Hay cine en Hungría más allá del porno (es uno de los principales productores mundiales) y Bela Tarr (retirado desde 2011). Después de la “nueva ola de cine rumano” y el “nuevo cine griego”, la nueva cinematografía de moda es la magiar. ‘Son of Saul’ fue la Palma de Oro oficiosa del reciente festival de Cannes (ganó el Gran Premio del Jurado y Premio FIPRESCI). ‘Liza, the Fox-Fairy’ está arrasando en los festivales de cine fantástico (en el reciente Nocturna de Madrid se llevó todos los premios). ‘Sólo el viento’, Gran Premio del Jurado en la Berlinale, fue de lo mejor que se ha visto en el festival alemán en los últimos años. Y ‘White God’, que se estrena ahora en España, fue la mejor película de Un Certain Regard en la edición 2014 de Cannes.
La nueva película de Kornél Mundruczó (‘Semilla de maldad’, ‘Delta’) solo puede ser definida con una palabra: desconcertante. ‘White God’ es un extrañísimo cruce entre ‘Rebelión en la granja’, ‘El origen del planeta de los simios’, ‘Espartaco’, las películas de Disney protagonizadas por perros, la estética del cine social europeo, la campaña “Él no lo haría” y hasta el Apocalipsis según ‘Los pájaros’ o ‘Soy leyenda’. Un mestizaje de géneros, tonalidades e intenciones que casi parece una parábola metalingüística sobre la propia película (los perros protagonistas son mestizos).
La propuesta es realmente sorprendente y está llena de imágenes inolvidables (la niña en bicicleta en una Budapest vacía perseguida por cientos de perros), pero su discurso es más bien pobre y demasiado obvio. La película no consigue en ningún momento lo que pretende: ser una afilada fábula política, una poderosa alegoría acerca de la intolerancia racial, una ingeniosa metáfora sobre la opresión de las minorías mestizas por parte de la clase privilegiada blanca (de ahí el título). Mundruczó ladra, sí, pero no muerde.
Sin embargo, si la despojamos de ese desmañado subtexto político, si hacemos oídos sordos al subrayadísimo mensaje, ‘White God’ se convierte en un singular, simpático y muy entretenido melodrama canino (nadie diría que dura dos horas). Una historia con la que, si tienes perro, te puedes hasta emocionar, y si te dan miedo, te puede hasta aterrorizar. Además, la película encierra una divertida paradoja: los perros que aparecen en el filme actúan mucho mejor que la mayoría de sus actores. 6,9.