Pros y contras de ‘Wonder Woman’, la mejor película de DC desde ‘El caballero oscuro’

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Pros y contras de ‘Wonder Woman’, la mejor película de DC desde ‘El caballero oscuro’

wonderwomanDespués de casi diez años acumulando fiascos (que no fracasos), la mayoría a cargo del grandilocuente Zack Snyder (aquí en labores de productor y guionista), DC ha recuperado su credibilidad artística de la forma menos esperada. La que prometía ser la ‘Catwoman’ de esta década se ha convertido sorprendentemente en su Batman. Es posible que después de ‘El hombre de acero’, ‘Batman v. Superman’ y, sobre todo, ‘Escuadrón suicida’, el nivel estaba tan sumamente bajo que cualquier película de DC/Warner que no dé ganas de tirar las palomitas a la pantalla nos parezca una obra maestra. Puede ser. O puede ser que ‘Wonder Woman’ sea, por méritos propios, el blockbuster de este verano. Estos son los pros y contras de la película:

Lo mejor de ‘Wonder Woman’

1. Su falta de (falsa) trascendencia. ‘Wonder Woman’ es ligera como un yogur desnatado, pero sabrosa como los que llevan trocitos. Patty Jenkins le ha quitado toda la grasa visual y narrativa que engordaban las películas de Nolan (colesterol bueno) y Snyder (colesterol malo), y que estreñían tanto a sus personajes (siempre con un rictus de mal evacuar), y la ha dejado fina y fibrosa como el cuerpo de Gal Gadot. La película es tan intrascendente, desprejuiciada y naif que parece hecha en los 80.

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2. Gal Gadot nos atrapa con su lazo luminiscente. Aunque, como ha comentado Elena Anaya, los productores lo intentaron, la Mujer Maravilla que encarna la escultural actriz israelí (¡menudo acierto de casting!) no ha acabado convertida en una Lara Croft de grandes tetas o en una Catwoman en permanente estado de celo. Y es de agradecer. Unos pechos digitales bamboleantes no nos hubieran dejado ver el enorme encanto y fuerza que desprende el personaje, ni escuchar su irresistible acento. Con la faldita ya es más que suficiente. Eso sí, la distancia que hay entre el objeto sexual y el tan cacareado icono feminista sigue siendo más grande que la que hay entre Londres y Temiscira.

3. Los personajes secundarios. En un momento de la película, el personaje que interpreta Chris Pine dice que ha traído “novelas de Edgar Rice Burroughs para todos”. Y eso es precisamente lo que consigue la directora y los guionistas rodeando a Diana de personajes como el espía romántico, el equipo de perdedores, la risueña secretaria, el supervillano (cuya identidad tiene sorpresa, aunque sea demasiado fácil de adivinar), y una entregadísima Elena Anaya como Doctor Veneno (con una máscara a medio camino entre ‘La piel que habito’ y el señor Harrow de ‘Boardwalk Empire’): insuflar espíritu pulp y hondura dramática al más sofisticado exhibicionismo CGI.

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4. Patty Jenkins. El hecho de que hayan confiado a una directora con tan solo un largometraje en su haber (‘Monster’) el rodaje de una superproducción de 150 millones de dólares no debería ser noticia. Pero lo es. Y muy relevante. El merecido éxito de ‘Wonder Woman’ puede contribuir a una diversidad de género (y, por tanto, de miradas) que debería convertirse en la gran revolución que Hollywood está necesitando. Y es que el indie le lleva ya quince años de ventaja: Sofia Coppola, Kelly Reichardt, Debra Granik, Andrea Arnold…

Lo peor de ‘Wonder Woman’

Su última media hora. Más que un enfrentamiento entre dioses, el estruendoso y convencional clímax final parece un pelea entre dos conceptos estéticos y dramáticos, entre Jenkins y Snyder. Gana el segundo, claro, para eso es el productor. Pero la victoria moral se la lleva la primera. ¿Para cuándo un final de una película de superhéroes que no se parezca a todos los finales de las películas de superhéroes? 8.

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