La gran novedad del FIB 2015 es la incorporación de nuevos escenarios dedicados exclusivamente al hedonismo: donde antes había una mini piscina ahora hay tres, arena, varias alturas, un simulacro de motel americano y unos DJ’s, además de la carpa J&B, equipada para fans del techno o igualmente para gente nada dispuesta a tragarse al mismo grupo por enésima vez. Si el FIB ha sido siempre el festival más divertido, imaginad ahora. Un acierto enorme. Es duro, muy difícil, salir de ahí. Esperamos que el escenario South Beach sea la primera confirmación 2016.
Reforzada frente al público británico tras encabezar el cartel de Glastonbury, Florence + The Machine se antojaba como la gran triunfadora de este jueves, máxime si tenemos en cuenta que presenta dos de las mejores canciones de 2015, ‘What Kind of Man’ y ‘Ship to Wreck’, y que actuaba como gran cabeza, a años luz de lo demás en popularidad en este primer día oficial, a la una de la madrugada.
Florence no es que decepcionara con esta presión, sino que fue mucho más allá de las expectativas gracias a tres pilares básicos no al alcance de cualquiera: una presencia escénica espectacular, histriónica pero no excesiva; una buena escenografía basada simplemente en la fuerza de 12 músicos sobre un fondo brillante que se movía al viento; y un repertorio sólido que incluía la multitud de hits con que ya cuenta.
El show comenzó fuerte con ‘What The Water Gave Me’ y ‘Ship to Wreck’, siendo luego rico en anécdotas. Después de ‘Shake it Out’, sonó ‘Rabbit Heart’, en la que incitó a todo el mundo a subirse a caballito de algún colega, y acto seguido se tiró al público. Aunque nada que ver con el subidón récord que se llevarían después 2 fibers: al que acarició la cara y quizá besó en la boca como parte de la performance de ‘What kind of Man’, y la que subió para abrazar a todo el equipo gracias a su cartel de «free hags» o similar antes de ‘You’ve got the Love’. Por no hablar de la bandera gay que recogió del público y con la que interpretó ‘Spectrum’ entera o la versión pop-rock de ‘Sweet Nothing’ que se marcó. Musicalmente espectacular, sobre todo en la sutileza del uso de vientos (ese final de ‘How Big How Blue How Beautiful’), el concierto fue todo lo que nos debía Florence tras cancelar hace un par de años… y más, porque parece haber crecido mucho. Grande el final con ‘Dog Days Are Over’.
Trajano! habían abierto la jornada a las siete y cuarto de la tarde, puntuales como un reloj. Había curiosidad por ver cómo defendían en escenario grande temas de ‘Antropología’ como ‘El último hombre del mundo’ o ‘Las nieves de Kilimanjaro’, y la noticia es que no se desintegraron con todo el calor de frente, que no es poco. Sonaron bien, fuerte (dando un gran susto con el primer golpe de batería) y entregados, sobre todo al final, revolcados por el suelo en un pequeño momento de improvisación. Canciones con los punteos de un ‘155’ hubieran agradecido otro horario, pero a alguien tenía que tocarle. ¿Quién ha nacido para tocar con este calor húmedo?
Ya miles de personas acudieron después al mismo escenario grande, este año llamado Las Palmas, para ver a Swim Deep. Un show de Brit-pop puro y duro (en su caso B-Town) durante el que ondearon banderas de Birmingham y que recordó a los logros en el mismo lugar, el mismo jueves, pero el año pasado, de James. ‘King City’ es un gran tema para el «sing along» y no decepcionaron las buenas melodías de ‘Francisco’, ‘One Great Song And I Could Change the World’ o el aire Madchester de ‘To My Brother’. Igual los tenemos infravalorados.
Después del buen concierto de pop onírico de Ocellot, cuyo cantante afrontó con una capa tipo Nochevieja y una boa de espumillón; Clean Bandit hicieron justo lo que esperábamos de ellos: reducir su setlist respecto a sala de manera que aquello se pareciera todo lo que pudiera ser a un hit after hit. ‘Real Love’, ‘Extraordinary’ y ‘Rather Be’, muy bien distribuidas en los 45 minutos de set, arrasaron mientras durante el resto, entre sonidos noventeros y eurovisivos, entretuvieron. Mención especial para el violinista (sí, el novio del cantante de Years & Years), en primera línea con las dos cantantes, y uniéndose de vez en cuando a las coreografías.
Hasta que no ves a DMA’s en directo no se terminan de comprender las comparaciones con Oasis. Johnny sí que se parece a Liam Gallagher en directo en el timbre, en el modo de alargar las vocales y en aquello de que no toca ningún instrumento significativo, por momentos pareciendo un Happy Monday desfasado con su camisa estampada. Aunque aún no son tan famosos ni siquiera en UK, su repertorio funciona gracias a la solidez de su EP de seis canciones (ellos también son seis), sobre todo durante ‘Laced’ o ‘Delete’, que empieza en plan dúo y termina en plan sexteto después de que sus miembros se sumen uno a uno.
Inmediatamente antes de Florence, Crystal Fighters resultaron el grupo perfecto para hermanar al público británico y español, con una asistencia de unos y de otros situada casi exactamente en el 50%. No son superestrellas ni en nuestro país ni en el otro pero en ambos lugares se les disfruta por igual. La decoración vegetal en micrófonos, altavoces, etcétera, les sirvió para alimentar su concierto buenrollero, casi étnico, especialmente triunfal cuando sonaron temas como ‘LA Calling’, ‘Love Is All I Got’, ‘I Love London’, el final ‘Xtatic Truth’ o ‘Plage’, en el que soltaron todo un arsenal de pelotas de playa grandes y pequeñas, que después quedaron repartidas por todo el recinto. Sebas E. Alonso, Elena H.