Después de las dos embolias que sufrió en 2005, Edwyn Collins solo sabía decir «sí», «no», el nombre de su mujer, Grace Maxwell y «the possibilities are endless» («las posibilidades son infinitas»). Una frase casi profética.
Porque desde morir a quedar en estado vegetativo, las posibilidades eran realmente infinitas. Afortunadamente, aunque las secuelas están ahí y Edwyn ha de lidiar con ellas (parálisis del brazo derecho, dificultad al caminar…), su recuperación ha sido muy buena. Grace siempre estuvo ahí; su apoyo incondicional fue parte del éxito del proceso. Pero este no es estrictamente un relato cronológico sobre la enfermedad y el restablecimiento, como sí fue ‘Home Again’, el reportaje que le dedicó la BBC hace unos años. Durante la presentación en In-Edit ya se nos advirtió de que se trataba de un documental «arty». Su intención es sumergirnos en el curso de los acontecimientos, pero resaltando las sensaciones y las reflexiones por encima de los hechos concretos.
Sobre unas preciosas imágenes de Helmsdale, la ciudad escocesa donde residen, las voces en off de Edwyn y Grace van desgranando sus recuerdos y sentimientos acerca de la evolución del derrame. Edwyn trata de explicar cómo lo vivió interiormente (la desconexión, la huida y progresiva restauración de su memoria), Grace desde el exterior: el hospital, los médicos, la lenta mejoría… Mientras, en la pantalla desfilan acompasadamente el mar, las gentes, los paisajes familiares, queriendo materializar los recuerdos y el amor por ese entorno de Edwyn.
El problema es que así transcurre la primera mitad del film. A pesar de que las secuencias son muy bonitas, a pesar de la voluntad de querer huir del documental literal, la ausencia de Edwyn y Grace resulta casi molesta. Echas de menos sus caras y cuerpos, necesitas verles interactuar, insertarlos dentro del paisaje que se muestra. Como resultado, hay un distanciamiento entre lo que se explica (interesante y conmovedor) y las imágenes. Su belleza no basta y acaban provocando un creciente sopor. Por suerte, en la segunda parte gradualmente se va poniendo el foco sobre Edwyn y Grace. Las voces en off desaparecen, se materializa su presencia y se pasa a desmenuzar de una manera suave y cálida su intimidad. Hemsdale y la vieja casa familiar enmarcan la rutina pausada, sus paseos, sus conversaciones, la recuperación de las habilidades de Edwyn, el estudio, su música… Todo esto fluye con suave emotividad e impulsa el documental hacia el terreno al que pretendía llegar desde el primer momento. ‘The Possibilities Are Endless’ es, al final, una celebración sosegada del amor, el compañerismo y la superación, sin aspavientos, salidas de tono ni sentimentalismo barato. 6,8.
Como colofón a la jornada del jueves, hubo un pequeño set acústico de Edwyn Collins. En compañía de su fiel escudero Carwyn Ellis (de Colorama) a la guitarra, cantó seis temas, en su mayoría de ‘Home Again’ (el disco de regreso tras la embolia). También cayeron ‘Low Expectations’, de ‘Gorgeous George’ o ‘Don’t Shilly Shally’, que había sido cara B de ‘A Girl Like You’, pero que se regrabó para la BSO de este documental. Unas versiones preciosas, gracias a la fenomenal ejecución de Carwyn y la voz inmejorable, alta y clara, de Edwyn, que no paró de bromear. Fue estupendo y emocionante comprobar in situ lo bien que está.
‘The Possiblities Are Endless’ se proyecta en Beefeater In-Edit, que acaba este domingo.