Joana Serrat / Dripping Springs

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Joana Serrat / Dripping Springs

La travesía artística de Joana Serrat dice mucho de quién es. Tras obtener el reconocimiento que merecía a la cuarta, con un ‘Dear Great Canyon’ lanzado por El Segell del Primavera Sound en 2014, y refrendado por un sensacional ‘Cross the Verge’, publicado también por la firma británica especializada en americana Loose Music, la cantautora de Vic ha fundado el sello Great Canyon Records –desde el que ya ha lanzado, entre otros, a Marta Delmont, Murdoc o Matthew McDaid– para emprender su propio camino. Y así, sobre ese doble soporte discográfico (particular e internacional), ha puesto en el mercado ‘Dripping Springs’, su sexto trabajo: el cuarto en cinco años. Un álbum lleno de nostalgia que funde, en el crisol del americana, todo el folk, el pop, el dreampop y la narrativa lírica de carretera que la catalana lleva en sus alforjas.

Resulta especialmente meritorio que en un disco en el que han participado tantas diversas personalidades musicales –Israel Nash como productor, los hermanos Joey y Aaron McClellan, Eric Swansony, Josh Fleischmann, Dave Simonett (líder de Trampled By Turtles), Dennis Love (pedal steel guitar en Futurebirds) y el ingeniero Ted Young (ganador de un Grammy con The Rolling Stones) en la grabación y posterior mezcla–, registrado en el rancho-estudio del primero en Tejas (en la ciudad que le da título), se imponga tan claramente la horma de Serrat. Su universo melódico y su voz de cristal fino lo dirigen todo, dibujando en cada tema acuarelas de naturalezas y paisajes vivos, de cromatismo cambiante y con un grado de ensoñación siempre bastante elevado. Como si todo fuera un poco parte de un sueño bucólico perdido en algún punto de la América rural.

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Aunque esa sensación va ganando peso a lo largo del disco, ‘Dripping Springs’ arranca fibroso y nítido con el discurso nostálgico, frío y solitario de ‘Western Cold Wind’, una pieza de country-pop apesadumbrada que se va envolviendo majestuosamente en intensidad; con el trote aligerado y resignado de ‘Lost Battles’ –“I was losing my own battles / You were one of them / (…) Now that it’s all over I see / I could only win by your side”–; y con el positivismo autoimpuesto de ‘Trapped In The Fog’, canción que describe a la perfección la trampa que es saber, desde lo más profundo de tu foro interno, que no quieres ni puedes olvidar. La forma en la que canta “You knew / How much I wanted to be with you” es preciosa y desgarradora.

Es a partir de entonces cuando crece la niebla. Desde el inicio minimalista de ‘Unnamed’, que emerge desde cierto maldito infierno de soledad para convertirse en sueño volátil, hasta el cierre plenamente onírico y mecido de ‘Keep On Falling’ –que acaba por todo lo alto–, el sol parece que desaparece tras la bruma, pero apenas lo echamos de menos. Aceptamos la tristeza. ‘Farewell’, corte country-chill lo-fi, funciona junto a la intensa ‘Shadows of Time’ como perfecto epicentro de un disco que va, precisamente, sobre las despedidas; ‘Candles’ como ese fondo de desesperanza tan necesario para realzar el vuelo –“Cause outside / The land is dark / And there’ll be no candles / To hold a light”–; y ‘The Garden’ como la flotación inerte de quien ya no siente nada.

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No obstante, quedan rayos de esperanza y optimismo entre las líneas maestras del final de ‘Dripping Springs’. ‘Come Closer’ rebate el momento abatimiento de ‘Candles’ con una preciosa y energética descripción de lo que ha de ser un nuevo amor: lento, seguro y curativo. Y ‘Walk in Sin’, ya sin la pesada carga del amor ciego, pone a los pecadores y las víctimas cada una en su correcto lugar.

Con este son ya demasiados aciertos de la vigitana como para que pase desapercibida. Su travesía es la de la independencia, la de la comunión entre músicos, la de la búsqueda de algo genuino; algo que no suele encontrarse en el camino del mainstream. Pero manteniendo el nivel de sus dos predecesores, ‘Dripping Springs’ debería situar a Joana Serrat como referencia indiscutible del estilo americana en nuestro país.

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Calificación: 7,8/10
Lo mejor: La carga nostálgica de ‘Western Cold Wind’, ‘Unnamed’, ‘Candles’ y ‘Keep On Falling’, y el chute energético y moral de ‘Come Closer’
Te gustará si te gustan: los clásicos del country y el folk-rock, y el «sonido» de los rayos de sol filtrándose entre la niebla en el campo
Escúchalo: Spotify

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