«Lo último, lo peor que podíamos hacer personal y artísticamente como banda es repetirnos», «no se puede resumir el estilo del disco en estos dos singles, hay mucho más que rascar», «nunca haremos el mismo disco más de una vez», «hay mucha gente que quiere que hagamos ‘Atlantis To Interzone’ mil veces más, pero no lo vamos a hacer»… Son declaraciones de nuestra entrevista con Klaxons publicada hace unos meses, cuando no conocíamos de este tercer álbum más que la extraña ‘Children of the Sun’ y la pegadiza ‘There is No Other Time‘, el tema que retoma ese vicio del grupo por tararear un estribillo sin letra que tantas alegrías les dio en ‘Golden Skans’. De «ooooh ooooh ooooh ooooh aaaaah» a «ooh ooh ooh ooh».
En la obligada carrera de la autoafirmación que requiere una formación en su tercer disco que ya difícilmente superará los logros comerciales de su debut, Klaxons hacen bien en tirarse flores a sí mismos, pues ‘Love Frequency’ sí muestra ciertas ambiciones, si bien tampoco tantas como ellos creen. Son muchas y muy bien escogidas las diferentes influencias que aparecen no ya en el disco sino dentro de cada canción. Aunque no dejen de ser «influencias», «canciones que recuerdan a», es curioso que ‘Invisible Forces’ pueda empezar recordándote casi a una producción de Luomo para enseguida pasar a unas guitarras más feroces o a ciertas ambientaciones que podríamos asociar a Friendly Fires, New Order, Cut Copy o Happy Mondays. El instrumental ‘Liquid Light’ aúna a Giorgio Moroder con Robert Miles y ‘The Dreamers’ empieza sonando como un tema de Marilyn Manson gracias a su sucio ritmo… para luego convertirse poco a poco en algo mucho más onírico.
De manera sorprendente en el mismo disco aparecen ‘Show Me A Miracle‘, con cierto aire a las producciones baladescas de Timbaland con Justin Timberlake y ‘Atom to Atom’, un tema mucho más Hot Chip. Lo que tenían que cuidar y lo consiguen es que incluso en momentos más industriales o en momentos más blandos que les acercan a A-ha y Duran Duran, el grupo no deja de sonar a Klaxons, a los chicos que conocimos con el potente ‘Myths of the Near Future’. Como si hubieran usado la misma paleta de colores pero para pintar un cuadro ya bien diferente, el grupo evoluciona sin renunciar a sus orígenes.
A ello posiblemente hayan contribuido una serie de productores algo dispares, pero con los que han compartido espacio físico para masterizar al final y así asegurarse de que el sonido de ‘Love Frequency’ fuese «sólido». Tom Rowlands de Chemical Brothers, Gorgon City, Erol Alkan y un poquito James Murphy (que en realidad no terminó su trabajo) permanecen en segundo plano, detrás del tipo de texturas con las que seguimos identificando al grupo. En verdad, Klaxons nunca logran llegar más allá que sus referencias o igualar el potencial comercial de sus primeros hits, pero sí ofrecer un entretenido trabajo de cara al verano en el que confluyen italo disco, cosmic, techno, trance y house, como sucede en el pepinazo titular y final.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘There is No Other Time’, ‘Show Me a Miracle’, ‘Invisible Forces’, ‘Love Frequency’
Te gustará si te gustan: Cut Copy, Friendly Fires
Escúchalo: The Guardian