La historia de Vashti Bunyan es digna de película. En 1970 lanzó su álbum de debut titulado ‘Just Another Diamond Day’, que fue completamente ninguneado por una crítica y un público que no entendía su minimalismo folk. Aquella desilusión llevó a la británica a desaparecer del mapa durante décadas. No obstante, para sorpresa de todos, con los años las voces que la reivindicaban fueron a más, hasta tal punto que en el año 2000 se reeditó su puesta de largo y sorpresivamente empezaron a lloverle piropos de artistas como Joanna Newsom, Devendra Banhart o Animal Collective. Con las pilas cargadas, Bunyan decidió volver al estudio y editar en 2005 un segundo álbum llamado ‘Lookaftering’. Y nueve años después de aquello, en 2014, un tercero bajo el nombre de ‘Heartleap‘ que, según nuestra protagonista, será el último de su carrera. Aprovechando que este viernes 13 de marzo actuaba en el Festival de Músiques Disperses de Lleida, la cantautora nos ha atendido amablemente para hablar de su resurgir musical y los planes más inmediatos que tiene en mente.
¿Cómo te sientes? Desde hace quince años es como si estuvieras viviendo en tus carnes una segunda juventud musical.
¡Totalmente! Es muy extraño para mí porque a veces me despierto y no entiendo absolutamente nada de lo que está pasando. Nunca imaginé que volvería a hacer canciones y actuar en directo, así que ha sido una sorpresa tanto para mí como para vosotros.
«A veces me despierto y no entiendo absolutamente nada de lo que está pasando»
Durante los 30 años que separan la edición de ‘Just Another Diamond Day’ de su posterior reedición, ¿qué hacías? ¿A qué dedicabas realmente tu tiempo?
Me dediqué a mí y mi familia. El padre de mis hijos siempre había querido encontrar un buen hogar donde criar a nuestros hijos. Nos costó mucho encontrarlo, prácticamente diez años. Se podría decir que construimos la casa con nuestras propias manos y seguimos un estilo de vida bastante atípico. No he sido nunca una mujer con un trabajo convencional que digamos.
Muchos te consideran la versión femenina de Sixto Rodríguez. ¿Estás de acuerdo con ello?
Considero que nuestras historias son bastantes diferentes. La única comparación posible es que ambos desaparecimos del mapa durante bastantes años y volvimos a esto de la música de una forma inesperada. Entiendo que haya gente que haga esta comparación, pero nuestras vidas han sido muy diferentes y sería un error generalizar al respecto.
«Llevaba años sin escuchar mis canciones, por lo que sentí una mezcla de vergüenza y alegría al comprobar que aún había personas interesadas en lo que hice»
¿En qué momento te diste cuenta de la influencia que tuvo tu primer disco? ¿Recuerdas si fue antes o después de la explosión de internet?
Fue antes, en 1996. Recuerdo que por entonces me metí en un ordenador con conexión a internet, busqué mi nombre en Google y encontré un montón de páginas que alababan el álbum y se lamentaban de que llevara tantísimos años alejada de los escenarios. Fue un shock para mí encontrarme con eso porque era una parte de mi vida olvidada. Llevaba años sin escuchar aquellas canciones, por lo que fue una mezcla de vergüenza y alegría lo que sentí al comprobar que aún había personas interesadas en lo que hice. No me quedó otra que cambiar mi mente y aceptar lo que estaba sucediendo.
¿Recuerdas cuál fue el momento en el que decidiste recuperar tu carrera? ¿Tu familia tiene algo que ver?
Mis hijos no sabían nada, pero una vez se enteraron de la existencia de aquellas canciones fueron los primeros en darme palabras de ánimo para seguir. En realidad todo fue culpa de Glen Johnson de Piano Magic, que me invitó en 2002 a ir a su estudio y cantar en un par de temas. Me sentí muy agradecida de su apoyo y eso fue lo que me animó a volver a ponerme las pilas y empezar a pensar en ‘Lookaftering’, el que sería mi segundo álbum.
«Actualmente está bien visto componer ese tipo de canciones tan sencillas y delicadas, pero en los setenta era algo bastante impensable porque predominaban otros estilos y el público quería propuestas más agresivas y arriesgadas»
Con la perspectiva del tiempo, ¿qué piensas de tu primer disco? ¿Entiendes toda la repercusión que tuvo décadas después?
Cuando nadie me prestaba atención en los setenta fue muy frustrante para mí. La gente hasta lo veía como un disco de nanas para niños, algo totalmente impensable en nuestros días. Aquellas canciones eran muy inocentes, pero es que así era en aquella época. Era joven y lógicamente me afectó que aquellas canciones pasaran tan desapercibidas. Ese fue el motivo por el que tiré la toalla y me desvinculé de todo. Ahora, con el paso de los años, he conseguido entender lo que pasó. Actualmente está bien visto componer ese tipo de canciones tan sencillas y delicadas, pero en los setenta era algo bastante impensable porque predominaban otros estilos y el público quería propuestas más agresivas y arriesgadas.
En comparación con los setenta, ¿qué aspectos de la actual industria musical te llaman más la atención?
La gente joven está muchísimo más informada y puede escuchar todo tipos de estilos. Durante los sesenta y los setenta todo era mucho más complicado y el público no tenía esa curiosidad por conocer el máximo de artistas y géneros posibles.
Uno de los mayores cambios que se han producido en los últimos años ha sido la aparición de las plataformas de música en streaming. ¿Las utilizas?
Totalmente. Me encanta que la música se haya democratizado de esta forma. En mi caso di con Spotify gracias a mis hijos. Les estaré eternamente agradecida porque gracias a eso puedo tener acceso a artistas y álbumes que de otra manera sería casi impensable. En estos días es un gran escaparate para que los artistas más jóvenes puedan darse a conocer y hacerse un hueco en una industria tan competitiva y complicada como esta. En mi caso, gracias a Spotify, he redescubierto a muchísimos artistas de los sesenta y los setenta que en aquel momento pasaron desapercibidos para mí.
Cuando el pasado año lanzaste tu último trabajo, ‘Heartleap’, afirmabas en las entrevistas promocionales que sería tu último largo. ¿Estás segura de ello? ¿Hay algo que podamos hacer para hacerte cambiar de opinión?
[Risas] ¡Es que soy muy lenta componiendo! Prefiero trabajar a mi ritmo y publicar las canciones sueltas cuando me apetezca antes que tener un grueso de temas y editarlos en un disco. No quiero pensar en álbumes, sino en canciones o singles. Podéis estar tranquilos porque no está en mis planes desaparecer del mapa otra vez durante tres décadas.
Eres una musa para nombres tan relevantes del avant-folk como Devendra Banhart o Joanna Newsom, quienes te han alabado públicamente durante los últimos años. ¿Estás en contacto con ellos?
Por supuesto. Joanna ahora está muy desaparecida porque está trabajando en su nuevo disco y es de esas artistas que prefieren aislarse del mundo cuando se encuentran en el estudio. Con Devendra sí que hablo habitualmente. Es un chico estupendo que me ha dado muchas fuerzas para seguir. En los setenta me sentía incomprendida artísticamente, cosa que ya no me ocurre. Joanna, Devendra e incluso Animal Collective me han reivindicado y me han hecho saber que yo he sido una gran influencia para ellos, lo cual me encanta. Sólo puedo tener buenas palabras hacia ellos.
¿Puedes avanzarnos algo de tu nuevo directo?
Me acompañará solamente un guitarrista. En otras ocasiones he tocado con banda, pero ahora me apetece que sólo haya dos guitarras sobre el escenario y ofrecer un espectáculo más íntimo.
¿Qué esperas de este año tanto musical como personalmente?
Este año me apetece hacer más conciertos que en 2014. Visitaré países como Japón o Estonia en los que nunca he estado. Van a ser unos meses de viajes constantes, así que tendré que ver cómo lo haré para visitar a mis hijos.