No es frecuente, pero ocurre, que los hypes que lanza la prensa británica acaban pareciéndose al cuento de Pedro y el lobo: tanto decirnos que este grupo es la pera, que si más grandes que los Beatles, que si los nuevos Stone Roses… que al final no hacemos ni caso a grupos que, en realidad, sí tienen cosas que decir. Algo así ha ocurrido con The Maccabees. El grupo de Londres ha mostrado una valiosa progresión desde que debutara con un ‘Colour It In’ que se quiso que creciera a rebufo de los entonces (2007) pujantes Bloc Party. Su tercer álbum, ‘Given To The Wild‘, ya supuso un salto cualitativo y de confianza importante, y este nuevo ‘Marks To Prove It’ prosigue en una onda semejante. Esto parece haberles ayudado a mostrarse algo más espontáneos y fieros, con múltiples bazas sonoras que hacen que el disco ofrezca casi siempre matices interesantes, y que no se haga bola.
De partida, ya cubren la parcela más comercial con dos grandes singles, como son el adrenalínico ‘Marks To Prove It‘, con guitarrazos, teclados y cambios de ritmo que parecen mirarse en The Who, y ‘Something Like Happiness‘, con esos coros brutales que la hacen perfecta para enardecer estadios. Ya hay bastante ganado. Respecto al resto del álbum, encontramos una especie de Frankenstein construido con depurados y selectos guiños a algunas de las bandas más imaginativas y personales del pop rock reciente: hay trazas bastante nítidas de Grizzly Bear (‘Ribbon Road’, ‘Pioneering Systems’), Radiohead (‘Spit It Out‘), Wild Beasts (‘Slow Sun’) y Fleet Foxes (‘Something Like Happiness’). Sin embargo, la mezcla de influencias es lo suficientemente elegante y sútil como para que nunca resulte un pastiche forzado. Más bien al contrario, ‘Marks To Prove It’ precisamente encuentra su fuerza logrando que esa conjunción tan rocambolesca funcione, e incluso tenga una entidad propia en cortes tan inclasificables y singulares como ‘Kamakura’ o ‘River Song’, cuyo fascinante riff de saxo conforma uno de los momentos más memorables del disco.
En ‘Marks To Prove It’ parece crucial la visceralidad de su sonido, menos encorsetado con la producción de la propia banda (con Hugo White a la cabeza) junto a Laurie Latham (Echo & The Bunnymen, Squeeze, The Stranglers), aunque sin renunciar nunca a múltiples detalles (el uso de arreglos es muy medido, no solo para saturar la canción o hacerla más espectacular) y texturas. Y, sobre todo, la versátil y sugerente voz de Orlando Weeks, ya muy distintiva, que ejerce de hilván ante una sonoridad tan variada. Cabe achacarles a The Maccabees, como gran estigma, la ausencia de unos textos que alcancen el mismo nivel de riqueza e intensidad que demuestran en el plano sonoro. Sin embargo, eso parece haber importado poco a quienes más podrían afearles esa falta, sus propios compatriotas, que han alzado este disco al número 1 de ventas en Reino Unido, con insignes artistas como Adele o Jessie Ware ejerciendo de hardcore fans de este muy buen álbum.
The Maccabees estarán presentando ‘Marks To Prove It’ en nuestro país en 2016.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Marks To Prove It’, ‘Something Like Happiness’, ‘River Song’, ‘Ribbon Road’
Te gustará si te gustan: Bombay Bycicle Club, Mumford & Sons, Local Natives
Escúchalo: Spotify