Los mercados financieros utilizan con frecuencia la teoría del cisne negro, según la que distintos elementos que surgen, siempre de forma imprevista, provocan situaciones altamente desestabilizadoras en la economía. De lo inexplicable a lo real, la teoría recuerda la trayectoria de Darren J. Cunningham desde que en 2008 publicara su primer trabajo y que ahora, con este cuarto ‘Ghettoville’, parece cerrar un ciclo bajo el alias de Actress.
No es que los anteriores trabajos del londinense hayan perturbado completamente la escena de la música electrónica, pero sí que han atravesado fronteras a medida que han ido apareciendo, alejándose de postulados y al margen de cualquier tendencia o predicción, con el factor añadido de lo inesperado. Tanto como el puñetazo en la mesa de un “lobo” de Wall Street ante la caída de la Bolsa.
En ‘Ghettoville’ se hace palpable esa atmósfera densa usual desde sus inicios, como una columna de humo pegajosa que lo cubre todo de hollín, pero que no nos impide del todo ver porque el álbum está plagado de sonidos reconocibles. A veces estos sonidos se ralentizan o se aceleran de forma difusa, incluso en un mismo corte, configurando estructuras donde se igualan armonías dóciles con otras más salvajes y lo natural con lo adulterado, con el recurso de la repetición continuada en la instrumentación como base. Así se va forjando un trabajo que, en boca de su autor, trata del dolor de aquella gente abandonada a su suerte y sin un hogar.
No se trata de un disco que gane con las escuchas, ni en el que descubrir matices camuflados bajo infinitas capas como las que escuchamos en ‘Corner’ o en las más confortables de ‘Skyline’. Tampoco en el que alguna canción funcione de forma aislada -salvo ‘Gaze’, que sí tiene bpms suficientes para poner el pie en la pista de baile-. Estamos ante un ejercicio de abstracción, con referencias astrales (‘Forgiven’) o altamente minimalistas (‘Street Corp’), y con guiños vocales en ‘Rap’ y ‘Don’t’, donde Actress hace un uso pausado de R&B en la primera y de alta graduación artificial en la segunda. Puede que nunca se alcancen altas cotas de encantamiento, pudiendo provocar cierta indiferencia si le endosamos la etiqueta de “ensayo experimental”. Pero sería injusto porque aunque Actress no se ampare bajo patrones establecidos, sí exhíbe recursos técnicos fluidos y sutiles sin dejar de lado la pasión rítmica. Una constante a lo largo de algo más de una hora en 16 cortes, algo tan difícil de ver como un cisne negro.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Time’, ‘Skyline’, ‘Gaze’ ‘Rap’ ‘Corner’
Te gustará si te gustan: Las capas de Flying Lotus, lo abstracto de Oneohtrix Point Never o la rítmica de Holden.
Escúchalo: en Deezer