ANOHNI, autora del controvertido ‘Hopelessness‘, ha hablado en The Creative Independent sobre varios asuntos relacionados con su música y trabajo plástico, la industria de la música o el capitalismo en Estados Unidos.
De manera interesante, la artista se ha quedado a gusto arremetiendo contra Apple, que pagó el vídeo de ‘Drone Bomb Me’ protagonizado por Naomi Campbell, pues opina que el único interés de la empresa es el dinero y labrarse una buena reputación a costa del trabajo de los artistas a los que promociona. ANOHNI recuerda que aceptó trabajar con Apple porque solo esta multinacional podía pagar un vídeo digno para la canción que llegara a un mayor número de gente. «Nadie cobró por ese vídeo», asegura; «se hizo básicamente gratis para hacer un producto que, después, estábamos obligados a alquilar exclusivamente a Apple por una pequeña porción del dinero que habría hecho si el vídeo se hubiera diseñado como un anuncio, que es lo que era, pero no quise admitirlo en aquel momento».
ANOHNI explica que el proceso de colaboración entre Apple y los músicos pasa por que estos entreguen a la empresa su imagen y su poder de decisión. «Pon que el enfoque de tu música es la justicia social, la justicia es una gran parte de tu marca. Haces algunas actuaciones en la tele y ganas un montón de seguidores en Twitter. Tan pronto como consigas suficientes seguidores en Twitter, las empresas llaman a tu puerta pidiendo usar tu marca, a la que después pueden dar la vuelta y usar como feromona para vender sus productos. Utilizas este dinero para hacer un vídeo y pagar los costes de grabación de tu disco, pero ahora tu disco tiene un logo de Nike o Apple atrás. ¿De verdad queremos ser imagen de estas multinacionales?»
Para ANOHNI, a Apple le interesaba particularmente trabajar con una artista como ella porque su trabajo es profundamente político y eso daba buena imagen a la marca. «Que Apple trabaje conmigo crea este falso aura de que Apple es transgresor, de que está al lado de los artistas, de que son disidentes e innovadores, de que son amigos del medio ambiente y de que se preocupan de la gente y de las comunidades cuando, en realidad, son el McDonalds de la alta tecnología de consumo cuya riqueza se ha extraído mayoritariamente de la que alguna vez fue una industria de la música biodiversa».
La artista comparte asimismo una interesante reflexión sobre el modo en que Apple ha promocionado la piratería a su favor. «Han jugado con nosotros, es la verdad. Es destino manifiesto. Y a los consumidores se les ha convencido convenientemente de que pagar a los músicos por sus grabaciones es un timo. Todo el mundo ha mordido la Manzana y ya nadie relaciona el hecho de que ya no se gasta dinero en música con el hecho de que [la gente] está dando todo su dinero a las empresas que fabrican las máquinas que los consumidores utilizan para robar esas grabaciones. Nadie se para a pensar en esta ecuación y, si la mencionas, te arriesgas a ser condenada al ostracismo».