«Hasta ayer, no tenía la intención definitiva de suicidarme. Más de uno debe haber notado que últimamente estoy cansado tanto física como mentalmente. Yo mismo no lo entiendo del todo, pero no es el resultado de un incidente particular, ni una cuestión específica. Simplemente quiero decir que he perdido la confianza en el futuro. Quizás mi suicidio pueda perturbar o ser un duro golpe para ciertas personas. Espero sinceramente que este incidente no ensombrezca la vida de esta persona. En cualquier caso, no puedo negar que esta es una especie de traición. Excusad mi comportamiento. Es el último acto que hago a mi manera, como he venido haciendo mi manera toda mi vida».
Ésta es la nota con la que Yutaka Taniyama, matemático conocido gracias a la conjetura de Taniyama-Shimura, se despidió de sus familiares y amigos antes de suicidarse. También es la canción con la que Pumuky abren su nuevo trabajo, ‘Justicia Poética’. «Así que dime si es cierto / que quieres venir conmigo / aunque no sepamos dónde / y aunque no haya futuro».
La intensidad de la que la banda ha hecho siempre gala adquiere en este disco unas cotas difícilmente soportables si te pilla con los niveles de serotonina bajos. Y eso es bueno. Pumuky no ha perdido esa capacidad para hacerte sentir Rimbaud cuando escuchas sus canciones. Su facilidad para ponértelos de corbata ha permanecido intacta desde aquel «Matemos esas hormigas de la cocina / quitemos lo podrido del frutero / limpiemos la nevera / llenémosla / hagamos algo para enamorarnos otra vez / gastemos el dinero que nos queda en fuegos de artificio y chucherías / hagamos algo absurdo / amémonos».
Ni las nuevas incorporaciones a la banda, ni el hecho de que haya más presencia de sintetizadores y cajas de ritmo, ni de que el disco se haya grabado de forma un poco «improvisada» consiguen enturbiar el estilo brumoso capaz de conseguir la transverberación del que lo escucha.
Lo mejor de ‘Justicia Poética’ es que todas las canciones logran que algo haga click en el oyente. Y no lo hacen a base de recursos literarios poéticos retorcidos sino gracias a una aparente «sencillez» en las letras y a esos arreglos de dream pop oscuro marca de la casa. Jaír Ramírez, explicaba en Muzikalia el significado de ‘La venganza de Rubik’, una versión extendida del famoso cubo de Rubik que requiere una mente preclara para resolverlo: «Así de complejo es a veces convencer a alguien de que se levante de la cama, que no hay nada que temer, que serás su soldado kamikaze, su venganza ejecutarla». Que alguien venga a verte a casa cuando estás deprimido; que te traiga discos y comida; y que te prometa venganza contra los que te empujaron y se rieron, contra los que te dijeron que no había nada ahí, debe ser a lo que la gente se refiere cuando habla de AMOR con fuegos artificiales y orquesta.
Los autores de ‘Los enamorados‘, ese HIT, no van a conquistar a un nuevo público con esta nueva entrega -tampoco creo que lo pretendan- pero sí que van a afianzar a los fans que ya tenían. Han conseguido su trabajo más sólido, el más compacto y el que mejor suena en su conjunto. Tanto es así que resulta complicado, por no decir imposible, elegir un momento que destaque más que otro. Y sí, siguen recordando a Migala, a Los Planetas, a Radio Dept., a The Cure, a Beach House o a Deerhunter, pero no por ello su propuesta pierde consistencia o personalidad.
Yo también soy más de autoextinción revolucionaria.
Calificación: 7,5/10
Te gustará si te gusta: la intensidad bien entendida.
Canciones destacadas: ‘La Venganza de Rubik’, ‘Taniyama-Shimura’, ‘Escritura Automática 9mm’.
Escúchalo: en un precioso vinilo azul translucido o en Spotify.