéramos imaginar en todo el repertorio de Neko Case, con una excelente línea de batería y rugientes guitarras destaca este ‘Man’ en el que ella parece pasárselo pipa entonando frases mordaces como «soy un hombre bajo la jodida luz de la luna / no sabías lo que era un hombre hasta que yo te lo enseñé».
Entre los temas del esperado disco de debut de Doble Pletina destacaba el que precisamente contenía su título ‘De lo concreto a lo general’ y la frase resumen de estos últimos años: «Hay una relación directa entre lo que le pasa en nuestro corazón y el mal que asola la nación». Se trataba del tema más folclórico del estupendo grupo, en el que se desenvolvían tan a gusto como en los números más Berlanga y Le Mans, y para el que además se atrevían a publicar recientemente un arriesgado videoclip de carácter kitsch, arriba enlazado.
El single del productor Naughty Boy junto a uno de los vocalistas británicos de moda por su participación en el debut de Disclosure, Sam Smith, resultaba totalmente idóneo para el verano, merced a esos simples pero irresistibles canturreos sampleados que suenan constantemente en la canción. Aunque su éxito, con números 1 en UK e Italia y un top 4 en España, es notable, ‘La La La’ no será recordado exactamente como el ‘Saturday Night’ o el ‘Blue (Ba Da Bee)’ de 2013, aunque solo sea por su extraño y exótico vídeo.
El tema adelanto de ‘De palmas y cacería’ era claro en su estribillo “Sarkozy-kozy-kozy, Sarkozy-cosí-cosá”, en sus referencias a “la cocaína que vuela por los despachos de la ciudad”, en sus arriesgadas repeticiones “lo vi robar” o en ese subyugante “vótenme” derivado del contagioso «Vótenme, porque mi rumba está buena». Un cúmulo de cachondeo de fondo dramático que volvía a ejercer de retrato social.
El colectivo de productores británico logra la paradoja de hacer que el drum ‘n bass sea masivo en Reino Unido casi veinte años después de su origen. Y lo hace gracias a trallazos como este ‘Waiting All Night’ en el que una brillante Ella Eyre logra que su sencilla melodía suene arrebatadora como pocas este año. Uno de los grandes momentazos del FIB de este 2013.
Julieta, con suficientes seguidores en todo el mundo como para optar por una superproducción, se decanta en su lugar por unos tímidos arreglos lo-fi en esta encantadora canción sobre celos (de lo que nunca se ha tenido) que debería hacer callar a todos los que se quejaron de que actuara en el FIB. Una grata sorpresa con maneras de electro pop e inspiración italo-disco que, como los chilenos Javiera Mena, Alex Anwandter, Dënver o Gepe, están redirigiendo el pop latino hacia una feliz comunión de comercialidad e interés artístico.
Youth Lagoon hizo en ‘Wondrous Bughouse’ el disco que suena en las cabezas de algunos niños perturbados. Es la banda sonora de un parque de atracciones abandonado o infestado de espectros. Uno de ellos puede que sea su abuela, a quien, al parecer, dedicó esta canción de creciente ansiedad pero bellos arreglos y aún más bonita melodía. «Nunca morirás / nunca morirás / nunca morirás», repite Powers a su abuela, que no se puede creer que vaya a morir. ‘Dropla’ captura ese miedo desde la perspectiva de un niño: esa es una de sus genialidades.
Arctic Monkeys vuelven a sorprender para bien. ‘Do I Wanna Know?’ es un tema con más groove y más soul de lo que nos tenían acostumbrados, suave comparado con la rudeza de ‘Humbug’, un corte en el que exploran su faceta más negra, a lo Black Keys. Su cadencia lenta (y sexy) engañaba: su estribillo estaba llamado a ser de lo más coreado en sus directos”.
Con la partipación de Sonia Moore de MC Hammer(!!!), !!! lograron en ‘One Girl / One Boy’ un pegadizo y sutil número disco-funk que no se olvidó del toque soul y que, de algún modo, sirvió de alternativa para la gran canción disco del año, ‘Get Lucky’. A destacar, por cierto, su hipnótico puente, una maravilla.
El nuevo single de Javiera es perfectamente coherente con su carrera, otro de esos trallazos synth pop que solo están, hoy por hoy, a su alcance y en el que a sus reconocidas influencias 80s suma esos teclados tan trance que acompañan el tema. Por otra parte, flipan tres cosas de ‘Espada’: primero, un guiño a Shakira (en ese puente casi rapeado); segundo, ese giro en el minuto tres con esas líneas tan loquísimas que podrían ser de Chico y Chica; y tercero, las dobles voces del final. Javi, sí queremos que tu ‘Espada’ nos atraviese.
Un tanto perdida en el tracklist de su último disco -ni siquiera la tocaron en su último concierto en Madrid, a pesar de haber sido single-, ‘Buried Alive’ lograba situarse como una de las melodías más nostálgicas de la carrera de Veronica Falls, gracias al potencial tanto de sus estribillos como de sus estrofas y a la oscuridad de su letra («entiérrame viva / mándame a la deriva / espero que la marea no me traiga de vuelta / dile a la marea que no me traiga de vuelta»).
AlunaGeorge ya aparecieron en nuestra lista de 2012 con ‘Your Drums, Your Love’
«Venga, sorpréndeme / haz que me arrodille / ¡Oh! Ilumíname / ¿qué es eso tan especial tuyo que tanto necesito?». Aluna está enfadada con un chico y se desahoga en esta formidable pieza de R&B moderno, de estribillo instrumental y tan pegadiza como elegante en la producción y acertada en la interpretación de Aluna, una vocalista con estrella.
Charli XCX empezaba fuerte 2013 con este fabuloso ‘You (Ha Ha Ha)’ que contenía un sample de ‘You’ de Gold Panda. Para el clip contaba con el director Ryan Andrews y decía haberse inspirado en las películas de serie B que protagonizaban mujeres armadas. Sólo una pista de lo grande que sería el año para ella, gracias al éxito de ‘I Love It’ o al prometedor single para su siguiente álbum, ‘Superlove’.
Aunque no siempre tan atinado como en el delicioso ‘Shuggie’, ‘We Are the 21st Century Ambassadors of Peace & Magic’ contenía maravillas como esta canción que podía meterse en la misma liga que el ‘San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in your Hair)’ de Scott McKenzie o el ‘Come Back from San Francisco’ de los Magnetic Fields. O, ya puestos, la del ‘Sunday Morning’ de la Velvet o el ‘Sunny Afternoon’ de los Kinks.
‘Sacrilege’ es un sorpresón, incluso aunque Yeah Yeah Yeahs lleven ya más de diez años reinventándose disco a disco. En esta ocasión, Karen O, Nick Zinner y Brian Chase nos dejan pasmados con un clásico ritmo funky, unos riffs de guitarra que se entrelazan sinuosamente y una Karen O alternando dulzura y gritos. No parece gran cosa, pero con eso logran mantenernos expectantes hasta que, versados los dos primeros minutos, irrumpe ese coro gospel que no esperábamos pero que encaja instantáneamente, logrando un efecto demoledor.
Puede que esta sea una de las canciones de Kanye West con más frases memorables por minuto pero, aparte, se trata también de una pieza que une sintetizadores de espíritu punk, samples vocales y puntuales momentos de épica orquestal de una manera magistral, que suena extraña pero a la vez atractiva. Y el final, con ese sample de ‘Gyöngyahajú lány’ de la banda húngara Omega, y la aparición estelar de un apenado Frank Ocean, siempre un acierto.
John Grant quiso anticipar ‘Pale Green Ghosts’ con temas en que los ásperos sonidos electrónicos aportados por sus amigos GusGus mandaban. Pero aunque la excelencia del corte titular o de ‘Black Belt’ es considerable, el gran clásico del álbum era ‘GMF’, uno de los cortes que contaba con los coros de Sinéad O’Connor. El acrónimo de «greatest motherfucker» era un delicioso ejercicio de autocrítica («probablemente hablo demasiado / sobreanalizo todo y pienso mucho») no exento de humor («quiéreme como si fuera un crimen / y te reirás un 65% más del tiempo»).
Aunque el fabuloso ‘Sing To The Moon’ no se caracteriza por una rítmica uptempo, este vibrante ‘Green Garden’ desprende un magnetismo instantáneo y guarda, desde las campanas que dirigen el tema hasta los cuidados arreglos vocales, todas las claves del personal estilo de esta talentosa británica que se ha dado en bautizar como gospeldelia.
El segundo single de ‘Holy Fire’ de Foals era un sorprendente y sensual número disco co-producido por los célebres Flood y Alan Moulder que lograba seducirnos tanto como la actuación del grupo a sus asistentes en el entretenido videoclip. Sin duda, uno de los estribillos más envolventes que se han podido escuchar este año.
Lissie ha sorprendido en ‘Back to Forever‘ con un estilo más bailable y sofisticado de lo que acostumbra. Con Stevie Nicks de Fleetwood Mac en el obvio punto de mira en lo vocal y con ese irresistible solo de guitarra casi al final, este tema -su ‘Bad Romance’ particular- podría haber sido una de las gemas del rock de estadio ochentero.
‘Bruja’ llegaba en junio cargado de una agresividad contagiosa en cortes como ’33’, ‘Caja de madera’ o ‘La rata’, pero también contenía ritmos dulces como este estupendo reggae que aparecía en el álbum con y sin la intervención de Shotta, y que casaba a pesar de todo con su listado de reivindicaciones («Tiempo de ver cómo se levanta la gente / yo no necesito poder»).
Si hay un corte en ‘Matangi’ capaz de emular el éxito que M.I.A. logró en 2008 con ‘Paper Planes’, ese es ‘Come Walk With Me’. Su clara melodía pop, perfectamente expuesta en su intro, muta a un pelotazo rompepistas gracias a una base servida por Switch que mezcla bhangra y moombahton.
Katy Perry aparece por primera vez en una lista de lo mejor del año de JENESAISPOP
Con ‘Roar‘ es difícil no pulsar el modo “on repeat”: es un tema absolutamente pensado para recibir los calificativos de “épico” y “grower”. Pasan muchas cosas antes de la llegada de los obligados y olímpicos “oooh oooh oooh”: un teclado muy ahijado de la Motown y la tradición R&B, ese irresistible “hop” como coro del “up”, el guiño al ‘Eye of the Tiger’ de Survivor, la repetición extasiada y autoafirmativa del “louder” “porque ella es una campeona”… y sobre todas esas pequeñas cosas, esa guitarra eléctrica que, impasible, apenas toca un par de acordes. Definitivamente la composición más contenida de su carrera y, en dos palabras, la mejor.
De la sencillez Lorde creó en ‘Royals’ un clásico instantáneo. Los ingredientes son identificables a primera escucha -una base rítmica de lo más simple, los chasquidos de unos dedos, armonías tipo años 50- pero el conjunto es complejo y, sobre todo, memorable. Nadie esperaba en 2013 que una canción concluyera su estribillo como lo hace ‘Royals’, y ya solo por lo refrescante, merecería estar aquí. Pero esta es una gran canción por méritos propios sobre adolescentes reales y segundones que vamos a seguir escuchando en el futuro.
El tema que presentaba ‘Hay una luz’ está a la altura de ser un clásico del rock en castellano, tan fuerte como eso. Su rock atemporal, sucio y directo, melódicamente impecable, es encumbrado por la fuerte carga sexual de una letra que nos introduce, casi literalmente, en el cuerpo deseado, directos al sujetador.
En algunos puntos del gran ‘Muchacho’, Phosphorescent tecnifica sus canciones con cajas de ritmo, samples y sintetizadores, de una manera muy cercana a la del añorado Mark Linkous (Sparklehorse). Es el caso de la magnífica ‘Song For Zula‘, en la que Houck despacha una visión descorazonadora y amarga del amor, al que define como una “jaula” que te convierte en alguien “irreconocible”, proclamando muy directamente: “no volveré a abrirme de esa manera jamás”.
La elección de la canción de Vampire Weekend ha sido una de las más disputadas. ‘Ya Hey’ y ‘Step’ también recibieron votos.
Vampire Weekend parecen querer olvidarse del africanismo pop del que fueron bandera y se trasladan a una especie de perverso revivalismo del boogie, con guiños al surf rock, a Elvis y también, por qué no, al legendario ‘Rock And Roll’ de Led Zeppelin. El resultado es, otra vez, fresco y vibrante, además incorporando esas distorsiones vocales en búsqueda de alterar la canción semánticamente, hablando de la edad y el envejecimiento. Les tachaban de pijos oportunistas, y ya casi dan miedo.
‘Recover’ es una de esas canciones que logran la categoría de himno por lo apasionado de su melodía e interpretación. Y quizás también porque es un tema que crece y crece a medida que avanza, convirtiéndose casi en un 100% estribillo a lo ‘Holiday’ de Madonna, envolviendo al oyente poco a poco en su elegancia entre Depeche, M83 y The Knife.
‘Mirrors’ ha recibido votos de varios redactores, a pesar de su carácter ‘Cry Me A River 4.0’.
¿En serio tenía que demostrarle algo a alguien Justin Timberlake a estas alturas? Aquí está ‘Suit & Tie’, elegante como su título, para dejar claro que pocos tienen esa facilidad para el pop como él. Tras unos primeros segundos que hacen que se tambaleen todas nuestras esperanzas, empieza una canción que no es para nada un “grower”, sino un temazo en toda regla. Justin puede jugar a ser Marvin Gaye y lograr que volvamos a preguntarnos cuándo comenzó a cantar como un negro.
Uno de los personajes de ‘Tales of Us’ es ‘Annabel’, a través del cual Goldfrapp trata el tema de la identidad de género. Dice Alison que una de las cosas que más le apetecía hacer para ‘Tales of Us’ es contar historias que no fueran sobre ella, y aunque en muchas ocasiones a lo largo del disco las letras recurren al misterio o directamente a la abstracción, el mensaje de ‘Annabel’ es bastante directo, todavía más después de su vídeo de acompañamiento dirigido por Lisa Cunning, pareja de Alison. ‘Annabel’ merece una mención especial por eso pero, sobre todo, porque con ella Goldfrapp han dado con una de las melodías más escalofriantemente hermosas de su carrera, y, en general, uno de los mejores temas que han grabado.
Una de las canciones más certeras de la carrera de Triángulo de amor bizarro, marcada por ese «no-estribillo» «¡Sonríe, hostia, sonríe!», tenía bastante miga en el tratamiento de su relación con el público. Así nos lo explicaba el mismo Rodrigo hace unos meses cuando se editaba: «A mí me gusta que el público demuestre si le parece bien o no lo que hacemos, pero no entiendo a los grupos que por unos pocos aplausos extra se pasan dos horas haciendo un coaching colectivo a toda la basca. De vez en cuando nos llega algún correo al Facebook diciéndonos que somos unos maleducados porque no fuimos lo suficientemente agradecidos en un determinado festival o concierto. También es una canción con un poco de escarnio sobre los artistas famosos que cuando van por el cuarto o quinto disco y ya no tienen contacto con el mundo real se ponen a hablar en sus canciones de lo mal que les trató la fama y lo dura que es la vida ahora que no están en el arroyo. Y también habla de las putas».
La fábrica de baile de Crepus no cabe en tu corazón pequeño: es un fiestón tecno desarrollado después de unos primeros acordes “dinamarescos”. Todos los prejuicios contra el artista se desmontan por obra y gracia de un jitazo instantáneo en el que Joe, con su “Él está muerto y yo viva”, confirma el uso del femenino como nuevo género neutro.
‘Love Is A Bourgeois Construct’, el ‘Hung Up’ de 2013, no puede desprenderse de su factor kitsch en las primeras escuchas. Además en España por partida doble -como sucedía con Coldplay y su ‘Ritmo de la noche’- pues el tema sampleado de Michael Nyman, ‘Chasing Sheep Is Best Left to Shepherds’, fue utilizado como sintonía en un famoso programa de Mercedes Milá. Sin embargo, va construyéndose poco a poco como otro himno apabullante de la carrera del grupo, a la altura de un ‘Go West’ o un ‘Pandemonium’, pero sin remitir particularmente a ninguno de los diversos intentos de repetir un hit de este tipo. Inspirada en ‘Nice Work’, una novela de David Lodge en la que uno de los personajes le declara su amor a otro encontrándose con la respuesta de que “el amor es una falacia burguesa”, la letra de “Love” es capaz de incorporar banqueros, a Karl Marx o términos alemanes (“Schadenfreude”, alegría del mal ajeno) para terminar convertida en la última frase en una irresistible declaración de amor. Gloriosa.
Haim empezaban el año a lo grande estrenando el 8 de enero en directo esta canción que desde el primer momento apuntaba a ser uno de los grandes temas de su debut (no en vano lo abría), aun siendo el tercer sencillo. A la postre, uno de los mejores himnos de su claro revivalismo ochentero -el que practicaban Fleetwood Mac, Peter Gabriel o Kate Bush-, maridado con recurrentes sonidos funky, conectando directamente con lo que hoy en día practican Jessie Ware o Solange.
Lo mejor de Aluna -su sensualidad, su voz- y lo mejor de Disclosure -su recuerdo actualizado de la electrónica noventera- se unían en uno de los rompepistas más claros del año. ‘White Noise’ habla sobre la manipulación en el amor sin más, aunque incluye un par de rimas que, por su sonoridad, lo alimentan. Estamos hablando evidentemente de esos “Lately I’ve been thinking if you wanna get tough / Then let’s play rough”, de “I’m hearing static, you’re like an automatic” y por supuesto del doble sentido de “you just wanna keep me on repeat” que es precisamente lo que apetece hacer con la canción: escucharla en bucle.
Tan pronto como el 8 de enero, David Bowie lanzaba single sin avisar a nadie y lo peligroso era dejarse llevar por la emoción y sobrevalorarlo. Pero ‘Where Are We Now?’, un título tan lleno de sabiduría y calma como todo el último disco de Leonard Cohen, contenía el punto justo de autorreferencia (con citas concretas a Berlín) logrando el mismo efecto que a finales de los 90 ‘Thursday’s Child’: llevar a la conclusión de que era difícil un regreso más adecuado. Tras un estribillo que sólo aparece dos veces (para enganchar más), la canción despegaba en el puente final, absolutamente emocionante en voz y arreglos, obligándote a pulsar el botón “repeat” una y otra vez.
Influido por la compañía de James Murphy (!), con la colaboración de David Bowie (!) y coros en francés de hasta un puntito kitsch (!), Arcade Fire publicaban un single tan bien desarrollado y ejecutado como este ‘Reflektor’, con el punto justo de subidón final. La letra, sobre la frustrada búsqueda de la realidad, pone el necesario toque fúnebre muy bien reflejado en el nuevo vídeo de Anton Corbijn, lleno de bolas de espejos (en relación con letra, título y música), pero tristes y en blanco y negro, por supuesto. Excelente concepto y excelente resultado.
‘Retrograde’ era la canción del año para los fundadores del site. Pero los colaboradores han preferido claramente ‘Get Lucky’.
‘Retrograde’ nos acerca aún más a la consideración de que tal vez estemos presenciando el crecimiento artístico de un pequeño genio, pues el single principal de ‘Overgrown’, si bien cuenta con efectos y ambientaciones envolventes y cautivadores, nos presenta sobre todo a un maravilloso compositor de melodías, tan bellas como la que suena en esta canción en “loop” desde que empieza hasta que termina, sin dejar en ningún momento de asombrar por su aparente sencillez. ‘Retrograde’ es el mejor sencillo de James Blake publicado hasta la fecha.
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El caso de Daft Punk siempre ha sido llamativo. Pese a tener (¡hace ya más de 15 años!) un excelente recibimiento con ‘Homework’, la mayor parte de la crítica se les echó encima con un ‘Discovery’ al que acusaron de comercial y prácticamente de kitsch. Sin embargo, este disco no solo acabó conquistando al público y a la crítica norteamericana sino definiendo buena parte del sonido y la estética de la generación Youtube. Con ‘Random Access Memories’, Daft Punk llegan al final de un proceso -’Human After All’ parece que les pilló a medias- como unos auténticos ídolos mundiales. Y ‘Get Lucky’ ofrece lo que se espera de esa expectación: una canción para todos los públicos y que, pese a contar con dos grandes estrellas invitadas, Nile Rodgers y Pharrell, mantiene todos los clichés asociados a Daft Punk. Pero lo que parece más importante es que se trata de un tema escandalosamente pop. Una canción sobresaliente, sencilla y pegadiza, muy bien ejecutada y acompañada de las personas adecuadas que no puede sonar más clásica.