Juventud Juché nació en lo más profundo de la crisis. La rabia que sigue transmitiendo ‘Quemadero‘ -aunque sea reflejo domesticado de sus directos- encajaba perfectamente con el sentimiento de mucha gente que quería exorcizar demonios. Lejos del cliché, el trío sabía combinar una rítmica a lo Gang of Four, unos alaridos sacados de la no-wave y el lanzamiento de unas consignas que, lejos de identificar al enemigo, lo veía en nosotros mismos.
Hoy nos dicen que lo peor de la crisis ha pasado pero seguimos como cachorros asustados temerosos de lo que pueda pasar. Tres años después de su debut largo, los madrileños han captado que no tendría sentido repetir la misma fórmula y han facturado diez canciones herederas de aquellas pero diferentes. Por ejemplo, son más largas, aunque siguen manteniendo el gusto por los nombres cortos, para el disco y para el repertorio: los títulos de siete de los diez temas que forman ‘Movimientos’ son una única palabra.
Llamar para el mastering a Bob Weston, bajista de Shellac, dejaba claro que no pensaban dejar de ser crudos y directos. Contactar con Ian Crause, de Disco Inferno, para la producción iluminaba sobre las intenciones de profundizar en los matices de un sonido principalmente oscuro, aunque sin la etereidad líquida de aquella banda.
Aquí las voces retumban, los bajos son profundos y redondos y la batería combina los ritmos tribales bien conocidos con otros que casi parecen percusiones electrónicas. Temas como ‘Un año’ o ‘Parecer’ se acercan a lo industrial a pesar de estar facturados a base de músculo; otros, como ‘Todo el rato’, recuerdan a los Primal Scream de ‘Evil Heat’, que combinaba salvajismo punk y contundencia electrónica de una forma más orgánica que, digamos, Atari Teenage Riot.
Si hay que buscar referencias más actuales, se trata de un sonido que han adaptado en los últimos tiempos otros grupos españoles, que lo acercan más o menos hacia el indie comercial, desde El Columpio Asesino a León Benavente. Las declamaciones de Javier Molina, ahora en primer plano, recuerdan a los primeros, sobre todo cuando esboza melodías, por ejemplo en la parte final de uno de los adelantos, ‘Fuera‘.
Molina parece dejar de lado las consignas en favor de un torrente verbal muy cercano al spoken word. «Hoy se cumple un año desde que me dije que dentro de un año cambiaría mi forma de hacer las cosas y huiría tan lejos como pudiera», vocea en ‘Un año’, que parece más una improvisación sobre una base que una canción de estrofa-estribillo al uso. La frase es representativa del espíritu lírico de ‘Movimientos’. La misma rabia de ‘Quemadero‘ pero más introspectivo y nihilista. No en vano, la palabra «nada» aparece en nueve temas. Solo en ‘Carne’, un aullido de temor ante la pérdida de personalidad que implica la madurez, no hace acto de presencia.
Los conflictos internos y externos se intercambian; las relaciones, desde las circunstanciales hasta las más íntimas, ponen en peligro la integridad personal. La lucha de ser uno mismo en un espacio en que todo el mundo está juzgando a todo el mundo, incluido uno mismo, predomina en el álbum. «Si escondo mis ideas, si guardo lo que soy, no sé qué está quedando», confiesa en ‘Todo el rato’.
El condicional siempre está presente en las letras, señalando que el futuro no es ese lugar en el que todo acabaría bien sino algo desconocido que te arrastra sin remedio: «Si apenas yo puedo elegir en mi vida, que no te sorprenda si no dejo pistas», explica Molina en ‘Parecer’. Como cachorros asustados, la crisis nos ha quitado la confianza en el porvenir.
Si ‘Quemadero’ era una explosión de rabia, ‘Movimientos’ es la sensación de odio y malestar que perdura durante los días siguientes. Y se ha ganado con el cambio: el odio bailable es menos directo pero se va alimentando con el paso del tiempo. Los fans de Juventud Juché dejarán de lado el pogo en sus conciertos y lo sustituirán por un baile desenfrenado y sin coordinación definida con el mayor de los placeres.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘En tu casa’, ‘Niebla’, ‘Fuera’, ‘Parecer’
Te gustará si te gustan: El Columpio Asesino, Triángulo de Amor Bizarro, Wire, los Primal Scream de ‘XTRMNTR’ y ‘Evil Heat’
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