‘Say Yay!’ es nuestro nuevo número 1 semanal votado por el público. Barei nos explicaba durante una entrevista cómo había escrito y dado un montón de vueltas a esta canción que escribió junto a su pareja Rubén Villanueva y Víctor Púa, hasta que pudiera sostenerse en una playlist de Spotify en la que sonara «entre Justin Bieber y Rihanna». Así, la cambió progresivamente incluso incorporando un estribillo que iba a ser para otro tema de la artista, ‘Who Plays the Drums’, un single inminente de su disco ‘Throw the Dice‘. «Pasamos de estribillo épico a mucho fraseo, de uno épico a otro bailable, luego otro más rockerillo… Pero luego me salió el puente «I feel alive», que es muy Michael, porque a mí me encanta Michael Jackson. Y el «come on and raise…» me salió en la ducha, iba a ser para otra canción pero se quedó en esta».
La historia de cómo se escribió la canción, de la influencia del «funk, el soul, el R&B, la música negra…», su inspiración en los 90, su vídeo urban y sus pasos de baile con tutorial ya os la hemos contado. Quizá lo único que queda analizar es qué ha salido mal y por qué la canción no ha quedado en buena posición en Eurovisión, donde el pasado sábado el televoto la hundía hasta el puesto 22º tras haber sido 16ª para el jurado. Todo ello a pesar de dar una fantástica y enérgica actuación que la aupaba al #3 en las casas de apuestas nada más terminar.
El 43% de nuestro público asegura, ante la pregunta «¿por qué quedó tan mal Barei en Eurovisión?», no tener «ni idea (de la razón), había una docena de cosas bastante peores». Un 26%, en cambio, apunta a un cúmulo de las razones expuestas estos días en foros y redes sociales. La puesta en escena es lo que menos ha gustado a nuestro público (20%) e igual la caída no fue una buena idea después de todo, mientras un 6% apunta a que «la canción no mola tanto», un 3% a que «la canción no identifica a España» y un 2% cree que ‘Say Yay!’ estaba condenada al «salir después de Rusia», la favorita y sin duda la puesta más espectacular de la velada. Otras razones que podríamos añadir al fracaso de España es que Bélgica actuara en primer lugar con una canción medio parecida (mucho más disco) pero con una puesta en escena mucho más vistosa; o la moda de apostar por un montaje más arriesgado, si bien Armenia finalmente no ha ganado y Chipre y Georgia han quedado sólo inmediatamente por encima de España.
Es preciso detenerse en la respuesta «la canción no identifica a España», pues estos días ha circulado bastante un vídeo de Lola Flores en el que asegura que por España hay que llevar a una mujer española con guitarras y palmeros para distinguirnos de otros países. Cuando le sugieren que vaya ella, responde que ha de ser alguien que cante bien como «Rocío Jurado», y cuando le mencionan el mal lugar de Remedios Amaya, argumenta que tampoco le vale porque parecía que había salido «de una cueva». Hay que recordar que España ha caído bien en Europa con canciones con un punto latino (David Civera, Azúcar Moreno, Beth, Ramón), pero también que las dos ocasiones en que ha ganado ha sido básicamente con una canción de música pop (Massiel, Salomé). También hay que recordar que el flamenco y la música latina forman parte por supuesto de nuestra cultura, pero también Ibiza, la ruta del bakalao, el sonido mediterráneo o los tropicales. No percibimos a El Guincho ni a Delorean, artistas que han realizado giras internacionales, influidos exclusivamente por sonidos anglosajones. También es de nuestro país la productora catalana Canada, que tantos vídeos ha rodado para artistas de primer nivel. No sería tan marciano que colaborara de alguna manera con TVE para mejorar sus visuales.
Sin embargo, a Barei le quedan un par de consuelos al margen del calor de sus fans y de su delegación. En un estudio realizado por Spotify, de canciones más escuchadas de Eurovisión excluyendo las reproducciones del propio país, ‘Say Yay!’ ya era la 4ª canción más escuchada antes de que el festival arrancara, únicamente por detrás de ‘If I Were Sorry’ de Frans (Suecia, país inventor de Spotify), ‘J’ai cherché’ de Amir (Francia, la que situábamos como mejor canción del festival) y finalmente el tema del ruso Sergei Lazarev ‘You Are the Only One’, todas ellas top 10 en la final del sábado… excepto Barei. Así que no parece que todos o casi todos los 3 millones de reproducciones de ‘Say Yay!’ procedan de España, aunque sólo sea porque la canción sólo ha sido número 55 en las listas oficiales de nuestro país, mientras Amir ha sido top 8 en Francia con su canción, y Frans número 1 en Suecia.
En iTunes, tres días después del festival, ‘Say Yay!’ es top 4 en España y aparece aún en el top 200 de países tan importantes como Holanda (#57), Alemania (#61), Reino Unido (#105) o Francia (#143), entre muchos otros. En algunos países iTunes es insignificante, pero no en Reino Unido, donde el tema llegaba a ser #57 en principio por delante de la canción ganadora de Ucrania. Si Barei llega a vender un par de miles de copias en UK con este tema, ni tan mal.
También es significativo lo que ha pasado en Youtube. Todas las actuaciones de la final del sábado han sido subidas al canal oficial de Eurovisión, pero muy pocas han sobrepasado el medio millón de reproducciones. Entre ellas está España, es la 6ª más vista, de manera totalmente inesperada. Hay quien dirá que esta tabla reúne a ganadores y países más habitados, pero Italia, Reino Unido y Alemania son grandes ausencias, sobre todo Italia, que tiene más habitantes que España, quedó por delante y no llega a 300.000 reproducciones.
Las actuaciones más vistas de Eurovisión en el canal oficial de Youtube:
1.-Ucrania 6.441.595
2.-Rusia 3.408.625
3.-Australia 1.715.416
4.-Polonia 896.694
5.-Bulgaria 839.631
6.-España 785.391
7.-Suecia 767.594
8.-Francia 580.861
Cabe concluir que la actuación de España ha gustado, desde luego mucho menos de lo esperado, pero más de lo que parece por ese puesto 22. Quizá el target de este tema no es el de la gente que se gasta el dinero votando, quizá los jurados de cada país no están muy pendientes de Kiesza, Jess Glynne ni de lo que suena en Spotify y Youtube, quizá demasiadas cosas a la vez.