¿De verdad necesita el mundo un ‘Cancionero ilustrado’ de Dorian? ¿No es lo mejor del grupo su gusto para las melodías pop y esas producciones synthpoperas, que resultaron más atemporales de lo que parecía en los 80, y casi nunca sus letras? En algún momento de la historia antes de Genius y sites de letras más cutres, era habitual encontrar en las librerías decenas de libros con letras impresas, comentadas y traducidas de gente como Bob Dylan, Leonard Cohen… y son bastante recientes los libros con letras de gente como Nick Drake o Joy Division. ¿Pero están las del grupo español a la altura? Seguro que Marc Dorian no ha querido compararse con ninguno de los cantautores citados ni tampoco con un Ian Curtis siempre al borde del precipicio, aunque este ‘Armas para volar’ que ha editado el grupo junto a ilustraciones de Mihepu, Lucía Inthesky, Lacabezaenlasnubes y Crajes incluye como coartadas intelectuales a autores como Pablo Neruda, Malcolm Lowry, Borges, Kundera, Proust, Cervantes o Cela (nada menos), supuestamente inspirando las composiciones de Dorian.
Valga como curiosidad, pero no es lo mejor de este libro en el que dicen estar contando cosas que nunca han contado a la prensa. Lo mejor del libro es su función autobiográfica en particular y, por extensión, indirectamente, el relato del renacer de la industria musical española tras una crisis económica mundial que por supuesto dejó a la música de nuestro país en cueros, afectada donde más por la piratería. Dorian no se meten en el jardín de la piratería, por supuesto, pero sí hablan en los textos que acompañan a cada letra de las enormes dificultades que pasaron para salir adelante, de cómo tuvieron que colarse en despachos de sellos para que se escuchara su música, y sobre todo de cómo tuvieron que alternar conciertos agotadores en fin de semana a los que no iba a verlos nadie, con sus trabajos «de verdad», en medio de una industria que no podía resultar más precaria… ni estar más perdida estilísticamente. Nada que incluso Vetusta Morla o Love of Lesbian desconocieran durante la década pasada, antes de que la influencia de Youtube y Spotify fueran lo que son hoy, y de que los festivales se llenaran de lo que se conoce ahora como grupos indiemainstream.
Esta última cualidad es tratada en el libro indirectamente cuando Marc relata las dificultades que tuvieron Dorian para encajar en la escena barcelonesa más esnob (a algunos nos costó creer en su momento que la banda fuera realmente catalana). Después de aquel absurdo «o eres el más indie del lugar o eres indignamente comercial», por suerte cada vez más superado, Dorian tuvieron que lidiar con el chascarrillo de que jamás volverían a tener un éxito similar al de ‘A cualquier otra parte’. Recuerdo que un compañero de redacción, aun teniendo claro que aquello era una de las mejores canciones de 2006, llegó a decir que menudo «golpe de suerte» habían tenido. Marc relata cómo aquella (im)presión implicó su retiro entre símbolos inequívocos de depresión y adicción a las drogas, superadas con ayuda de amigos -uno de los pilares de las canciones de Dorian- y música.
Dorian dicen aquí que todas sus canciones «hablan, de un modo u otro, de la necesidad de arañarle algo de vida a la muerte», y contemplando lo mucho que recurren al carpe diem o a Dios, es obviamente cierto, pero si al final ‘Armas para volar’ es un libro necesario no lo es tanto por hacer brillar las letras sencillas de Dorian o sus ilustraciones ad hoc, sino para destacar lo variadas y tan de su tiempo que han sido (‘El futuro no es de nadie’ se presenta, por ejemplo, como un acertado precedente de la crisis política, social y económica que estalló en 2008) y sobre todo la evolución de la banda. Si reescuchas estas canciones en el orden cronológico planteado es imposible que no te des cuenta de cómo ha mejorado el grupo desde ‘Solar’ a ‘El temblor’ y ‘El sueño eterno’. 7. Disponible en Amazon.