La temprana hora de la actuación de Childhood, estrenando el escenario Heineken, no impidió que congregaran a bastante público. Con un disco tan luminoso y ensoñador como el notable ‘Lacuna’ (2014), debut que aún siguen presentando, fueron ideales para calentar motores con el sol aún mostrándose agresivo (aunque frenado por el viento, por suerte). Con una voz tan portentosa como la de Ben Romans-Hopcraft y una sensación de que lo estaban pasando en grande, temas como ‘Blue Velvet’ o ‘As I Am’ sonaron estupendamente. Posiblemente el concierto comenzó con más energía y fue poco a poco a menos, pero recuperaron la atención del público y la adrenalina con una ‘Solemn Skies’ que remató una estupenda actuación.
Para comodidad de los asistentes que tenían planeado ver a Baxter Dury después de Childhood, no había más que moverse hacia el escenario de enfrente, el Primavera, para presenciar el que seguramente fue uno de los conciertos más divertidos del jueves. Dury es todo un showman y entre extraños bailes y una rara manera de dirigirse al público (una suerte de intento de castellano-catalán, mezclado con ruidillos varios) nos sacó una sonrisa a todos los presentes en bastantes ocasiones (mención especial al minibar en forma de piscina infantil con palmerita que tenía en el escenario, del cual podía sacar tanto una botella de brandy como una bolsa de nachos). En cuanto al repertorio, sonaron temas principalmente de ‘Happy Soup’ (2011) y de (por supuesto) ‘It’s A Pleasure‘ (2014), su último álbum hasta la fecha, destacando temas como ‘Picnic On The Edge’, ‘Isabel’ o ‘Palm Trees’.
Quienes esperábamos una verdadera apisonadora sonora en el concierto de Viet Cong, nos quedamos a medias y no parece que fuera cosa de la banda, que puso todo de su parte para ofrecer una buena actuación, sino del deficiente sonido del escenario Pitchfork, deficiente al menos en ese momento de la tarde (más adelante, en conciertos como el de Mineral, el sonido sería mucho mejor). Faltaba definición y sobre todo volumen, algo que pide a gritos el post-punk de los ex-Women. Aun así, canciones como ‘Bunker Buster’, ‘Continental Shelf’ o la demoledora ‘Death’ (que si tocan el patrón final otros diez minutos más, a muchos no nos habría importado en absoluto) se dejaron disfrutar bastante.
Con la presencia de American Football, Brand New y, sobre todo, Mineral, el Primavera Sound vuelve a tener tintes emo tras el estupendo concierto de Sunny Day Real Estate en 2011. Del mismo modo que con los de Jeremy Enigk, la actuación de la banda de Texas tuvo un gran componente nostálgico, revisando los temas de ‘The Power Of Failing’ (1997) y ‘EndSerenading’ (1998), sus dos trabajos, con la suerte de Chris Simpson y sus chicos han vuelto con un estupendo estado de forma, no perdiendo ni un ápice de energía tanto en la voz como en los demás instrumentos, haciendo que temas como ‘Slower’, ‘Five, Eight and Ten’ y ‘Gloria’ sonaran, efectivamente, a gloria bendita.
Un concierto como el del proyecto liderado por Jason Pierce, con numerosos matices y cambios de dinámica entre los aires gospel, el kraut y el rock and roll elevado a la quinta potencia espacial, tal vez pedía un Auditori en vez del escenario ATP, por dos razones: la primera, evidentemente, porque los detalles sonoros se habrían podido apreciar mejor y la segunda, porque, dado que hay que ir con antelación y hacer cola para entrar, los presentes en un hipotético concierto de Spiritualized en el Auditori habrían sido los más fans. Era bastante molesto tener de cháchara a gente ajena a lo que estaba sonando, así que había que intentar concentrarse, abstraerse de lo que sucedía alrededor y acercarse al escenario todo lo posible, para empezar a dejarse llevar y flotar. Una vez logrado el estado mental adecuado, solo cabe constatar que el concierto fue de los mejores del jueves, con delicadas e inspiradas interpretaciones de ‘Soul On Fire’, ‘Shine A Light’ y ‘Electric Mainline’ (que podía haberse extendido hasta la infinidad) y la furia de ‘She Kissed Me (It Felt Like A Hit). Como colofón, una versión de ‘Walkin’ With Jesus’ de Spacemen 3 durante la cual una fan le pedía a gritos a Pierce que se reuniera con su antigua banda, algo que sería curioso, pero improbable y además innecesario, a juzgar por la total vigencia de Spiritualized.
Teóricos cabezas de cartel del jueves, Dan Auerbach y Patrick Carney, acompañados por una banda (aunque en algún momento de su actuación se quedaron ellos dos sobre el escenario), lograron que no cupiera un alma en torno al escenario Primavera. Gusten más o menos, den menos pereza o más, es difícil pasarlo mal en un concierto de The Black Keys, pues el set que ofrecieron y con la profesionalidad que lo interpretaron hacía difícil que alguien no menease mínimamente el trasero. Es cierto que, por tanta profesionalidad, carecen de la suciedad y factor sorpresa, pero se dejaron querer con temas como ‘Howlin’ For You’, ‘I Got Mine’, bajando de revoluciones en otros como ‘Too Afraid To Love You’ y echando el resto en sus archiconocidos y celebradísimos hits.
Como sucedería en el mismo escenario anteriormente, el concierto de Sunn O))) en el ATP fue solo para fans. Su propuesta no es para todos los gustos, pero para quienes gustamos de su brutalidad, su paso por esta edición del Primavera fue una auténtica catarsis. Aun siendo al aire libre, llevaban la suficiente cantidad de amplificadores para que el sonido fuese atronador. Stephen O’Malley y Greg Anderson nos sumieron en una hipnosis de una hora en la que las guitarras fueron co-protagonistas junto a la apocalíptica voz de Attila Cshihar, quien colabora con ellos frecuentemente. La teatralidad y capacidad vocal (desde lo más gutural a lo operático) de Cshihar hacía que pocos quitaran la vista del escenario (sobre todo en los minutos finales, en los que el también miembro de Mayhem se quitó la túnica con la que todos iban uniformados para volver con una suerte de capa de cristales y una corona de pinchos en la cabeza). Suena a cliché, pero si de verdad ascendiese el infierno a la tierra, ésta sería la banda sonora.
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Foto: Eric Pamies, Primavera Sound.