Coldplay y Beyoncé tienen más cosas en común de las que parece: comenzaron su carrera casi a la vez, en torno a 1996/1997, actualmente venden en torno a 3 millones de copias de sus álbumes, hasta tienen un éxito conjunto, ‘Hymn for the Weekend’, y han actuado este año juntos en la Super Bowl. El grupo y la cantante realizan este año sendas giras de presentación de sus respectivos últimos álbumes, y habiendo sido los dos top 2 en España, actúan en el mismo recinto de Barcelona, el gigantesco Estadi Olímpic Lluís Companys, con capacidad para 54.000 espectadores.

En principio, parecía que Beyoncé partía con ventaja para llenar el recinto: el disco que presenta ella es muchísimo mejor. Y no lo decimos sólo nosotros, lo dice toda la crítica, y las cifras de Metacritic son aplastantes. ‘Lemonade‘ acumula un 93/100, superando con holgura el «sobresaliente», mientras ‘A Head Full of Dreams‘ de Coldplay aprueba por los pelos con un 60/100 raspadísimo (raro es el disco que suspende en esta web). ¿Por qué, entonces, Coldplay llenan el mismo recinto dos días seguidos y Beyoncé suda tinta para lograrlo uno?

Las entradas para el primero de los dos conciertos que Coldplay ha dado recientemente en Barcelona salían a la venta el 27 de noviembre. Ese mismo día a las 14.14 horas su promotora celebraba que las entradas se habían agotado «en dos horas», anunciándose enseguida una segunda fecha en el mismo recinto, agotada durante la Navidad (a última hora salieron unas pocas entradas más por ajustes de producción). No parece que la venta de entradas para ver a Beyoncé vaya mal. El mapa de zonas disponible en Live Nation muestra casi la totalidad del graderío y el «golden circle» agotados, con entradas ya sólo disponibles en pista y en tres gradas. Sin embargo, se ha echado de menos un «sold out» à la Coldplay. ¿Qué está pasando?

La radio está dando la espalda a Beyoncé

Beyoncé está tan bien vista ahora mismo en los sectores más críticos que cuesta creer esto, pero la ex Destiny’s Child lleva un par de discos encontrándose con serias dificultades para sonar en radio. Sigue sonando en radiofórmula tan a menudo su voz que no nos damos cuenta, pero se pincha más ‘Halo’ o, ahora, su canción con Coldplay, que sus nuevas canciones propias. ‘Hymn for the Weekend’ es ahora mismo la 7ª canción más pinchada en España. Ningún tema de ‘Lemonade’ figura en el top 50 de lo más radiado en nuestro país.

Un escenario no tan desolador, pero casi, encontramos en Estados Unidos y Reino Unido. El impacto de ‘Formation’ en radios ha sido muy modesto, lo mismo había sucedido ya con la fantástica ‘XO’ y lo mismo ha sucedido con ‘Sorry’. Tras unas semanas de confusión, parece que el single de ‘Lemonade’ que ha de sonar en radio es ‘Hold Up’, pero no parece que vaya a llegar tan lejos como ‘Drunk In Love’.

Lo mejor es que a Beyoncé parece darle igual. A diferencia de los singles de Adele, los suyos no están en Spotify ni visibles en Vevo, y casi la pregunta del millón es: si te da igual tener un éxito en radios, si pasas de intentarlo siquiera, ¿cómo te arriesgas a programar una gira en macroestadios?

Beyoncé es mujer

Los conciertos en grandes estadios se componen de público casual, no de público especializado. Ese público que oye la radio y decide ir a un concierto de un artista que mola. Por alguna razón, parece que ir al concierto de Coldplay, a un grupo de cuatro tíos, aunque presenten un disco mediocre, es guay. Pero ir a ver a Beyoncé no es tan guay, aunque su disco esté considerado una obra maestra. ¿Nadie habrá oído en su oficina incluso que ir a un concierto de Beyoncé es «cosa de maricones», verdad?

Quizá es algo simplista y acelerado concluir que vivimos en un mundo misógino y machista, pero ni Adele en pleno apogeo superventas, ni Malú (la mayor superventas nacional ahora mismo) se han atrevido con el Estadi Olímpic y mucho menos en dos fechas seguidas. De los 33 eventos que han pasado por el recinto, sólo 4 han estado protagonizados por mujeres, el 12%. Han sido 2 giras de Madonna (las últimas ocasiones ha preferido el Palau Sant Jordi), Tina Turner hace casi 30 años y Shakira en 2011. The Pretenders actuaron como teloneros de Bon Jovi.

Beyoncé hace pop

¿Qué conforma el otro 88%? Encontramos algún concierto de pop tipo One Direction, Prince en 1990 o Michael Jackson en 1992, pero en general, bien de shows más orientados al rock. AC/DC varias veces, Rolling Stones varias veces, U2 varias veces, Bon Jovi varias veces, Bruce Springsteen varias veces, Pink Floyd, Marilyn Manson, Muse y hasta The Prodigy… Coldplay son más pop que todos ellos, pero tampoco es que abandonen el formato «cantante, guitarrista, bajista, batería». Ya lo hemos analizado con anterioridad pero queda confirmado este mismo año: el rock fideliza y mantiene a su público a lo largo de las décadas. El pop, no.

Beyoncé es negra

Veinticinco años después de las visitas de Prince y Michael Jackson al Estadi Olímpic, Beyoncé será la primera persona de color que se atreverá a pisar su escenario. ¿Era necesario esperar casi 30 años? ¿No ha dado la música negra valores y talentos que pudieran empatizar con las masas de nuestro país? ¿No lo merecieron antes Kanye West, Fugees/Lauryn Hill o Rihanna? Después de 30 hits como soles, Rihanna tiene que conformarse con el Sant Jordi. No hay que ser un lince para percibir las dificultades que ha encontrado la música negra para penetrar en nuestro país, del mismo Kanye a Drake, que hasta ‘Hotline Bling’ no sonó en ninguna emisora de este país.

Las entradas son más caras

Quizá es la razón más sencilla y la que deberíamos situar en primer lugar. A falta de ver el espectáculo que va a montar Beyoncé, lo cierto es que las entradas para ver a Coldplay valían entre 60 y 95 euros, mientras que las de Beyoncé oscilan entre 65 y 145 euros. La entrada de pista para Coldplay valía 75 euros, la de Beyoncé, 100. ¿Valen esos 25 euros, ese 25% de diferencia por todo lo anterior o el público de nuestro país sigue menospreciando a una artista, incluso cuando es muy evidente lo grande que es, por ser mujer, hacer pop y ser negra mucho más de lo que nos creemos? ¿Cuánto decís que vale ir a ver un partido de fútbol?