Cigarettes After Sex / Cigarettes After Sex

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Cigarettes After Sex / Cigarettes After Sex

cigarettesaftersexHace una semana me acordé de Cigarettes After Sex cuando lo que estaba sonando eran ‘Last Friday Night’, ‘Sax’ o ‘Cheap Thrills’: fui a una fiesta en una casa, y le preguntaron al anfitrión si había hecho una playlist para la ocasión, a lo que él respondió que no, que eran las recomendaciones personalizadas de YouTube. Me acordé del grupo porque debe estar agradeciendo la existencia de ese sistema (al cual le agradezco yo haber descubierto a Kiddy Smile), ya que, en gran parte debido a él, ha pasado de ser un pequeño grupo de Brooklyn a tocar en festivales internacionales, como contaba mi compañero Raúl Guillén, presentando en sus actuaciones tanto los temas sacados en estos años como los pertenecientes a su primer EP, titulado de forma homónima (al parecer, esta simplicidad es un intento de la banda para desnudar las ideas hasta capturar su esencia). Ya habían sacado un LP en 2012, pero ha sido en los dos últimos años cuando su popularidad ha crecido, de forma lenta pero constante, con millones de visitas a muchos de sus temas en YouTube, especialmente ‘Nothing’s Gonna Hurt You Baby’, que lleva casi 60 millones de reproducciones en dicha plataforma (!).

Ante este panorama, era esperable que la banda tomara cero riesgos en su debut frente al gran público y, sí, no hay apenas variaciones entre lo que encontrábamos en el EP o en ‘Affection’ y lo que encontramos en este ‘Cigarettes After Sex’. Greg González, líder del grupo, defiende que su intención con este disco no era ser ecléctico sino más bien refinar lo que considera su estilo actual, apuntando mejorar las letras como principal reto, y puede decirse que lo ha conseguido: lo que escribe contribuye a la creación de atmósferas tanto melódicamente como a nivel textos, personajes e ideas cargadas de belleza (el “said you wear a perfume for each city you visit / so you can always remember how it felt to be there” de ‘Truly’ sería una de ellas).

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El disco se abre con la sugerente (realmente, ¿cuál no lo es?) ‘K.’, donde la andrógina voz de González se dedica a capturar el proceso por el que lo que en principio eran polvos esporádicos pasaron a ser algo más. Aquí, como en el resto del disco, González arrastra las palabras como quien cuenta un cuento, el cuento de cómo poco a poco fue siendo consciente de ese cambio (“and I’m kissing you lying in my room / holding you until you fall asleep / and it’s just as good as I knew it would be”, “think I like you best when you’re with me / and no one else…”); y, al igual que en el resto del disco, la temática es el romanticismo que existe tanto en una relación de pareja, como en un no strings attached, como en el sexo en sí, del que habla sin tapujos, a veces incluso con un toque de humor (ese “you’re the patron saint of sucking cock” en ‘Young and Dumb’). De hecho, una de las tesis del álbum parece ser cómo encuentros sexuales que en principio no tendrían que ser significativos sirven para conocer a la otra persona, para descubrirse también a uno mismo y para encontrar comodidad y conexión emocional con el otro… que, muchas veces, acaba llevando a más, como ejemplifica uno de los puntos fuertes, ‘Sweet’.

Dicho tema recuerda a lo que escondía el “me atrevo a contarte que yo no puedo ser tu amante” de ‘Emborracharme’, y no por incluir un vídeo (caliente) enviado por móvil, sino por describir ese momento en que el autor saca valentía de donde puede y admite que está pillado hasta las trancas, que le encanta su cuerpo pero más sus ojos, que le encanta que le envíe «nudes» pero más verle sonreír… para culminar con un precioso -o preocupante, según la forma de verlo- “and I will gladly break it / I will gladly break my heart for you”. También destacan sobre el conjunto de canciones la nostálgica ‘Sunsetz’ (con un comienzo parecido al de ‘Mad Sounds’), que explora relaciones pasadas como lo hace también el single ‘Each Time You Fall In Love’, la ya conocida ‘Apocalypse’ (rimar esta palabra con “lips” puede ser cómico o sexy, aquí es ciertamente lo segundo) o también ‘Opera House’, que por momentos recuerda a la versión que hicieron A Camp (el otro proyecto de Nina Persson de The Cardigans junto a su marido) de ‘The Bluest Eyes in Texas’, y su “si abandonase el amor sería un hombre sin sueños” se une a la romantización de la que hablamos en ‘Sweet’, y que convive en el álbum con el cinismo que hay también presente.

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El dream pop que cubre todo el disco sigue la estela de Slowdive, Beach House, Mazzy Star e incluso, si me lo permitís, del trabajo de Lana y Dan Auerbach para ‘Ultraviolence’ (y no por el “got the music in you baby” de ‘Apocalypse’: ‘Flipside’ por ejemplo podría estar en este tracklist sin desentonar), contribuyendo a crear una atmósfera con bastante poder para atraparte durante lo que duran las diez canciones. Como decíamos al principio, es cierto que al disco se le puede reprochar su uniformidad; las canciones se parecen tanto que a veces da la sensación de estar ante una canción larguísima con diferentes partes. Pero yo no esperaba (ni deseaba especialmente) otra cosa en la que, si lo pensamos, es su carta de presentación oficial: ya habrá tiempo de experimentar en próximos discos. También hay quien, en un sentido parecido, cree que su tendencia al ambient es tan clara que te puedes dormir escuchándolo (supongo que es la versión extrema del “una atmósfera que te atrapa”). Pero González no ve esto como algo negativo; al contrario, aprecia que sus canciones puedan transmitir eso a quienes las escuchen: “nunca he tomado drogas para dormir, siempre he usado la música”. ¿Y qué más quiere transmitir? “Espero que se sientan entendidos. Espero que haya un sentimiento de empatía, lo cual es de las mejores cosas que la música puede propocionar. Un sentimiento de que no estás solo”. Nothing’s gonna hurt you, baby.

Calificación: 8,2/10
Lo mejor: Apocalypse, K, Sweet, Sunsetz
Te gustará si te gusta: Mazzy Star, Slowdive, la Lana de ‘Ultraviolence’, Beach House, Massive Attack, las atmósferas cuidadas en general, mirar por la ventana del bus en viajes nocturnos a otra ciudad, David Lynch, quedarte pensando en nada y en todo después de… jugar al parchís.
Escúchalo: Spotify

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