Que ‘El príncipe’ es la gran apuesta de ficción en Telecinco para esta temporada nos quedaba claro cuando se anunciaba que la serie se emitiría de manera simultánea en Divinity, Energy, FDF, La Siete y Nueve, además de en la ex cadena «amiga». Apenas Cuatro y la infantil Boing se han librado de este avasallamiento al público por parte de Mediaset. La serie tiene como protagonista a Javier Morey (Álex González), un joven agente del CNI que es enviado a Ceuta para infiltrarse en la comisaría del peligroso barrio de El Príncipe. Su objetivo es investigar su más que posible corrupción y ahí va una pista: a José Coronado le ha tocado otra vez hacer de malo-malo.
El despliegue, incluyendo también programa previo y posterior en torno a la serie, era digno de una nueva ‘Homeland’, con la que cabe un paralelismo al margen del obvio, el religioso. Allí donde la serie americana tenía algo de autocrítica con respecto a la guerra de Irak, ‘El príncipe’ podría invitar a algún tipo de reflexión en particular sobre los problemas de convivencia en este barrio de Ceuta (partiendo de una comisaría española corrupta) y, en general, sobre lo miserable de una sociedad que elude sus responsabilidades lavando trapos sucios a costa de los más indefensos (en este caso menores de edad, amparándose en que estos no pueden ser juzgados como adultos), para los que en ningún caso existe futuro.
La trama es de interés general, hasta permite diversas lecturas y promete sorpresas porque «nada es lo que parece», suponemos que del tamaño de ‘Acusados’. Pero el resultado está probablemente más cerca de esa suerte de adaptación de la serie de Carrie y Brody que planea Ana Obregón que de otra cosa. Allí donde ‘Homeland’ entorpecía su trama con el componente sexy hacia la mitad de la primera temporada, ‘El príncipe’ ha tardado tres minutos en dejarnos bien claro quién es el príncipe azul y quién su reina mora, como si estuviéramos ante un capítulo de ‘Corazón salvaje’ (la telenovela) o ‘Pasión de gavilanes’ (además de arrancar con un atropello frustrado sin ninguna relevancia).
Las comparaciones con ‘Sin tetas no hay paraíso’ son constantes y ya hemos asistido a investigaciones en toalla, planos de posibles amantes con todo el atrezzo de vestido sensual y copa de alcohol en la mano, todo ello rodeado de velas, un sinfín de personajes buenísimos versus malísimos sin matices de ningún tipo, y chascarrillos de tal nivel como «por muy poli que seas no me vas a sacar la edad». Es una pena, porque la idea de partida tiene posibilidades hasta internacionales, el ritmo en las escenas de acción no ha sido nada torpe, y hay cine nacional tipo ‘Grupo 7‘ que podría haber servido de inspiración y referencia. Y ya que es obligatorio meter personajes infantiles, aquí por una vez había trama para aprovecharlo de lo lindo…
Calificación: 3/10
Destacamos: el ritmo en las escenas de acción, en los últimos 10 minutos, por decir algo
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Predictor: si la trama avanza rápido como promete el «teaser» del segundo episodio, funcionará, a pesar de sus males.