Hace tiempo que M. Night Shyamalan me parece un enorme vendedor de humo. No dejo de reconocerle ciertos momentos de lucidez, y algunos filmes notables, pero sus últimos trabajos me han dejado siempre con un amargo sabor de boca. De hecho, solo ha conseguido volver a llamar mi atención gracias a la promoción de ‘The Visit’, aunque ya me temo lo de siempre, porque esta película ya me la conozco: todo empieza con un enorme hype y acaba con una terrorífica decepción en forma de un desenlace terriblemente parco y trivial.

Es por eso que no guardaba ninguna esperanza para ‘Wayward Pines’. «El estreno más grande de una serie jamás contado» (habida cuenta de que se estrenaba a la vez en muchos países, entre ellos el nuestro) me producía bastantes reticencias, precisamente por venir firmado por el director de ‘El Sexto Sentido’. Basada en la novela de Blake Crouch, la serie cuenta la historia de un agente del servicio especial de inteligencia, encargado de investigar la desaparición de dos compañeros en una extrañísima ciudad que cuenta con el nada terrorífico eslogan de «donde el paraíso es tu hogar».

La pena es que pese a su buena pinta, o a lo mucho que pareciera que se puede sacar de la serie, al final está llena de marcas propias de Shyamalan, en el peor de los sentidos, que nos hacen anticipar un sinfín de incongruencias, giros de guión imposibles con los que has de tragar sí o sí, tramas que se desvanecen en la nada y una resolución cogidísima con pinzas. Sí, sé que estoy haciendo predicciones a futuro de las que podría tener que retractarme, pero la realidad es que a juzgar por el episodio piloto, el futuro no es nada prometedor. Los continuos saltos en el guión se hacen difíciles de seguir; la atmósfera resulta demasiado calcada de la de ‘Twin Peaks’, aunque desarrollada por alguien sin el talento de David Lynch; los retazos de series recientes como ‘La Cúpula’ nos resultan demasiado cercanos en el tiempo, y la sensación de que esto va a ser casi tan complejo como ‘Fringe’ pero sin la mitad de su frescura (y con un reparto infinitamente menos interesante) me hacen ponerme en lo peor.

Aunque sin duda lo peor, de lo peor, de lo peor es esa manía que tiene Shyamalan de callarse cosas, con la intención de contarlas más adelante para crear tensión en torno a sus historias. Esto, que bien hecho es muy bonito y deja al espectador absolutamente absorto en las dudas y las teorías, en su caso está hecho de forma tan abrupta, torpe y poco elegante que te dan ganas de apagar la televisión y ponerte a hacer otra cosa.

Calificación: 4/10

Destacamos: el cásting, que es de lo más raruno.
Te gustará si te gusta: M. Night Shyamalan y todo lo que hace.
Predictor: parece que de momento la cosa marcha, así que habrá que observar qué sucede las próximas semanas.