Tras pronunciarse sobre la anulación de su concierto en Rototom Sunsplash, lograda por la asociación Boicots, Desinversiones y Sanciones tras defender que el músico había hecho declaraciones prosionistas en el pasado y no tenía por tanto derecho a actuar en el festival de reggae de Benicàssim, Matisyahu está ahora en boca del Gobierno español y tanto este como varios políticos de nuestro país han opinado sobre el asunto, tal y como recoge El País.
El Gobierno ha declarado en una nota de prensa difundida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España su desacuerdo con la cancelación del concierto del músico judío en el evento. Este ha escrito que «la imposición del requisito de una declaración pública, que sólo a él le fue exigida, constituye una forma de actuar que violenta la conciencia y que, en la medida en que venga determinada por la condición de judío de Matisyahu, cuestiona el principio de no discriminación que está en la base de las sociedades plurales y diversas».
Además del Gobierno, la Embajada de Israel en España se ha posicionado también en contra de lo acontecido, argumentando que la cancelación del concierto de Matisyahu se debe a «motivos de censura ideológica con tintes antisemitas». «Los organizadores del festival Rototom de Benicàssim han discriminado de forma intolerable al cantante estadounidense», ha indicado la Embajada, indicando que «se opone al boicot cultural en cualquiera de sus formas por considerarlo un atentado contra la libertad de expresión artística».
Miembros del mismo gobierno valenciano, no obstante, discrepan en sus puntos de vista sobre lo ocurrido. Ignasi García, portavoz de Compromís per Castelló, se había posturado a favor de que Matisyahu comunicara públicamente sus ideales políticos, mientras su compañero de partido Albert Girona se ha pronunciado en contra. «No me gusta que se le coarte la libertad de expresión a nadie», ha señalado. «No es bueno que se pongan cortapisas a un artista por sus ideas o por su procedencia [y] no hay que forzar a nadie para que opine sobre lo que quiere o no quiere opinar».
Varios políticos de nuestro país como Rosa Díez o Pablo Casado no han dejado de opinar sobre este asunto. La primera ha descrito la decisión de Rototom Sunsplash como una «actuación de antisemitismo contraria a la libertad de conciencia y de culto absolutamente incompatible contra la democracia», mientras el segundo la ha tildado de «dogmática e intolerante». Josep Antoni Duran i Lleida, por su parte, ha defendido que «no se puede exigir a nadie que mantenga una determinada actitud sea en favor o en contra de una cuestión política como es el Estado palestino», mientras Rafael Hernando ha valorado que la «organización del festival debe reflexionar, pedir disculpas y permitir que el cantante pueda reincorporarse al festival».
También los partidos de izquierda han tomado postura al respecto y, en este caso, tanto IU como Podemos se habrían posicionado a favor del veto del artista. Según informa El Mundo, la eurodiputada de IU Marina Albiol, que además ha participado activamente en la campaña de boicot al artista, niega que se trate de un caso de discriminación puesto que «en ningún momento se ha hecho porque sea judío», sino porque «ha hecho declaraciones contra el pueblo palestino» y porque «promueve el sionismo, que es racista». Albiol añade, según el diario, que la postura de Matisyahu quedó «bastante clara» cuando rechazó, como le pidió la organización, hacer «una declaración pública en contra de Israel» [NdE: según el comunicado de la organización, lo que se pidió al artista fue «pronunciarse claramente contra la guerra y sobre el derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado»].
De nuevo según información de El Mundo, también Podemosavala la decisión inicial de Rototom Sunsplash. «Respetamos profundamente la libertad de cada artista para expresar sus preferencias políticas, pero también la libertad de cada festival para invitar a quienes considere más cercanos a sus valores». Asimismo, un portavoz de la formación liderada por Pablo Iglesias (en principio, parece que anónimo) rechazó que fuera un acto de antisemitismo porque «tiene coherencia con los valores que defiende el festival».