Angel Olsen / My Woman

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Angel Olsen / My Woman

slowclubPoderoso título el del tercer álbum largo de Angel Olsen: ‘My Woman’. Tras un par de escuchas atentas, parece obvio que es un disco aún más personal, si cabe, que el gran ‘Burn Your Fire For No Witness’ y que “su mujer” no es otra que ella misma. Esta nueva obra, por petulante que suene, parece un homenaje a sí misma como artista y ser humano, que no duda en esbozar en él sus propios anhelos y, sobre todo, sus contradicciones. No es casual que la secuencia esté claramente estructurada para una cassette o un vinilo, en dos caras muy diferenciadas.

La A, con sus cinco primeros temas, concentra su faceta más uptempo. Tras la sinuosa ‘Intern’, que muestra a una Angel seductora, envuelta en el misterio de unos sintes muy Lynchianos (en este álbum ha vuelto a componer al piano, su primer instrumento), encontramos a esa cantautora infalible tanto en ecos de doo-wop (‘Never Be Mine’) como de grunge (‘Shut Up Kiss Me’, la primera GRAN canción del disco). Y, también, a la que sabe conjugar ambos palos en uno a las mil maravillas (‘Give It Up’).

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En la B, por contra, encontramos a la Olsen más taciturna y melancólica. También, la más esquiva y experimental. Así, podemos escucharla aunar dub y blues a lo Mazzy Star en ‘Heart Shaped Face’, encandilar con el soul susurrado de ‘Those Were The Days’ o madurar una larga y bluesy jam en ‘Woman’. También en «esta cara» se incluye ‘Sister’, una canción de amor y añoranza a una hermana imaginaria. Pese a ser la pequeña de ocho hermanos, Olsen fue adoptada a una corta edad, y ese tema, sin duda el más hermoso del álbum y también uno de los más poderosos de toda su carrera, parece reflejar el sueño de tener y conocer a una hermana carnal. Su letra es la más explícita y bonita, en un sentido clásico, de su carrera. Su música, que arranca como una torch-song para ir transitando terrenos propios de Fleetwood Mac y hasta Neil Young (en su espectacular solo de guitarra), estremece y emociona a idéntico nivel.

Pese a que no le agrada especialmente que se la interpele por un asunto tan íntimo, es obvio que la ausencia de su familia biológica es un tema recurrente en sus canciones. Si en ‘BYFFNW’ dirigía a su madre la terrible ‘White Fire’, aquí parece poner en boca de su padre biológico la letra de ‘Pops’, una canción interpretada por ella en solitario al piano, cargada de emoción. Bajo ese prisma, escucharíamos a su padre chantajearla emocionalmente en la actualidad. “Coge mi corazón y escóndetelo en la manga, desgárralo para que puedan corearlo (…) cariño, no olvides, no olvides que es una canción. Yo seré lo que viva en tu sueño cuando se haya acabado”.

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Si bien el sonido de ‘Intern’ y el hecho de que en esta ocasión haya sustituido como productor a John Congleton por Justin Raisen (habitual de Charli XCX, Sky Ferreira o Santigold, curiosamente) podían hacer prever una (r)evolución sonora, el cambio que ofrece ‘My Woman’ es bastante sutil, sumando la solidez de su rodada banda de directo y la intervención de teclados. Donde mayor progresión se percibe es en la composición. Resulta obvio que la autora folkie de ‘Strange Cacti’ o ‘Half Way Home’ parece mucho más lejana que apenas 4 o 5 años. Y, sobre todo, hay una evolución notable en sus letras.

Angel juega en ellas, como decía al principio, a exponer las contradicciones propias de un/a amante desesperado/a hasta lo inquietante (“No voy a colgar esta vez, no voy a rendirme esta noche. (…) Si te parece que no me ves alrededor, da otro vistazo” -‘Shut Up Kiss Me’-), ansioso/a por que una persona le corresponda para después huir (‘Intern’), dibujando el enamoramiento como una dolorosa maldición (“el cielo me golpea cuando veo tu cara” -‘Never Be Mine’; “Cuando estás a mi lado, una parte de mi muere” -‘Give It Up’-). Quizá, en esa dicotomía sobre amor a otro y amor propio, el mensaje más poderoso esté en ‘Woman’: “Y podría respirar por ti / (…) / dime qué no podría hacer / dime que el amor no es verdad / te desafío a entender / lo que me convierte en mujer”. Una frase muy dramática, casi folclórica, que casi podemos imaginar en voz de una Rocío Jurado.

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Su estructura, tan polarizada, hace que su asimilación y disfrute sean menos amables de lo que nos gustaría, pero indudablemente ‘My Woman’ es un sólido paso adelante de una artista que ya se aventura como una de las voces más personales e interesantes de nuestra era. Con apenas 29 años, continúa en pleno crecimiento.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Sister’, ‘Shut Up Kiss Me’, ‘Intern’, ‘Those Where The Days’, ‘Woman’.
Te gustará si te gustan: Cass McCombs, Sharon Van Etten, Mazzy Star.
Escúchalo: Spotify
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