Vender un disco como una secuela de uno anterior puede servir para retener a viejos seguidores despreocupados por las nuevas tendencias y también para dejar en evidencia tu falta de ideas. Ambos son los casos del último disco de Eminem y ninguno el del cantautor Damien Jurado, que reconoce este ‘Brothers and Sisters of the Eternal Son’ como la segunda parte de ‘Maraqopa‘. Abiertamente dice que donde al anterior era un álbum sobre un sueño que tuvo acerca de un chico que desaparece, el nuevo es sobre un chico que desaparece en medio de una búsqueda pero decide no volver nunca a casa.
¿Podemos comprender esta idea a través simplemente de la escucha al margen de la aclaración de su concepto? A menudo las letras de Damien Jurado son algo duras primero de entender y segundo de descifrar, dejando abierta la puerta de las interpretaciones. Sin embargo, nos ha dejado un par de pistas claras. Hay una canción directamente llamada ‘Return to Maraqopa’ y hay incluso otra mención a Maraqopa en ‘Silver Katherine’. No parece casualidad que en un disco plagado de instrumentación y recovecos, en el que los textos a menudo aparecen sumergidos por capas y efectos, sea esta última, junto a ‘Silver Joy’, una de las canciones que mejor se entienden, dejando frases como «sintiéndome libre en el viento, puedo escalar cualquier montaña, la libertad es mi canción más dulce» en un caso, y «no me molestes, déjame ser» en el otro.
En ocasiones, ni con los textos delante y ni siquiera con esos subtítulos aclaratorios que incluyen varias canciones (‘Exit, exit’ sí da una pista sobre ‘Silver Donna’), está claro lo que Jurado nos quiere contar. Lo bueno es que ‘Brothers and Sisters of the Eternal Son’ también es una secuela en lo musical y cuando su mensaje es impenetrable no lo es su música. El artista ha querido volver a colaborar con Richard Swift, últimamente de moda por haber asistido a Foxygen, encontrando su propio sonido, hasta el punto de reconocer Damien que quiere grabar con él todos y cada uno de sus lanzamientos. Y no es de extrañar. Swift es un hacha capaz de grabar los mil y un instrumentos requeridos para este disco, con la excepción de la guitarra del artista principal y la imprescindible percusión de Joe Plummer (de lo mejor de este álbum, por cierto, a menudo la viveza con la que suena es una delicia); y es la vía definitiva para que las canciones de Jurado no suenen planas sino constantemente enriquecidas, polisémicas y muy variadas. Si hasta ha colaborado con Moby…
La de nuevo escasa duración del disco (poco más de media hora) contribuye a esta sensación y así, cuando Damien no nos conquista con el encanto de cantautor a lo Nick Drake lo hace a través de pistas más llenas de psicodelia. Él dice que aunque el público no lo perciba el reggae en espíritu y la música dub en cuanto a texturas han sido decisivos (podría notarse en ‘Silver Donna’) y lo seguro es que las sensaciones alucinógenas están muy presentes en pistas como ‘Silver Timothy’ o ‘Return to Maraqopa’. En contraste con canciones más claras como ‘Metallic Cloud’ forman un gran conjunto que nos habla sobre religión (‘Jericho Road’), la búsqueda de uno mismo o como dice Father John Misty en la bonita y generosa nota promocional, sobre una nueva resurrección de Jesucristo a través de una extraña comunidad (la serie «Silver» de distintos personajes). Una historia con final feliz (‘Suns in Our Mind’ se acerca al synthpop y deja frases como «and when you go, that is all / you’ll be back tomorrow») en la que sumergirse para descubrir detalles durante este invierno.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Silver Timothy’, ‘Silver Katherine’, ‘Silver Joy’, ‘Metallic Cloud’
Te gustará si te gustan: Nick Drake, Flaming Lips, Fleet Foxes
Escúchalo: NPR